AMIA: Habla Carlos Telleldín en medio de una tempestad de interferencias

No tengo duda de que el Gobierno (auxiliado por la AFI, la CIA o la NSA) está interfiriendo las comunicaciones del campo nacional y popular. No se trata sólo de que la presentación de la Unidad Ciudadana por Cristina desde Mar del Plata por C5N se cortara en el momento más importante: antes de que el gobierno de Macri levantara unilateralmente a Telesur -una empresa en la que el Estado argentino participaba- de la grilla de la TDA, sus trasmisiones eran interferidas de todas las maneras imaginables (al igual que las de Russia Today, RT, pero en este caso Vladimir Putin amenazó a Macri con dejar de comprar cereales en Argentina, lo que obligó a Hernán Lombardi, previa consulta con su jefe, a retroceder en chancletas: la entrevista que le hicieron en Moscú para que admitiera entre dientes que RT seguiría pudiéndose ver por la TDA recordó –por la cara patibularia del Secretario de Cultura argentino– a los procesos de Moscú de los años ’30 del siglo pasado, cuando Stalin fusiló a troche y moche a sus competidores reales o presuntos, ya fueran intelectuales, coroneles o generales). Pero no se trata sólo de eso. Este fin de semana, las emisoras AM 740 (Radio Rebelde) y AM 750 (La otra Página) no pudieron escucharse por internet, pues las trasmisiones indefectiblemente se cortaban. Y, del mismo modo, tampoco se pudieron escuchar de manera diferida a través de youtube, ya que las granaciones hechas por radiocut.fm no solo se cortan, sino que además retroceden, volviendo su audición un trabajo penoso, sino directamente imposible. Pueden comprobarlo ustedes mismos aqui:

http://radiocut.fm/audiocut/guillermo-moreno-caros-telleldin-solo-la-verdad-aunque-te-duelamundo-judioatentadosdiaspora/

Por supuesto, no pienso que las interferencias se deban al caso AMIA sino a todos los pocos medios que el oficialismo  considera kirchneristas.

Y pongo la audición de La Voz y la opinión y no del que yo participo (El gato escaldado, con la conducción de César Litvin y Guadalupe Cuevas, los domingos de 6 a 10 en la AM750) porque mañana se cumplen 23 años de la volaldura de la AMA, y en su mayor parte el programa que conduce Daniel Schnitman estuvo dedicado a ello.

El plato fuerte fue una entrevista a Carlos Telleldín, como ustedes saben, el “cabeza de turco” de la causa, un delincuente polimorfo pero, hasta donde se sabe, incruento. Que hoy, después de más de una década de prisión (por otras causas, lo que se le escamoteó a la opinión pública) se recibió de abogado y trabaja como penalista. Presumo que ha de ser muy eficaz, como todos los que antes de ser bomberos fueron incendiarios. O a la inversa, como los que estuvieron implicados en la demolición de la AMIA.

Telledín está nuevamente sentado en el banquillo de los acusados en el juicio por el encubrimiento (de los asesinos) pero hay un consenso entre los entendidos acerca de que no hay manera de condenarlo… lo que no quiere decir que ello no pueda suceder.

En síntesis: Telleldín dijo que hay sobrados testimonios de que Rubén Beraja le ordenaba al juez Juan José Galeano que es lo que éste tenía que hacer y decir, que Galeano se reveló como un completo incapaz, y que está en el horno, al igual que los fiscales (lo que yo no creo, al menos no creo que estén tan en el horno como Galeano, entre otras cosas porque se me hace que si fuera así el Papa Francisco no los habría recibido ni se hubiera sacado una foto con ellos). Me parece, si, que el pato de la boda será Galeano.

Teleldín dijo que Beraja lo visitó en la cárcel de Devoto a fines de 1994 o 1995 de manera absolutamente ilegal y sin pedirle permiso, y que lo hizo para apretarlo (para que señalara como culpables a inocentes)  y que eso sucedió antes de que hicieran lo propio la camarista María Luisa “La Piru” Riva Aramayo (en representación de Carlos Corach) y Galeano, juntos. Destacó que esta visita fue reconocida por primera vez por Galeano en su reciente declaración en el juicio por el encubrimiento.

Dijo luego que tal como demuestra la foja 114 su teléfono fue intervenido el mismo día en que se cometió el atentado, al igual que el de su hermano Eduardo y el de una joven (Sandra) con la que él mantenía una relación y el de Alejandro Monjo, el duplicador de automotores que trabajaba asociado con la cúpula de la Policía Federal y que, al decir de “Jaime” Stiuso, siempre tuvo bajo control la meneada Trafic supuestamente utilizada para embestir y demoler la mutual judía.

Agregó seguidamente que fue el comisario Juan José Ribelli (a quien él había acusado falsamente de dirigir la operación terrorista a cambio de 470 mil pesos/dólares, motivo por el que está siendo juzgado) quien descubrió que otros teléfonos, como los de las embajadas de Irán y de Cuba, estaban “pinchados” desde tres meses antes… Recién me desayuno de que estaban intervenidos los teléfonos de la legación cubana (¿pensaban echarle la culpa de los bombazos?), pero respecto a los teléfonos de la persa, en el juicio de la AMIA, hace ya más de 12 años, Stiuso reconoció que se “pincharon” por orden de los servicios israelíes, a los que les entregó, dijo, unas 3.000 horas de grabaciones en casettes sin siquiera escucharlos porque, alegó, la SIDE no tenía traductores del farsi.

También destacó Telleldín la importancia de la presencia en la AMIA de un militar israelí, Aaron Edry (“Erlich”, lo llamó) que llegó unos dos meses antes del atentado, fue nombrado “intendente” del edificio (un cargo antes y después inexistente) y construyó “un tunel” (en realidad un pasadizo que comunicó el segundo piso de la AMIA con otro edificio de “la cole” con salida a la calle Uriburu) que “le permitió salvar mucha gente”. Telledín sospecha que Edry sabía que se iba a producir el atentado. No es el momento de analizarlo ahora, pero si alguien lo desea, podemos hacerlo más adelante.

Respecto a si hubo o no una Trafic-bomba, dijo que huno 15 testigos que estaban en la escena del crimen y dijeron no haberla visto; que a pedido de su abogado Rosa Barreiro de Montano, la joven madre cuyo hijito Sebastián Barreiro murió (ella recibió graves heridas) dijo que estaba todavía a la altura del portón metálico de la AMIA cuando se produjo la explosión. Y que hubo un muchacho (Gabriel Villalba) que estaba atento a la aparición de una Trafic del STO que por entonces inmovilizaba con un cepo a los automóviles mal estacionados y que vio la explosión (en rigor, dos explosiones) y aseguró enfáticamente que no hubo ninguna Trafic.