DOSSIER CATALUÑA: ¿Independencia o fin de la monarquía borbónica?

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PS y Bonus Track: Montserrat Mestre me envía este video de un programa humorístico catalán, Polonia (en otras regiones del reino, suele motejarse a los catalanes de polacos, en alusión a su presunta ajenidad al tronco celtíbero). Trata sobre la resurrección del franquismo, o si se quiere sobre el auge del neofranquismo.

Cataluña vive hoy un día decisivo. Viví siete años en Barcelona y huelga decir que no soy independentista (¿Cómo podría serlo si no lo son ni Juan Marsé ni Eduardo Mendoza ni Ada Colau –foto–, la alcaldesa de Barcelona) pero nuestra querida, esporádica corresponsal allí, Montserrat Borrás, si lo es. Ofrecemos aquí un abanico de opiniones -exceptuando los exabruptos de fascistas y carpetovetónicos- dignas de ser leídas. Y más allá de alguna exageración (es rigurosamente cierto que hay catalanes que se niegan siquiera a pisar Madrid y solo tienen ojos para Francia) puede deducirse que la monarquía de los  Borbones tiene los días contados. Desde que el rey ahora emético se rompió la cadera en el acto de ultimar a bocajarro a un paquidermo (siendo como es, que lo más difícil es errarle el escopetazo, como le pasó al muy inútil) a cambio de una pequeña parva de euros y espaldas de sus súbditos -a quienes, para mayor inri, se les exigían mayores sacrificios- y luego de un largo rosario de escándalos y desfalcos, tengo para mí que la monarquía está acabada. Y que solo una república federal solidaria podría impedir el desmembramiento de España (pues, si se va Catalunya, no veo como podría evitarse que se marcharan también los vascos).

En la foto de presentación: Manifestación independentista en Barcelona con castellers (torres humanas que llegan hasta los diez “pisos”). Debajo, foto de la base de una de ellas en Tarragona.

En el video, el canto de L’Estaca (con previa explicación) en Girona, provincia ubicada junto a los Pirineos y el Rosellón francés (que los catalanes más nacionalistas reivindican como parte de los Països catalans) y bastión del independentismo. Ademñas de las de independentistas, tambien hubo manifestaciones importantes de españolistas y de gentes que reclaman el diálogo entre la Generalitat y el gobierno de España, es decir entre Carles Puigdemont y Rajoy. JS

Alcaldesa de Barcelona pidió al presidente catalán que no declare la independencia

Ada Colau instó a las autoridades regionales y del gobierno central de España a actuar “con la cabeza fría y con responsabilidad”.

 

Ada Colau llegó a ser alcalde de Barcelona luego de haber encabezado una tenaz lucha contra los desalojos (“desahucios”) por parte de los bancos de quienes no podian pagar las hipotecas.

*El presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, comparece hoy en el Parlamento catalán.

*Colau destacó que el referéndum catalán fue un “acto de soberanía popular”, pero que “no puede ser un aval para proclamar la independencia”.

 

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pidió al presidente de la región de Cataluña, Carles Puigdemont, que no haga una declaración unilateral de independencia este martes cuando comparezca en el Parlamento de esta comunidad.

En una comparecencia institucional Colau reclamó a Puigdemont y al jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, “que no tomen ninguna decisión que pueda dinamitar la posibilidad de un espacio de diálogo” y actúen “con la cabeza fría y con responsabilidad”.

Las palabras de Colau, que dirige el Ayuntamiento de Barcelona al frente de una coalición de izquierdas, llegan a horas de la comparecencia en el Parlamento regional de Puigdemont, en la que se hablará de los resultados del referéndum ilegal del 1 de octubre.

La hipótesis de que se haga una declaración unilateral de independencia está presente y llevó este lunes a Colau a plantear a Puigdemont la necesidad de retirarla.

Además, la alcaldesa exigió a Rajoy que no aplique el artículo 155 de la Constitución, que supondría que el Estado central asume directamente competencias y funciones de la autonomía catalana.

“Este es el acto más valiente que pueden hacer ahora”, dijo la alcaldesa a Rajoy y a Puigdemont

Colau se refirió al referéndum “ilegal” del 1 de octubre como un “acto de soberanía popular” que marca “un antes y un después en la política catalana” y “una ventana de oportunidad para el diálogo”, pero subrayó que los resultados de esa votación “no pueden ser un aval para proclamar la independencia”.

A Puigdemont la alcaldesa le reclamó que piense en el conjunto de Cataluña y no se precipite para no poner en peligro la cohesión social y a Rajoy que “escuche a la ciudadanía” que “no quiere más tensión”, por lo que plantea la retirada de los miles de agentes desplazados de forma excepcional a Cataluña: “No es el momento del choque de trenes, es momento del diálogo, de imaginar nuevos caminos”, añadió Colau.

Ocho premios Nobel de la Paz piden mediación

En tanto, ocho ganadores del Nobel de la Paz enviaron una carta a los líderes de España y Cataluña para expresar su apoyo a las voces que piden mediación para resolver el problema de la región.

“Apoyamos las llamadas para la mediación y la negociación hacia una solución pacífica en el actual pulso entre el Gobierno de España y Cataluña”, dijeron en su carta, hecha pública en la web de la Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel, un grupo creado en 2006 para potenciar la colaboración entre las receptoras de ese premio.

En su carta, los intelectuales no especifican a qué líderes políticos enviaron su carta, aunque aseguraron haber hecho llegar una copia a la Comisión Europea.

Los firmantes condenaron los altercados violentos del pasado domingo 1 de octubre en Cataluña y citaron los referéndum que tuvieron lugar en Quebec y en Escocia, regiones donde hubo un movimiento separatista pero ganó el “no”, por lo que continúan siendo parte de Canadá y el Reino Unido, respectivamente.

Entre los intelectuales que firman la misiva figuran el argentino Adolfo Pérez Esquivel, que recibió el Nobel de la Paz en 1980, así como la activista indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel en 1982 y el ex presidente de Timor Oriental José Ramos-Horta, que lo recibió en 1996.

 

Las válvulas de seguridad del régimen del 78

 

En su discurso, el rey tomó partido y ató su destino no a las libertades, no a la convivencia, no a la democracia, ni siquiera a España, sino al corrupto Partido Popular

 

El rey Felipe VI, durante el discurso tras el 1-O.

 

POR PABLO ECHENIQUE / EL DIARIO.ES

El régimen del 78 es un sistema de válvulas de seguridad para proteger el statu quo y el gobierno en manos de unos pocos (en griego, ὀλιγαρχία -oligarkía-).

Cuando todo va bien, no hay que activar ninguna de estas válvulas.

Pensemos, por ejemplo, en aquella época en la que los pisos siempre subían de precio, la democracia dormía plácidamente narcotizada y Aznar y Zapatero nos conducían silbando hacia ese fin de la historia de Fukuyama en el que muere la política. En los felices 2000, todas las válvulas de seguridad estaban apagadas porque los oligarcas no temían por su poder.

A medida que el régimen del 78 empieza a tener problemas, las válvulas se empiezan a activar en orden de menor a mayor importancia.

Entre las primeras, los medios de desinformación masiva. Al contarse entre los elementos más desprestigiados del sistema, los medios son lo primero que el régimen prefiere quemar.

Porque esa es otra de las características del mecanismo que aquí se pretende describir: las válvulas de seguridad que se activan se queman y ya no se pueden volver a utilizar.

