LA JAURÍA, por Dardo Castro

Compartí

Hace mucho que no leía un texto de Dardo. Se lo extrañaba.En la foto, es el de la derecha..

Dardo a la derecha

La jauría

jauria

Dice Roberto Baschetti en un breve texto titulado “El diario La Nación”: “La reconciliación (de La Nación) con la democracia como régimen de representación política se produjo tanto por el desastre provocado por los militares como por el hecho de que por primera vez, en 1983, el peronismo resultó derrotado en elecciones libres. Luego, en 1989, la transformación ideológica representada por Menem al volcarse al liberalismo económico completó las condiciones para que se profundizara el cambio de perspectivas ideológicas de los sectores liberales-conservadores”.

Pero el amor a la democracia de la “tribuna de doctrina”, como definió al diario su fundador, Bartolomé Mitre, no ha resistido ninguna situación de avance de las fuerzas populares, hasta el punto que, de manera abierta o apenas encubierta, ha amenazado o denigrado a gobiernos, parlamentarios, jueces y funcionarios cuando no convenían a los intereses que representa.

JAURIA-DE-PERRO-680x365

Entonces, el maquillaje democrático de La Nación se deslíe como el de Dirk Bogarde en Muerte en Venecia, y aparece el verdadero rostro de un medio que ha sido protagonista y sostén ideológico y político de todos los genocidios, desde la aplicación sistemática de la tortura y la muerte por degüello a los caudillos del interior perpetrados cuando gobernaban Mitre y Sarmiento, pasando por la Guerra del Paraguay y la Conquista del Desierto, hasta las sucesivas dictaduras de Uriburu, Onganía-Lanusse y la cívico-militar de 1976, cumbre del saqueo y la depredación. Su matriz de sangre y represión se consolidó con la apropiación de Papel Prensa juntamente con Clarín, valiéndose del Terrorismo de Estado impuesto por la dictadura.

Degola

Muy tempranamente desde la asunción de Mauricio Macri, La Nación lanzó una campaña a favor de la amnistía a los genocidas, que sigue sosteniendo con la evidente complicidad del gobierno macrista, la cúpula radical y buena parte de la justicia. Y hace unos días, La Nación anunció con beneplácito que Macri maquina una “renovación” de la justicia, consistente en desplazar al “camporismo” y nombrar jueces y fiscales que ayuden a “despolitizar la Justicia”. En ese mismo contexto, La Nación publica la lista de jueces y fiscales (coincidente con los que el gobierno de Macri considera “residuos del kirchnerismo”) de los que insinúa conductas o posiciones condenables, no importa su ideología política ni su solvencia profesional y científica, donde se mezclan en una forzada convivencia Casanello, Delgado, Rafecas, Slokar, la procuradora Gils Carbó y otros, todos ellos alineados según los intereses del gobierno y de la prensa de negocios, empeñados en un único mensaje: no hay ninguna culpa o responsabilidad que no provenga del gobierno que se fue. Incluso hombres de probada lealtad a esta estrategia, como el fiscal Marijuan, han sido amenazados con integrar la lista de réprobos porque los resultados de sus pesquisas no han sido los esperados por la jauría mediática.

El editorial del pasado domingo de La Nación, dedicado a denigrar a Zaffaroni, es parte de esta campaña restauradora, centrada en el punto más execrado por el diario de los Mitre, que es la política de derechos humanos y todo lo que ella significa hoy en términos de vigencia y permanente construcción de una democracia real e igualitaria.

No soy yo quien está en mejores condiciones de contrarrestar las mentiras y deformaciones groseras que el editorial de La Nación vuelca sobre Zaffaroni –pese a que, no sin cierto orgullo, me atribuyo su amistad–, hay abundante información periodística que desenmascara, una a una, las falacias de La Nación.

lanacion.com.ar

Compartí

Un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *