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 Verbitsky y Cristina: De sabios es rectificar.

Horacio Verbitsky comete pocos errores, y que los rectifique es toda una novedad que apareja buenos augurios porque me permite abrigar esperanzas de que se decida a atacar la piedra basal del encubrimiento en el caso de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, esto es, la existencia de camionetas-bomba y conductores suicidas. Y hasta que (hoy me levanté optimista) él y Cristina reconozcan que haber firmado (o no haber cuestionado, cosa que elípticamente hizo Verbitsky al entrevistar a Gabriel Levinas, quien, todavía más que su actual jefe Lanata, denunció la inexistencia de aquellos supuestos vectores) aquel informe de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Investigaciones de ambos atentados que ella integraba, fue un error… que se puede enmendar… Aunque en este caso conviene tener en cuenta que provocará reacciones acaso peores que la firma del memorando con Irán.

Vamos al punto: No recuerdo que María Laura Avignolo (colega que, independientemente de su pensamiento político, siempre fue una excelente compañera, y cuya partida a Europa lamenté) se haya casado formalmente con Juan Bautista “El Tata” Yofre, pero si es cierto que ambos fueron pareja por años, y que su separación coincidió con el nombramiento de Yofre como jefe de la SIDE por Menem. Recuerdo que ella me dijo por entonces, visiblemente indignada, que le había preguntado muchas veces a Yofre si era de los servicios, que él se lo había negado y que ella le había creído.

La separación de María Laura y El Tata fue de campanillas, y con episodios que quizá ella quiera algún día narrar. Baste adelantar que Yofre la hizo seguir por el teniente coronel Pascual Guerrieri, hoy convicto por haber sido el jefe del ccd conocido como “La quinta de Funes”, en Rosario, y que ella, dándose cuenta, lo encaró y tuvo largas conversaciones con él.

Periodistas y servicios

En el 2000 fui invitado formalmente a sumarme a La Historia Oficial. Quienes me lo ofrecieron, del más alto nivel de “La Casa”, argumentaron que, tal como era evidente, la práctica totalidad de los periodistas la sostenían, y participaban así de “la cadena de la felicidad” que suponía para comenzar contar con acceso a materiales exclusivos, y me adularon diciéndome que tenía el enorme mérito de haber embocado a Albertito Jacinto Kanoore Edul (que está vivo, el que murió hace unos años fue su padre homónimo) cuando Chiche Gelblung nos cruzó sin que él ni yo lo supiéramos previamente en los viejos estudios de Canal 9 de la calle Castex. Acosado a preguntas por mi, Edul se puso a llorar y a farfullar y en esas circunstancias admitió por primera vez (no lo había hecho en el juzgado de Galeano) haber llamado a la casa de Carlos Telleldín.

-Lo que queda ahora es averiguar cómo fue que Edul pasó la Trafic a los iraníes…- dijo el alto agente que estaba acompañado por quien sería uno de los redactores de la acusación contra altos funcionarios persas.

  • Vos sabés bien que no hubo ninguna Trafic bomba- respondí, molesto.
  • En tu libro (Amia, El Atentado, publicado en 1997) no decís eso…

  • (Luis) Dobniewski (el abogado de la AMIA) me daba material sesgado, lo que quería darme, y me indujo al error. De todas maneras, puse en primer plano el volquete… y de sabios es reconocer los errores y rectificarse.

  • Te vas a desacreditar…

  • Si transara en desviar las investigaciones de un asesinato múltiple como este nunca más podría mirarme al espejo, y si un periodista, por no rectificarse, persiste a sabiendas en el error, es un periodista indigno- cerré esa parte de la conversación, que derivó y se diluyó luego en aspectos secundarios de la causa.

No doy el nombre de estos agentes, que siguen en actividad, y no sólo por cumplir la ley, ni por respeto al secreto profesional. No lo haría de ningún modo porque soy de los que creen que es necesario contar con un servicio de informaciones (qué es como se llamaban antes, antes de que la palabra “inteligencia” fuera pervertida) al servicio de la Nación (de la república, si prefieren) y de sus autoridades democráticas. Y todo porque albergo algunas esperanza de que esta vez haya no sólo una purga sino también una profunda reestructuración de la Secretaría de Inteligencia, una reestructuración que la ponga patas arriba y que desmienta a súbitos contreras como Miguel Bonasso, que opina que todos sus miembros, tirios y troyanos, “son de la CIA”. ¡Esperemos que subsista algún espíritu nacional y latinoamericano en alguna parte!