Un ejemplo clarísimo de esto es el del diario El País. Una cabecera emblemática y alguna vez respetada que, en un momento dado, se decide activar a toda máquina como válvula de seguridad al servicio de la conservación del régimen. Como resultado, su prestigio, acumulado a lo largo de décadas, es gravemente chamuscado en cuestión de meses y mucha gente ya no volverá a confiar en sus editoriales o a creerse sus titulares.

Pero no fue sólo El País. Sin reparar en daños, pusieron a prácticamente todos los medios de desinformación de la Corte primero a invisibilizar, luego a ridiculizar y finalmente a atacar y difamar a cualquier agente que cuestionase el statu quo. Esa fue una de las primeras válvulas que vimos activarse… y quemarse.

Otra válvula de seguridad que saltó y se quemó en los inicios de la crisis de régimen se llamaba abdicación de Juan Carlos I. Se trataba de una válvula importante que venían preparando con esmero desde hacía mucho tiempo (“el príncipe está muy preparado”) y no la quemaron, desde luego, por puro placer fallero. No. El terremoto de las elecciones europeas les obligó a ello.

Al tratarse de una válvula muy voluminosa, el incendio fue enorme y se llevó por delante una válvula secundaria llamada Rubalcaba.

En este punto, hay que mencionar que la red de válvulas es compleja y extensa y no todas las válvulas son tan visibles. Por lo menos no lo son hasta que no se queman y uno ve la columna de humo ascendiendo hacia el cielo.

Entre las válvulas de seguridad más oscuras que hemos visto saltar en los últimos tres años, destaca la súbita combustión de la pequeña Gestapo ilegal que el régimen había montado en el Ministerio del Interior y que PSOE y PP se iban traspasando como se traspasan la cartera los ministros.

En condiciones normales, la parapolicía política de Interior funcionaba relativamente bien sin que nadie se percatase de ello. Cuando la cosa se puso fea, le aumentaron demasiado las revoluciones, empezaron a cometer errores y al final el motor se quemó haciendo visible todo el entramado a la luz de una hoguera bastante espectacular.

Una válvula menos.

Pero si hay una válvula de seguridad del régimen por antonomasia es esa válvula de ingeniosa factura y tamaño prodigioso llamada PSOE. En condiciones de estabilidad, la válvula PSOE opera de manera cíclica. Se intercala entre los períodos en los que gobierna el post-franquismo popular y hace de efectivo retardante de las demandas de justicia social de la ciudadanía. Con un arsenal de herramientas, que van desde el “no se puede” hiperlegalista hasta el regateo del “os damos hasta aquí para que estéis contentos pero sin pasarse”, pasando por el arrastrar los pies o directamente el “donde dije digo, digo Diego”, la válvula cíclica PSOE funcionó de maravilla durante años.

Hasta que el régimen tuvo que activarla en serio.

Eso sí, al ser una válvula tan enorme, su activación y quema es mucho más lenta y se va dando en varias etapas.

La primera, cuando los que de verdad gobiernan obligaron a Zapatero a doblar la rodilla a golpe de prima de riesgo. La reforma laboral de 2010 y la infame reforma del artículo 135 al dictado de los bancos alemanes supusieron la primera activación extraordinaria de la válvula PSOE y su primera quema parcial.

Después de algunas activaciones subsecuentes menores, como el ya citado episodio Rubalcaba, asistimos en 2016 a una segunda activación de mayor envergadura que casi fue definitiva.

Primero, el régimen intentó activar (y posiblemente incinerar para siempre) la válvula PSOE mediante una Gran Coalición con el PP con parada intermedia en Ciudadanos. Paradójicamente, fue Unidos Podemos quien evitó el sacrificio.

En un segundo capítulo enormemente aparatoso y con la quema de la falla retransmitiéndose por todas las televisiones del país, el régimen vuelve a intentar la activación de la válvula PSOE eliminando sangrientamente a su Secretario General (que no tenía ninguna gana de ser quemado) y poniendo toda su fuerza tras Susana Díaz en las primarias.

¿El objetivo? El mismo que en el primer capítulo: poner un Gobierno leal con el régimen al volante de España.

Esto de hecho se consiguió con la vergonzosa abstención del PSOE para hacer Presidente a Rajoy. Pero la segunda parte del plan fracasó miserablemente. Susana Díaz fue derrotada y esto evitó, temporalmente, que la válvula PSOE se acabase quemando del todo.

En estos últimos años hemos visto varias válvulas de seguridad entrar en juego para salvar al régimen oligárquico del 78, pero lo de las últimas semanas ha supuesto un salto cualitativo. Con Catalunya como reactivo principal, estamos viendo una aceleración tremenda en la activación de importantísimas válvulas.

Este pasado domingo, 1 de octubre, vimos quemarse una de ellas en una hoguera tan descomunal que se vio en todo el planeta.

El prestigio de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado está basado en un hecho muy sencillo: protegen a la gente corriente, pacífica y trabajadora de los delincuentes, los corruptos y los terroristas. En España, además, lo hacen con gran éxito y profesionalidad.

Cuando el Gobierno de Mariano Rajoy lanza a la Policía y a la Guardia Civil contra la población en Catalunya, cuando los lanza a golpear a ancianos y a adolescentes pacíficos, cuando les ordena disparar pelotas de goma prohibidas por la ley, cuando les obliga a provocar más de 800 heridos para (en la lógica enferma de los oligarcas) proteger el régimen del 78, no sólo está cometiendo una infamia repugnante en cualquier país moderno. Está obligando a  las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a hacer lo contrario de aquello que es su fuente fundamental de legitimidad y prestigio y los está metiendo en una encerrona.

De una manera increíblemente irresponsable, los está usando (y quemando) como válvula.

El último episodio en esta activación y quema sucesiva de válvulas de seguridad del régimen cada vez más importantes lo vimos anoche en el discurso del rey.

Nunca habíamos visto al jefe del Estado tomar partido tan claramente por una opción política concreta. Ni siquiera en el 23F. Ya que, aunque la intervención de Juan Carlos I durante el intento de golpe de estado tuvo una importante carga política, no puede decirse que su contenido respondiese a la hoja de ruta de ciertos partidos concretos, sino de todos más o menos por igual.

Anoche, sin embargo, Felipe VI suscribió con contundencia la hoja de ruta del corrupto y violento Partido Popular.

Una hoja de ruta que comparte con su socio y muleta naranja, pero que no es aceptada por los partidos que, reunidos en la Declaración de Zaragoza, representan a dos millones de personas en Catalunya y a seis millones y medio en el conjunto de España. Una hoja de ruta inmovilista y represiva que es deplorada por la inmensa mayoría de los catalanes y quizás por buena parte de los votantes del PSOE.

Anoche, el rey hizo algo que no había hecho nunca y que es peligrosísimo en una monarquía parlamentaria. Anoche, el rey tomó partido y ató su destino no a las libertades, no a la convivencia, no a la democracia, ni siquiera a España, sino al corrupto Partido Popular.

Esto es algo tan preocupante y tan sorprendente, que sólo puede ser leído de una manera.

Después del enorme error y el consecuente desgaste sufrido por el Gobierno tras la injustificable violencia contra la población civil, retransmitida en directo por las redes sociales y los medios internacionales, el régimen se ha puesto aún más nervioso de lo que ya estaba y ha decidido, en su desesperación, activar una de las válvulas de seguridad más importantes. Una de las últimas que les quedan.

La válvula Felipe VI.

Por supuesto, esto no denota fortaleza sino debilidad. Porque a las válvulas de seguridad que se activan ya sabemos lo que les ocurre.

 

Españoles: El régimen del ’78 ha muerto

 

Tambien los españolistas se manifestaron en Barcelona (al fondo, el edificio “La Pedrera”, obra emblemática de Gaudí). Para la mayoría de la población, las banderas del reino son sospechosas de cobijar fascistas entre sus pliegues.

 

TOMÁS DI PIETRO / PANAMÁ (@tomidipietro) Desde Barcelona
Carlos Arias Navarro, último presidente del Gobierno durante régimen franquista, anunciaba en 1975 el fin de una era que había durado cuatro décadas con las palabras “Españoles, Franco ha muerto”. Tras otros 40 años, la Constitución democrática ha caducado.

El domingo Cataluña realizó su anunciado referéndum, ilegal aunque legitimado en cierta medida por la represión del Estado central, para definir su independencia de España. Lo hizo en condiciones totalmente anómalas y sin garantías. Pero poco importó. La votación era un símbolo, y el símbolo aconteció, empujando a la sociedad española en su conjunto hacia un abismo.

La jornada dejó como saldo casi 900 heridos, dos ganadores y una Constitución obsoleta. El llamado Régimen del 78, aquel acuerdo de convivencia de los españoles fruto de la Transición tras la muerte de Franco, hoy se ha terminado.

Aun así podría decirse que tanto Puigdemont como Rajoy lograron sus respectivos objetivos. A pesar del golpe de gracia asestado al pacto de Estado, ambos acabaron reforzados en su posición. Veamos.

El objetivo del independentismo era desgastar y exponer al Gobierno español, sumar adhesiones, y sobre todo, acabar en una declaración de independencia. Y funcionó. Con una movilización masiva consiguió realizar —a medias, pero con la épica del “simplemente queremos votar”— una consulta que desde Madrid se advertía nunca ocurriría. La imagen de la policía vaciando urnas en la basura no hace sino alimentar esa épica demócrata, y seguramente hoy hay más independentistas que el sábado pasado —a lo que se suma una comunidad progresista internacional horrorizada.

Por el otro lado, el propósito de Rajoy era evidenciar que quien manda es él, amparado en la ley y el derecho, respaldado por sus socios de la Unión Europea y exponiendo la desobediencia catalana como inadmisible. Demasiados españoles, muchos realmente, no toleran el desaire de Cataluña ni sus modos. Presumiblemente Rajoy también cuenta hoy con más votantes que hace unos días.

Eso sí, la postal de una población pacífica siendo reprimida al intentar votar es una imagen muy incómoda para un país de Europa Occidental. Rajoy ha jugado al límite. Cuenta con el respaldo absoluto de Merkel y Macron, que es lo que más le importa, pero el problema ahora ha trascendido fronteras. La Comisión Europea reprochó el uso de la violencia y el escenario actual hace pensar que la UE tendrá que adentrarse en un asunto que hasta ahora era netamente español.

Una España dividida experimenta su propia grieta. Las peleas por whatsapp y redes sociales se multiplican. Las desconfianzas crecen, los odios se ensanchan. Se trata de la mayor fractura social e institucional de toda la democracia española, un país desacostumbrado a estos niveles de confrontación. El del domingo ha sido el paso definitivo hacia un agrietamiento irreversible. La convivencia ya no es viable en estos términos.

Capítulo aparte merece la actuación de los Mossos d’Esquadra, la policía de la Generalitat de Catalunya. Se esperaba con expectativa si acatarían al Gobierno central o si su identidad catalana pesaría más. Finalmente, si bien los Mossos cerraron algunos colegios electorales, solo lo hicieron en pocos casos, a destiempo y cuando no existió la necesidad de utilizar la violencia. Desobedecieron la orden de cerrar todos los colegios antes de que abrieran, y esa inacción desembocó en fuerzas españolas chocando contra civiles. Incluso se dieron algunas escenas de confrontación y tensión entre las fuerzas autonómicas y las nacionales.

Mientras los Mossos son ahora aclamados como héroes en Cataluña, esta semana pudimos ver como cientos de españoles despedían a las fuerzas policiales que se dirigían hacia Cataluña entre banderas y vitoreando “¡a por ellos!”. Basta recorrer un poco por España y entablar conversación con algunas personas sobre la cuestión catalana para comenzar a escuchar todo tipo de rencores y ofensas contra un pueblo al que se lo quiere poco, se lo acusa de tener aires de superioridad y de egoísmo, al que se le reprocha rigidez en el uso de su lengua y al que, aún así, se le impone la permanencia en España. Recuerda un poco a esa exnovia que ante sistemáticas peleas negaba de cuajo —totalmente enfadada— cualquier sugerencia de separación. Una especie de síndrome de Estocolmo inverso.

Algunos de los grandes medios gozaron al son de las cachiporras del domingo. Catalanes independentistas sangrantes es un viejo sueño del sector más rancio de España.

“Los catalanes queremos separarnos porque tenemos una mirada alterada sobre nosotros mismos: nos creemos suecos, pero somos tan napolitanos como el resto de España” me decía con culpa un querido economista nacido en Barcelona. Cierto es que, pese a ciertos modos nórdicos, la corrupción en la Generalitat no tiene nada que envidiar a la del resto del Mediterráneo. Pero no menos cierto es que la cultura catalana resulta algo más refinada que la castiza, poseedora de aquello que llaman “el seny catalán”, traducible al castellano por “sensatez”, “cordura”, “sentido común”. Ellos lo saben (y eso también jode).

Muestra de ello es el alto grado de civismo exhibido estos días. Una buena parte de la población defendió pacíficamente la consulta más allá de cuál fuera su voto. Pese a la posición intransigente del gobierno central, la sentencia del Tribunal Constitucional y la represión del domingo, esa gente ha puesto el cuerpo pasivamente para realizar la votación. La organización del referéndum movilizó fuertemente a un sector de la población civil, la cual militó a altos niveles: escondiendo urnas en casas durante la previa, durmiendo en los colegios electorales la noche anterior, haciendo rondas en coches para hacer de campana y alertar la presencia de la policía durante el domingo, y como epílogo, recibiendo los golpes con resistencia no violenta. Cuesta creer que no haya habido una sola respuesta desbocada a pesar de los excesos policiales.

El ‘Procés’ es la forma de referirse a los hechos que se han ido desarrollando desde el año 2012 con el objetivo de lograr el derecho de autodeterminación y la independencia de Cataluña.

Una pulseada política entre dos bandos que, en nombre de la democracia, unos han impedido a millones votar y otros han incumplido la ley.

El Procés es un artefacto diseñado para perpetuarse. Una máquina que da de comer a Rajoy en España y a las fuerzas independentistas dentro de Cataluña. Un pacto perfecto en términos electorales entre generales enemigos.

En el último año el independentismo había perdido más de 6 puntos porcentuales de apoyo, declarándose en el pasado junio como pro-independencia sólo el 41 % de los catalanes consultados. Las cifras son del propio Centro de Estudios de Opinión (CEO), dependiente de la Generalitat de Catalunya.

Para entender la baja habrá que pensar entre otras cosas en la recuperación económica de España. El país crece entre el 3 y 4 por ciento de su Producto Bruto Interno desde hace 2 años —y repetirá en 2017—, tras haber padecido fuertemente el golpe de la Crisis de 2008. Cabe destacar que Cataluña representa casi un 20% de ese PBI. La crisis había sido una buena fábrica de independentistas.

Aquella encuesta citada vaticinaba una participación del 67,5 % en el referéndum (finalmente fue del 42%), lo que evidenciaba la existencia de un consenso amplio a la idea de la consulta, incluso entre quienes no deseaban la independencia.