Han pasado 15 años de aquello. En todo ese tiempo he visto a abogados y periodistas que transaron con la mentirosa Historia Oficial enriquecerse. Como le advertí recientemente a Verbitsky, no admito que me comparen con ellos.

Un caso claro

Por ejemplo, con Roman Lejtman, uno de los periodistas que cubrieron inicialmente el atentado a la AMIA para Página/12. Lejtman siguió una línea coherente de encubrimiento, tanto en el caso del atentado a la Embajada de Israel como en el de la AMIA. Autor de un libro sobre las narcovalijas del Yomagate que me parece claramente negociado con la familia Yoma (y tengo muchos motivos para pensar que ese trasiego de maletas Samsonite repletas de dólares provenientes del narcotráfico restuvo en la base del ataque a la Embajada de Israel), Lejtman fue parte de la maniobra piloteada por Hugo Anzorreguy y Carlos Corach para desviar las investigaciones del atentado a la AMIA, reemplazando a los sirios e hijos de sirios vinculados a la familia política que aparecían como sospechosos de haber instigado e incluso financiado los bombazos, y a los policías federales que aparecían involucrados no sólo en la destrucción de evidencias y el sembrado de “pruebas” falsas, sino en las mismas maniobras preparatorias a la detonación de las bombas.

Está acreditado que Lejtman iba a firmar como autor de un libro en el que Telleldín diría toda “su” verdad, es decir el libreto acordado con el juez Galeano, elaborado trabajosamente antes entre Telleldín y una enviada de Corach, la jueza María Luis “La Piru” Riva Aramayo, de modo de justificar y blanquear el pago de 400.000 pesos/dólares a Telleldín pàra que acusara falsamente al comisario Juan José “El Lobo” Ribelli y a su banda de polidelincuentes bonaerenses. La estratagema se vino abajo cuando los responsables de la editorial advirtieron que nadie creería que se le pudiera pagar a Telleldín una cifra que ni siquiera Gabriel García Márquez podría soñar que se le pagase en Argentina.

Como Nisman, Lejtman tuvo mucha suerte de no ser procesado y no estar sentado en el banquillo de los acusados.

Aunque no pudo hacer aquel libro, Lejtman si hizo un docudrama que recoge fielmente la Historia Oficial pergeñada entonces y sostenida a ultranza por el infortunado Nisman hasta el último aliento: que había unos iraníes muy malos cuyo jefe era el agregado cultural iraní que organizaron la llegada de un libanés suicida y le dieron una camioneta cargada de explosivos para que se estrellara contra la AMIA. Un documental que parece dictado por el Mossad y el Shin Beth y que obviamente contó con su auspicio ya que en él aparecen (aunque sin ser identificados) dos oficiales israelíes que dicen haber encontrado entre los escombros de la AMIA el pedazo de block de motor numerado que, otra vez dicen, habría conducido la investigación a Telleldín… que ya tenia su teléfono intervenido de antes.

Mientras se ignoran buenos documentales como AMIA 9.53 (que hice con Cuatro Cabezas y se emitió una sola vez por Telefé en julio de 2006), AMIA, La causa (que hizo el finado Carlos De Nápoli con Ánima Film y se dio por Canal 7 y el History Channel en 2009) y el más reciente AMIA repetita, de la francesa Marie Poumier (y algún otro, como el que hice para un programa que conducía Embon en Canal 7 en el 2000), el canal América 24 pasa casi son solución de continuidad el mentiroso docudrama pergeñado por Lejtman y los servicios de aquí y de allá. América TV, de Daniel Vila, José Lus De Manzano y Francisco De Narváez, es sabido, respalda las pretensiones presidenciales de Sergio Massa, quien, como Nisman, recibe instrucciones en La Embajada.

Volviendo al principio

Estaba terminando esta nota unplugged, en un lugar de la costa argentina al que los diarios capitalinos llegan al mediodía, cuando me llamó un amigo desde Bariloche y me advirtió que Verbitsky había vuelto a nombrarme, en un recuadro de su nota dominical. Es así, y el buen augurio comienza lentamente a materializarse.