Un chico fue a votar envuelto en una bandera española y fue aplaudido por la masa secesionista. Quien en otros momentos hubiera sido visto como enemigo de la independencia se tornó este domingo, obra del gobierno de Rajoy, en un sorpresivo aliado de los separatistas al defender todos juntos el derecho al voto. En pocos días más, sin embargo, tras la inminente declaración unilateral de independencia de Cataluña, los votantes del NO y los del SI volverán al ser bandos contrarios y fuertemente enfrentados. Muy pronto, el capital emocional obtenido el domingo por parte de los líderes del Procés será aniquilado por ellos mismos al declarar una independencia totalmente ilegítima e imposible de ejecutar en estos términos.

Pero el paso ya está dado y el escenario ahora es incierto. Nadie sabe cómo acaba esto y ninguna hipótesis puede ser descartada. Lo único seguro es que la etapa de la democracia constitucional iniciada en 1978 ha llegado a su fin. El actual escenario impone nuevos acuerdos.

Probable es que, tras la declaración de independencia, el Parlament catalán convoque a unas elecciones, planteadas como plebiscitarias, otra vez, para iniciar la desconexión y un proceso constituyente ficticio.

Y es factible también que Rajoy, ante las dificultades con las que se encontrará en la oposición, de igual modo convoque a elecciones anticipadas en busca de mayor legitimidad popular para actuar.

Pero el Gobierno central también podría apelar al artículo 155 de la Constitución y “adoptar las medidas necesarias para obligar” a la comunidad al “cumplimiento forzoso” de sus obligaciones eludidas. Para ello necesita la aprobación del Senado y el PP tiene allí mayoría absoluta. No hay antecedentes de algo así. Ese, quizás, podría ser el peor de todos los escenarios.

Catalunya ha roto con el franquismo, nosotros lo padecemos reformado

 

Carga policial frente a la escuela Ramón Llul en Barcelona el pasado 1º de octubre, durante el referendum convocado por los independentistas.

 

* Ignoraron a la ciudadanía catalana y ahora, tras constatar lo que podían esperar del estado, concluyeron que no hay sitio para ellos. No se van, los echaron.

* Nadie desde el estado es ya un interlocutor para este país que reunió fuerza para romper con el franquismo y nos deja atrás a los demás, gritones pero impotentes.

 

POR SUSO DEL TORO / ZONA CRÍTICA

EFE

Me cuesta escribir sobre lo ocurrido en Catalunya porque lo he visto y lo he sentido, no podré trasladar a ideas lo que presencié. La realidad es una experiencia y no lenguaje, así que voy a resumirlo: una población digna y libre venció a la fuerza bruta de un estado autoritario. Y es un régimen no democrático.

Sí, no es un gobierno autoritario del PP, es el estado. Rajoy pudo hacer lo que hizo estos años, meses, semanas y estas horas porque el PSOE, el rey y las instancias del estado lo acompañaron en una respuesta de estado conjunta a un problema político. Y no se trata sólo del estado, se trata de una sociedad atrasada cívica y políticamente que vive encerrada en una burbuja ideológica y mediática. El estado, los partidos y los poderes financieros que controlan los principales medios de comunicación mantienen a la población española en una inopia, en estos mismos momentos les esconden las imágenes que retratan lo que su estado está cometiendo en el territorio catalán.

Y lo que vive Catalunya es una verdadera y simple ocupación por la fuerza. La estrategia del estado conducida por Rajoy, después de ocupar partidariamente instituciones fundamentales del estado, desde el Consejo de estado al Tribunal Constitucional, y la Justicia, ha destruido completamente la naturaleza y la imagen de la Policía y la Guardia Civil transformándolas en evidentes fuerzas de ocupación.

Así son vistas por la mayor parte de la población catalana en este momento y no pueden ser vistas de otro modo, cuando para cumplir las órdenes del fiscal de Rajoy, Maza, han agredido a personas desarmadas y pacíficas y a los bomberos que las protegían, cuando se han llegado a enfrentar y agredir a la policía catalana que pretendió impedir su violencia. Las familias de los guardias enviados a una tarea tan odiosa deben de estar desconcertadas viendo como a sus hijos o compañeros se les encomienda la tarea de reprimir el ejercicio del voto. Desde los tiempos de Intxaurrondo como centro industrial de tortura y la desaparición de Laza y Zabala no había padecido tanto la imagen de la Guardia Civil. Esa es otra responsabilidad de este gobierno.

He presenciado a personas enfermas y ancianos con minusvalías acudiendo a votar. A votar a puntos de votación que habían sido guardados y protegidos toda la noche por familias enteras y que continuaron todo el día en que esto escribo defendiendo urnas y papeletas de los guardias que pretendían quitárselas. Robar urnas y papeletas, ese es el gobierno de Rajoy y su aliado Sánchez. He visto lo que ya había podido ver cualquiera que se molestase en venir hasta esta Catalunya en años o meses antes. He visto lo que no han querido ver quienes intencionadamente no querían verlo, quienes cuando aparecía la demanda catalana saltaban inmediatamente con “la burguesía catalana”, “esas banderas”, “Pujol”, “el tres por ciento”… y todo para que no se alterase el statu quo que estuvo vigente hasta hoy mismo porque por el motivo que fuese no les interesaba.

He visto lo que han negado cada día unos medios de comunicación españoles canallas que intoxicaron a la población cada día refiriéndose a la ciudadanía catalana que reclamaba democracia como “los separatistas”, “los independentistas”, “el desafío catalán”… Nada es casual ni inocente, responde a consignas. No eran “abducidos” ni fanáticos de ningún tipo, eran personas que exigían respeto. Los ignoraron y ahora sí, efectivamente, tras constatar lo que podían esperar del estado español concluyeron mayoritariamente que no hay sitio para ellos. No se van, los echaron.

Al final todo es simple: Catalunya, por más que se aplicaron a decir que era así o asá, siempre fue una sociedad más libre y viva, este estado, o España si lo prefieren, no la respetó y en los últimos años la humilló. La ignorancia fue irresponsablemente absoluta. Me referí aquí varias veces a una imagen que lo resume todo: tras la sentencia del Tribunal Constitucional, un millón de catalanes salieron en autoconvocatoria a la calle para protestar, el día siguiente cientos de miles de vecinos de Madrid salieron a las calles a celebrar la victoria de la selección de fútbol al grito que ahora nos muestra su sentido último de “¡A por ellos, oé!” y “¡soy español, español!”, “¡Viva España!”. Esos gritos ahogaron en los medios de comunicación españoles la rabia catalana. Pero todo acaba emergiendo, como el franquismo que estaba aquí, que estaba en nuestro estado y en nuestros partidos, nuestros medios de comunicación, nuestra población…No, España no rompió con el franquismo, lo reformó.

Tras lo presenciado hoy no me cabe duda de que Catalunya hará en horas o días su proclamación de independencia. Nadie desde el estado es ya un interlocutor para este país empoderado y valiente que sí reunió fuerza para romper con el franquismo y nos deja atrás a los demás, gritones pero impotentes. Vecinos de este estado que no es ni nos representa ni es nuestro ni lo queremos por tal. Que alguien me diga razones para que la Unión Europea le niegue la entrada a Turquía mientras tiene dentro a este estado.

No servirán a reyes los catalanes, no, y decidirán su destino. Hace cuatro años este digno periódico digital me publicó “Admiremos a Cataluña”, hoy más que nunca admiro a esa población victoriosa en su lucha por libertad.

Los nacionalistas más acérrimos reivindican la existencia de paises catalanes que comprenden tambien a Valencia, las islas baleares, el Rosellón, Andorra y parte de Aragón.

 

Quienes lo hemos venido advirtiendo estos años hasta el aburrimiento hemos recibido la antipatía de los poderes y de particulares, no importa. También hemos comprobado que en la hora de la verdad, cuando hay que escoger bando, bastantes personas a quienes habíamos tenido estima se acogían al estatuto de la equidistancia, no importa tampoco.

Probablemente nos hemos equivocado en muchas cosas estos años, una de ellas es no recordar lo que era aquel concepto de “la mayoría silenciosa” que inventó el franquismo para referirse a una población en parte asustada e ignorante y en parte cómplice. La diferencia es que ahora ya no hay miedo, se mantiene la ignorancia pero ha aumentado bastante la proporción de la complicidad con la represión a quienes exigen democracia y respeto.

Después de todo, no debemos aspirar a ser simpáticos a nadie, no aspiramos a una carrera pública y uno no puede tener tantos amigos, la vida es corta y hay que acompañar a los que lo son de verdad.

 

“Adiós, España”

 

El Gobierno que se dejó arrebatar el relato y la ilusión por parte de los independentistas se ha dejado quitar la imagen de modernidad y eficacia 

 

POR RAMÓN LOBO / ZONA ROJA

El referéndum que no existió lo ha perdido el Gobierno de Mariano Rajoy. La violencia policial quedará retratada en los medios de comunicación españoles y extranjeros y, a través de ellos, en la retina de millones de personas en todo el mundo. La derrota informativa y política es total, sin paliativos.

El Gobierno que se dejó arrebatar el relato y la ilusión por parte de los independentistas se ha dejado quitar la imagen de modernidad y eficacia de la que tanto le gusta presumir. Es un gobierno desnudo, sin autocrítica, casi preconstitucional.

Parecía un duelo entre la España posfranquista y otra que se despierta de una pesadilla. La reacción del PP parece sacada de los manuales de Rofolfo Martín Villa, cuando no existían las cámaras de los móviles y las redes sociales. Soraya Sáenz de Santamaría sigue lanzando sus frases de consumo interno como si solo existiera su televisión, la secuestrada TVE. Recuerda al texto de Gabriel García Márquez sobre la dictadura uruguaya, “los militares que se creyeron su propio cuento”.

Jaume tiene 75 años y a las cinco de la mañana ya estaba de guardia en la puerta del colegio de primaria Congres Indians, donde le toca votar. “Esto es un movimiento ciudadano que se mueve de abajo arriba y al que se han sumado los políticos”. Da la clave que explica la orientación del PP. Estamos ante una sublevación popular, no en un asunto entre políticos acostumbrados a solventar sus duelos con una componenda in extremis. Ese movimiento desde abajo explica su profundidad y extensión.

Jaume está con tres amigos: Joan, de 58 años; Francesc, de 86, y su esposa Teresa, de 77. Todos quieren votar a favor de una independencia que saben que no llegará mañana, ni el mes próximo. Francesc aún cree que hay un espacio mínimo para el diálogo, y que la mejor solución sería un referéndum pactado.

Afirmar esto parece hoy fuera de la realidad, tal es la velocidad de los acontecimientos. El debate es independencia o independencia. Se discute el cuándo, no el fondo.

Las imágenes de la violencia policial han causado sorpresa e indignación. Resulta extraño que en un proceso que se ha movido según lo previsto, cuando llega el hecho, como la ley de desconexión o la Guardia Civil y la Policía Nacional repartiendo golpes y empujones, la diga, no lo esperaba.

“Cataluña ya se ha ido”; “la ruptura emocional es irreparable”. Estas son las frases que se repiten de un colegio a otro. En la calle se respira tristeza y rabia, una rabia tranquila.

La fila para votar en la escuela Josep María Jujol da la vuelta a toda la manzana. Cae una lluvia lenta que no ahuyenta a nadie. Es un barrio de clase media próximo al paseo de Gracia. Un Mosso d’Esquadra observa la escena. Los policías autonómicos llegaron temprano a los colegios para informar a los votantes de que era un acto ilegal y levantar acta. Cuando preguntaban quién estaba al frente, los congregados decían: “todos”, como Fuenteovejuna.

En los colegios no visitados por los antidisturbios, votaron primero la gente mayor, los que tenían niños a su cargo o algún problema físico. Pese a que la organización parece engrasada tiene espontaneidad. El Gobierno, la policía o los dos, lograron cortar o debilitar varias veces la señal de acceso a Internet con el objetivo de dificultar el acceso al censo electrónico. Cuando esto sucedía, la gente gritaba, “en modo avión, todos los teléfonos en modo avión”, y así poder seguir votando. Hay una inocencia naíf, de los que creen que las utopías son posibles.

No está en juego solo la legalidad, sino la legitimidad, y esta última se la está dejando el Gobierno a jirones en una exhibición de torpeza. Carente de discurso, de empatía y de actores creíbles capaces de interpretar un papel diferente al del enfadado Martín Villa de 1977. Ni Zoido ni Albiol parecen los más adecuados para enamorar a nadie.

Marisol vive en el barrio de Maragall. El día anterior al referéndum defendía que España no era una democracia. Le dije que su frase era una exageración, traté de razonar. La gente está deseosa de escuchar algo diferente. ¿Qué le digo ahora cuando me la encuentre en el bar de Rosa? ¿Qué le digo a Ferrán que nunca ha pisado Madrid por decisión personal? “Es que no puedo con el Gobierno”. Una vez que regresó de Nueva York prefirió volar a París antes de hacer escala en Barajas.

El “a por ellos, oe oe” ha hecho daño en una población hiper sensibilizada. El Govern ha trabajado las emociones. Cuando desaparecen las razones y saltan las leyes, queda la emoción como argumento.

“Sé que si nos independizamos será duro, pero será mi decisión”, dice Jaume, el hombre de 75 años. “Sé que tenemos corrupción, pero al menos no estaré pagando la del País Valenciano o la de Madrid”.

Los turistas desaparecieron. Barcelona parecía por unas horas una ciudad habitable. El viernes, antes de que se levantara el telón de la realidad, Abubabakar vendía camisetas del Barça sobre su top manta. Es de Senegal. Entre ocho camisetas falsificadas de Messi había una de Cristiano Ronaldo. “¿Vendes alguna de Ronaldo?”, pregunté. Abubabakar abrió muchos los ojos: “¡Noooooo! No vendo ninguna ¡Esto es Cataluña!”.

Felipe VI, caminito de Estoril

 

JUAN CARLOS MONEDERO / PÚBLICO

Hace año y medio escribí  que el Rey Felipe VI propiciaría un referéndum sobre Cataluña para “justificar su reinado”. Era lo inteligente y lo que le aconsejarían sus asesores. Un Rey a quien nadie ha votado necesita asentar su jefatura sobre algo que vaya un poco más allá de ser un Borbón, hijo de su padre y heredero en el siglo XXI de un puesto de trabajo fijo en la política -gracias, valga recordarlo, al golpe de estado de 1936-. Pero igual que Rosa Díez -cada día más vociferante- se pegó un tiro en el pie en su día ella solita renunciando a aliarse con Rivera, Felipe VI ha decidido echarse en brazos del partido más corrupto de Europa y responsable del desaguisado en el que estamos. Durante los días del asalto al Palacio de la Bastilla, Luis XVI, aburrido, escribió en su diario: “nada, nada, nada”.  Un problema no pequeño de los reyes es que se terminan creyendo que son reyes. Y se olvidan de que la gente puede consentir con un reinado solamente si entiende que sirve para algo.