Transcribo el recuadro, que Verbitsky tituló “La Traffic” así, con doble efe:

Uno de los interlocutores de Khalil escuchados por Nisman dice: “Si se cae la Traffic, olvidate, se cae todo…no solamente se cayó sino que se da vuelta”. Sin duda, los iraníes están interesados en objetar la versión de una camioneta de esa marca cargada de explosivos. Pero no sólo ellos. Por lo menos cuatro periodistas que investigaron el tema y no tienen la menor inclinación hacia el régimen de los ayatollahs sostuvieron que no existió tal Traffic. “La teoría de la Traffic explosiva no se sustenta en ninguna constancia seria”, sostuvo Gabriel Levinas, quien contratado por Rubén Beraja informatizó y analizó la causa. A una conclusión similar habían llegado pocos meses después del atentado los periodistas Jorge Lanata y Joe Goldman, ex corresponsal de la cadena ABC, en su libro Cortinas de humo. Según Levinas, el juez Juan José Galeano desistió en forma voluntaria de investigar aquellas pistas que llevaban a personas allegadas al presidente Carlos Menem, como el ex presidente del Centro Islámico, Nassib Haddad, propietario de la empresa que depositó un volquete en la puerta de la AMIA minutos antes de la explosión y a los funcionarios de Fabricaciones Militares que mintieron sobre la compra de amonal por Haddad y su hijo Javier. En la misma dirección, del encubrimiento orientado políticamente, apunta el libro El Atentado, del periodista Juan Salinas.

¡Que fuerte! El timo de la camioneta-bomba, parece haber empezado a caerse. Que conste que el primero en ponerlo en jaque fue el finando De Nápoli, y que el más empeñoso en la tarea fui yo, que escribí decenas de artículos sobre este tema.

Una precisión imprescindible: Nassib Haddad y su hijo, que fueron detenidos a pedido de siete fiscales, entre ellos Mullen, Barbaccia, Nisman y el ahora controvertido Yrimia, no son musulmanes sino católicos maronitas. Entraron vociferándolo al ser detenidos al disuelto Departamento de Protección al Orden Constitucional (DPOC) como si ello fuera un salvoconducto. Y a pesar de que estaba claro que habían comprado diez toneladas de amonal (el explosivo utilizado en la AMIA) y no pudieron justificar su utilización, fueron liberados liberados de inmediato luego de el juez Galeano concurriera citado a una reunión en la Casa Rosada por el ministro del Interior Carlos Corach, reunión en la que también participó el jefe de la Policía Federal, comisario general Juan Adrián Pelacchi, como expliqué en la extensa nota de tapa del último número de la legendaria revista Humor, en 1999. Aqui, una breve síntesis.

Telleldín, que estuvo con los Haddad las escasas horas que pasaron en el DPOC comentaría jocoso que además de su catolicismo invocaron todo el tiempo su relación con la familia presidencial.

 

 

 


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9 comentarios

  1. beto, recuerdo que el proprio yofre comento que maria laura abrio el armario y cargo las valijas y se marcho cuando le comento que trabajaria con menem eso esta publicado en algun lado aferrari

  2. Juan, el documenal AMIA 953 no puede verse en el link al que referís. ¿Es posible subirlo nuevamente? muchas gracias!

  3. Querido Beto, todo el mundo me tenía las bolas llenas con lo de Nisman, cuando yo les digo es más de lo mismo. Arto ya de estar arto ya me cansé y dije voy a poner el nombre de Beto en Internet a ver que sale, bueno salió tu blog que desconocia, felicidades, seguramente lo voy a consultar cada muerte de obispo ya que sigo tu consejo de una vez que nos encontramos el la calle Florida, me dedico a la música y la direción teatral que me hacen feliz. Un fuerte abrazo

  4. Hola, fue un placer escuchar la entrevista que te hizo Victor Hugo, la mención que hizo de vos en Bajada de línea, las alusiones de HV, en suma, que aparezcan tu nombre y tus argumentos a propósito del caso Nisman. Pocos periodistas deben saber tanto como vos del atentado a la AMIA, y es un orgullo que hayas persistido en la verdad aunque te cueste tanto ninguneo, un abrazo

  5. Hola, muy buena información, recién empiezo a interiorizarme en las cuestiones más espinosas del caso AMIA, no sabía eso de la no existencia de la trafic-bomba… mi conocimiento en explosivos no es profundo, siempre pensé (haciendo comparaciones por la destrucción) que la bomba de la AMIA era similar a la bomba del atentado de Oklahoma. ¿Cuál sería la diferencia?

  6. Javo, la diferencia más evidente entre ambos atentados es que en Oklahoma si se hallaron restos del camión bomba utilizado. Amén de que los autores fueron rapidamente identificados y capturados

  7. Excelentes artículos sobre la podredumbre en que está sumido el caso AMIA. Hoy te escuché con Víctor Hugo y desde entonces no he dejado de leer una y otra nota. Con respecto al documental, no fue fácil encontrarlo… parecía que se lo hubiera tragado la tierra. Te mando el link de youtube donde finalmente lo encontré :https://www.youtube.com/watch?v=oYHaVU493UM. Subido por Ignacio Montes de Oca. Un abrazo

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