Le pasó a su padre, el Rey Emérito, a quien los españoles le regalaron la legitimidad democrática por parar un golpe, el del 23-F, que había salido de su entorno más cercano. Paradojas de la historia que le salvaron su reinado y le permitieron seguir haciendo un lucrativo trabajo de lobbista y, de paso, lo que le viniera en gana. A Juan Carlos I le nombró su sucesor como Rey el dictador Franco y lo sancionó la Ley para la Reforma Política, última ley franquista, que fue también la primera ley de la democracia. Su padre, Juan de Borbón, le entregó a regañadientes la legitimidad monárquica dos semanas antes de las elecciones de 1977. Y aparte de saberse de sus aventuras extra conyugales de vez en cuando, no había destacado por hacer algo más que borbonear. Pero los medios le presentaron como el que paró el golpe del 23-F y los españoles lo compraron. El diario El país hizo el resto.

El hijo necesitaba algo similar y la ocasión de oro estaba, cuarenta años después de la Constitución de 1978, en dirigir una reforma que zanjase la discusión territorial. Pero ha cometido un terrible error y no debe descartar que los españoles decidamos, como ocurrió en el siglo XIX con Isabel II y en el siglo XX con Alfonso XIII, prescindir de sus servicios e invitarle a buscar residencia fuera del Palacio de la Zarzuela.

Catalunya es una nación y si hay que repetirlo es porque España -mi nación a día de hoy y con la que quiero enfrentar los problemas globales del siglo XXI- está mal enseñada y mal aprendida. Lo sabían los constituyentes de 1978 y lo escribieron en el artículo 2 en los términos de la época (hablaron de nacionalidades porque había ruido de sables). Cada vez que los españoles hemos votado en libertad, ha emergido la condición plurinacional de España. La única manera de que no se rompa nuestra nación de naciones es o con una dictadura o con un acuerdo entre los diferentes territorios del estado. Cierto es que algunos han ladrado un “a por ellos”. Pero son minoría. Aunque ni ellos ni nosotros lo hayamos hecho saber.

Habíamos avanzado mucho con el Estatut, que cumplía con el mandato de la Constitución -el marco territorial sería acordado por el Parlament catalán, por el Parlamento español y por el pueblo de Catalunya en referéndum-, pero el PP rompió el acuerdo al ciscarse en los artículos 151 y 152 y entregarle la responsabilidad política al Tribunal Constitucional. Y no a cualquier Tribunal Constitucional, sino a uno presidido por un juez con carnet del PP. El callejón sin salida actual lo puso en marcha Rajoy cuando empezó a recoger firmas en la calle para frenar el Estatut que expresaba la voluntad constitucional. El PP llegó tarde a la democracia (a las libertades, a la Constitución, a las Autonomías, al divorcio, al aborto, al matrimonio homosexual, al derecho de huelga, a la libertad de expresión) y en cuanto nos descuidamos regresa a sus orígenes.

Este 3 de octubre el Rey Felipe VI ha perdido la oportunidad de hacer valer el artículo 56 de la Constitución que dice: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”. El Rey ha preferido ser un correveidile de las tesis de Rajoy, tesis que han logrado que además de los independentistas, estén en contra del PP en Catalunya también los no independentistas. El PP no obtiene en Catalunya ni el 8% de los votos y ha decidido convertir ese fracaso en la oportunidad de enfrentar a españoles con españoles. Ha sido Rajoy quien ha multiplicado el número de independentistas. ¿No debieran acusarle desde sus fila de traición a la patria?

Felipe VI hubiera necesitado coraje para enfrentar al gobierno de Rajoy y a la brutalidad de la represión del PP en Catalunya que tiene atónita a la Europa democrática. No se trata en absoluto de que hubiera abrazado el comportamiento de Puigdemont, claramente fuera de la Constitución, pero debiera haber entendido que el conflicto es político, no un asunto del código penal. Y él, sobre todo él, podría haber llamado al diálogo. Pero ha decidido enarbolar él mismo la porra en vez de visitar a las víctimas de la violencia de una guardia civil y una policía que, salvo algunos llenos de ira, hubiera deseado estar en otro sitio, por ejemplo deteniendo a corruptos. Tampoco le resultó fácil a su padre desmontar el golpe en el que había colaborado de una forma u otra, pero hizo balance, se tomó unas horas y asumió la decisión correcta. Y pudo reinar durante cuarenta años. Quizá recordado que su padre se pasó buena parte de su vida en Estoril. Felipe VI se ha puesto del lado del PP que enfrenta 800 cargos de corrupción y la queja de Europa por la brutalidad de la represesión. Valiente árbitro.

La solución a los muchos problemas de España -el conflicto con Catalunya, pero también la corrupción, el desempleo, el vaciamiento de la hucha de las pensiones, la violencia en Murcia contra la población, la precariedad laboral, los desahucios, los recortes en sanidad y en educación, la emigración de nuestros jóvenes, los problemas de desertización ligados al cambio climático- pasa por acordar un nuevo contrato social. Es decir, por un proceso constituyente. Pasados cuarenta años de la última Constitución ¿quién quiere frenar que los españoles acordemos las bases de nuestra convivencia?

Los errores cometidos por el gobierno del PP en Catalunya nos obliga a todos los españoles a volver a discutir, con calma y fraternidad, las bases de nuestro contrato social. Los que no queremos ni que Catalunya se ponga de rodillas ni vea como única salida irse de España, convocamos a un proceso constituyente. Es la tan cacareada “segunda Transición”, ahora sí, pero que, pasadas cuatro décadas de la muerte de Franco, tiene que asumir no poco de primera ruptura. En especial con los nostálgicos del franquismo y sus métodos y para que no se nos rompa el país. Tampoco es tan complicado. Para Catalunya bastaría un nuevo acuerdo económico que no olvide la solidaridad, autogestión en cuestiones lingüísticas y culturales, reconocimiento constitucional de la identidad como nación, traspaso de competencias y compromiso con la gestión del Estado, y un compromiso federal auténtico que convierta en real que, por ejemplo, el Tribunal Constutucional pueda estar en Barcelona. Y, por supuesto, que decidieran, en un referéndum pactado con el Estado y vinculante a ambas partes, su vinculación a España.

La discusión acerca de la monarquía no estaba en la agenda. Pero el comportamiento de Felipe VI ha vuelto a colocarla en el tablero. Decía Jaime Miquel que la España que emerge es plurinacional, y no entender esto coloca a Ciudadanos como mera muleta del PP, al PSOE como una veleta que oscila entre el bochorno y el patetismo, y al Rey Felipe VI caminito de Estoril. Nos corresponde a la ciudadanía asumir nuestras responsabilidades. Y la primera de todas es echar a todos los políticos responsables de habernos traído a este sindiós en lo que se ha convertido nuestra democracia. Han hecho mal su trabajo y hay que echarlos. Y Felipe VI, el rey inédito, ha decido echar su suerte al lado de los que nos sobran.

Aspecto parcial de la manifestación de quienes en Barcelona reclaman diálogo entre los gobiernos de Cataluña y España.

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18 comentarios

  1. Sería bueno que en Pájaro Rojo se diera lugar a artículos que tributen en la línea política del independentismo catalán de izquierdas como la CUP (Candidatura d’Unitat Popular) de Anna Gabriel y de la ERC (Esquerra Republicana de Catalunya de Gabriel Rufian, Joan Tardà y Oriol Junqueras. Realmente no es posible interpretar el sentimiento independentista catalán a través de la izquierda españolista de Podemos (Iglesias, Monedero, Errjeón o Echenique) o su representante “informal” en BCN como la alcandesa Ana Colau de la colalición Comú. Hay que recordar que los legisladores podemitas y sus socios políticos en Cataluña se negaron a votaron en el Parlament a favor de la Ley de Referendum ni la Ley de transitoriedad. O sea, que la histórica jornada del referendum del 1-O (que no fue una movilizacion como pretendío la izquierda españolista para bajarle el precio al referendum catalán) no fue producto, una vez, más de la gesta heroica del 1-O a cargo de la sociedad catalana.

  2. ¡APOYO! A los catalanes independentistas. No sé que diría mi abuelo, que era barcelonés, pero yo estoy con la segregación a causa de la tozudez y la cerrazón de mollera, propia de los “gallegos” (no solo los de Galicia, sino todos los españoles lo son) y me refiero especialmente a los que gobiernan el país. Cataluña pedía una cosa muy simple: una autonomía política y económica, que no una separación de España, que les proporcionara una mayor riqueza y una economía próspera, que podían lograr con mayor libertad y autodeterminación, y ponían como ejemplo muy elocuente, al estado norteamericano de California, que, en esas mismas condiciones ha progresado y desarrollado todo, o casi todo, su potencial convirtiéndose en un bastión y columna fuerte de la economía total del país. Pero los bestias del gobierno español se lo negaron una y otra vez. Para colmo de males, cuando se hizo la reforma constitucional de 1978, la justicia española abolió 14 artículos que beneficiaban a Cataluña, y los dejó sin nada, en cuanto a lo que ellos, los catalanes, pretendían y por lo que bregaban. Por todo ello justifico plenamente sus ímpetus independentistas y ojalá que no aflojen ante las amenazas del bestial, ignorante e incompetente Rajoy, al que habría que “rajoiarlo”, o sea, “rajarlo”. Y que sigan adelante con la declaración de la independencia ¡Viva Cataluña, libre e independiente, carajo!

    • Lo que hizo el gobierno de Rajoy es peor aun de lo que se sabe: en 2010 dio un golpe de estado institucional y se cargó la Constitución y ahora dice que es el gobierno catalán quien la “ha roto”. Lo denunció en su momento un catedrático de Derecho Constitucional, el andaluz Pérez Royo, pero los medios lo silenciaron: ” El gobierno del PP a través de un Tribunal Constitucional hecho a su medida, cambió el Estatuto de Cataluña, que había sido votado por el Parlamento catalán, el español y aceptado en referéndum por el pueblo de Cataluña, el gobierno de Rajoy cometió materialmente un golpe de estado”.
      http://www.eldiario.es/zonacritica/Estatuto-Cataluna_6_692990719.html

  3. LA SIGUIENTE DECLARACION me dejó pasmado. Demuestra una reculada vergonzosa del presidente catalán,
    quien debería renunciar sin más trámtes
    “Proponemos que el Parlament suspenda la declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada”, dijo Puigdemont en un discurso que no recibió los aplausos de los diputados de la CUP, el grupo anticapitalista que sostiene su gobierno y que había pedido una declaración inequívoca de independencia.

    • La situación cambia minuto a minuto. La declaración de independencia de ayer, dejada a continuación en suspenso, “durante unas semanas” (la CUP declaró luego que daba “un mes” de plazo) buscaba ganar tiempo imitando la “vía eslovena”, para que tuviera lugar una mediación, que al parecer la UE prometió a Puigdemont en el último momento. Pero…Rajoy ha respondido que da 5 días para una rendición total de los catalanes o aplica el temible artículo 155, que implica la suspensión de la autonomía, estado de sitio, proclamación de elecciones en Catalunya con posiblemente con los partidos soberanistas prohibidos. Puede seguir el minuto a minuto en este sitio: https://www.vilaweb.cat/

  4. Declarar la independencia de un Estado significa tener una base de hechos históricos que avalen esta pretensión. Las notas hablan de cuestiones políticas pero no de la base del reclamo, por ello colaboro acercando otro tipo de material.
    El conocido escritor Jesús Lainz explica en su último trabajo “España contra Cataluña”, editado por Encuentro Editorial, las mentiras históricas que los nacionalistas y separatistas catalanes plantean para llevar a cabo sus planes independentistas:

    1).- Cataluña fue un Estado en el pasado, luego tiene el derecho a serlo en el futuro

    En primer lugar, no es cierto que haber sido un Estado en el pasado legitime secesiones futuras. Todos los países de Europa, sin excepción, son el agregado de múltiples territorios que fueron reinos, principados, repúblicas, ducados, cantones, condados y señoríos. Y algunos de ellos hasta tiempos tan recientes como el siglo XIX: por ejemplo, Alemania e Italia.

    Y, en segundo, los condados catalanes nunca conformaron un reino independiente, sino que pasaron en el siglo XIII de la soberanía de los reyes francos a la de la Corona de Aragón. Por el contrario, otras regiones españolas actuales (Asturias, León, Castilla) sí fueron reinos y, sin embargo, no se deduce de ello derecho alguno a la secesión.

    2).- Cataluña no participó de la historia de España

    La primera capital de la Hispania romana fue Tarragona. Y la primera de la Hispania visigoda, Barcelona. Durante la Edad Media, los catalanes participaron, al igual que los demás españoles, en la reconquista. Jaime I de Aragón, por ejemplo, conquistó el reino de Murcia en nombre y por cuenta de su yerno Alfonso X de Castilla.

    Asimismo participaron en el proceso repoblador, pero no sólo de Valencia y Baleares, sino también de territorios castellanos como Valladolid o Sevilla. La sevillana Coria del Río, por ejemplo, fue otorgada por Alfonso X a «150 omes de Catalunna».

    Y los catalanes participaron durante siglos en todos los hechos de armas de la historia de España: la conquista de Granada, la de Navarra, la de Nápoles, la de América, los Tercios de Flandes, la batalla de Lepanto…

    3).- Los catalanes medievales no se consideraban españoles

    Todos los testimonios de aquella época demuestran lo contrario. En su «Llibre dels feits», escrito por él mismo, Jaime I explicó sobre la colaboración de los soldados catalanoaragoneses en beneficio del reino de Castilla: «Porque lo hemos hecho en primer lugar por Dios, en segundo por salvar a España, y en tercero para que tengamos el gran honor de que gracias a nosotros se haya salvado España». Y al salir en Lyon del concilio en el que se había ofrecido para ir en cruzada a Oriente, declaró: «Barones, ya podemos irnos, que hoy ha sido honrada toda España».

    Y de Ramón Muntaner nos ha llegado la mejor explicación de la solidaridad política que, por encima de ambiciones y enfrentamientos, informó a todos los monarcas medievales españoles, cuando reclamó una política conjunta de todos los reyes «de España, que son una carne y una sangre».

    4).- Los catalanes fueron excluidos de América

    En primer lugar, todo el victimismo queda anulado de raíz pues, aun en el caso de que hubiese sido cierta la exclusión, sus destinatarios no habrían sido los catalanes, sino los súbditos de los territorios de la Corona de Aragón.

    La confusión inicial nació de que los derechos sobre las tierras recién descubiertas derivaban del Tratado de Alcaçovas que puso fin a la guerra lusocastellana por el trono de Enrique IV y que otorgaba a Castilla las tierras que se descubrieran hacia el oeste. Aragón no era parte en este acuerdo, tanto por no participar en la pugna por el trono como por no tener litoral atlántico. Por lo tanto, del hecho de que sólo la Corona de Castilla tuviera derechos en el Atlántico se derivó la incorporación a ella de las tierras descubiertas por Colón.

    A pesar de alguna confusión jurídica inicial y de muy corta duración, la orden dada por Isabel y Fernando en 1501 a Ovando sobre que «no haya extranjeros de nuestros reinos y señoríos» se refería a los flamencos de la corte de Felipe el Hermoso y estaba destinada a prohibir el comercio de las Indias con y desde puertos de Flandes. La realidad fue, además, que los aragoneses y los catalanes participaron desde el principio en la empresa americana, monopolizada, eso sí, desde los puertos castellanos hasta su liberalización por Carlos III. Por ejemplo, el jefe militar del segundo viaje de Colón fue el ampurdanés Pedro de Margarit al frente de doscientos soldados catalanes. El primer vicario apostólico en las nuevas tierras fue Bernardo Boil, benedictino de Montserrat. Jaime Rasqui fue uno de los conquistadores del Río de la Plata. Juan Orpí fundó Nueva Barcelona en Venezuela. Juan de Grau y Ribó, compañero de Hernán Cortés, se esposó con Xipaguazin, hija de Moctezuma. Y el leridano Gaspar de Portolá conquistó California.

    Cristobal-Colon-Barcelona-camiseta-Barça

    5).- En 1714 Cataluña perdió su independencia al ser conquistada por España

    No es cierto que Cataluña fuese un estado soberano en 1714, sino un territorio con algunas instituciones propias, como en cualquier otro lugar de la Europa del Antiguo Régimen, y parte constituyente de la Corona de Aragón, es decir, de España. No es cierto que se tratase de una guerra entre castellanos y catalanes, sino entre partidarios de dos candidatos al trono de España. No es cierto que lo que moviese a los catalanes fuera la castellanofobia, sino la francofobia. No es cierto que Felipe V suprimiera la soberanía nacional representada en las Cortes catalanas, pues eran estamentales y no representaban a soberanía nacional alguna. No es cierto que Felipe V incorporara Cataluña a Castilla, sino que uniformizó legislaciones y centralizó el gobierno, fenómeno general en toda la Europa de aquel tiempo, lo que también conllevó grandes cambios en la vieja planta castellana, detalle que no suele recordarse.

    No es cierto que los catalanes fuesen austracistas y los castellanos, borbónicos: muchos de los más importantes gobernantes castellanos fueron austracistas y en Cataluña hubo comarcas enteras que se destacaron por su borbonismo. No es cierto que Cataluña fuese austracista desde el primer momento, pues las cortes catalanas juraron por rey a Felipe V en 1702, tres años antes de hacer lo propio con el Archiduque Carlos tras el desembarco angloholandés en Barcelona. No es cierto que en el famoso 11 de septiembre combatieran catalanes contra castellanos, pues hubo castellanos defendiendo Barcelona del mismo modo que el ejército de Felipe V contó con miles de voluntarios catalanes. Y no es cierto que los catalanes austracistas fueran separatistas, sino que presumieron de ser los más españoles de todos.

    6).- Cataluña es otra nación por tener otra lengua

    Carod Rovira y el conseller balear, Albert Moragues, en París para participar en la inauguración de Expolangues, febrero de 2010.

    Una lengua no equivale a una nación. Si en la ONU hay 193 naciones y en el mundo varios miles de lenguas, ¿faltan miles de naciones en la ONU o sobran miles de lenguas en el mundo? Todos los países europeos son multilingües, con la única excepción de Islandia. Y España no es precisamente el más multilingüe de todos: más variedad de lenguas hay en Francia o en Italia. Además, si una lengua es igual a una nación, ¿pertenecerían los araneses a la nación catalana? Finalmente, ¿por qué de la existencia de una lengua han de deducirse consecuencias políticas?

    7).- La castellana es una lengua impuesta a los catalanes por la fuerza

    La extensión del castellano sobre tierras catalanas comenzó en la Edad Media, cuando fue consolidándose como la lengua franca, la lengua en la que era más fácil entenderse dada su mayor extensión territorial, su mayor número de hablantes y su posición geográfica central. Los lingüistas lo han explicado mil veces. Un solo ejemplo: Jaime II de Aragón, siglo XIII, escribía sus cartas a los reyes musulmanes de Granada en castellano, sin que el rey de Castilla tuviese participación, influencia, autoridad ni culpa alguna en ello.

    Por otro lado, el cultivo literario de la lengua castellana, que no alcanzó ninguna otra lengua española, su prestigio y su peso económico provocaron el abandono paulatino de las lenguas de alcance regional, como ha sucedido siempre en todo el mundo. Fueron los propios catalanohablantes, empezando por las elites sociales e intelectuales, los que fueron pasándose a la lengua castellana y abandonando la lengua catalana. Así lo hicieron Despuig, Martí de Viciana, Viñoles, Boscán y Timoneda en los siglos XV y XVI. Muchos catalanes incluso recomendaron el abandono de la lengua catalana, como Antonio Capmany, que la consideró «un idioma antiguo y provincial, muerto hoy para la república de las letras»; o nada menos que Aribau, que animó al gobierno español a que «generalizase en todos sus dominios una misma lengua».

    Las medidas de extensión de la lengua común de la monarquía (que no es lo mismo que la extirpación de las regionales, lo que sí se hizo, por ejemplo, en la Francia republicana), tomadas desde el comienzo del siglo XVIII, palidecen en comparación con el abandono por parte de los hablantes. Así lo reconocieron todos los ideólogos nacionalistas. Cambó, por ejemplo, declaró en 1916 que «quienes más han trabajado para la destrucción de la personalidad catalana han sido los propios catalanes».

    El periódico de su partido, «La Veu de Catalunya», escribió en 1910 que «el castellano no se ha impuesto por decreto en Cataluña, sino por adopción voluntaria, lenta, de nuestro pueblo, efecto del gran prestigio adquirido por la lengua castellana. Éramos libres, teníamos completa autonomía política, con Cortes más soberanas que las propuestas por las Bases de Manresa, y ya se hablaba y escribía en castellano».

    8).- España ha sido tradicionalmente reaccionaria, a diferencia de Cataluña

    Barcelona. Febrero de 1936. En el Teatro Olymppia, mitin de la Liga Catalana bajo la presidencia de Cambó.

    Olvidando el hecho de que las primeras cortes europeas fueron las leonesas, y viniendo a tiempos más cercanos, la Cataluña del siglo XIX se caracterizó por ser una abundante fuente de pensamiento conservador y el principal reducto, junto a las provincias vasconavarras, del absolutismo y el carlismo. Cataluña fue la única región española que se alzó en armas cinco veces en defensa de los sagrados derechos del trono y el altar, además del especial entusiasmo con el que los catalanes lucharon contra la Francia revolucionaria en 1793 y la napoleónica en 1808: durante el trienio liberal (1820-23), en defensa de la Regencia de Urgell contra la Constitución de Cádiz; en 1827, la Guerra dels Agraviats o dels Malcontents, que reivindicaron el apartamiento de los ministros liberales y el restablecimiento de la Inquisición; y en 1833-40, 1846-49 y 1872-76, las tres guerras carlistas. Mientras tanto, gran parte de la España castellana se distinguía por su apoyo al liberalismo.

    Por otro lado, Cataluña fue la fortaleza del proteccionismo frente al librecambismo, Prat de la Riba y otros liguistas fueron partidarios del sufragio censitario, y Cambó y la Lliga apoyaron a Primo de Rivera y a Franco.

    9).- España ha sido tradicionalmente imperialista y belicista, a diferencia de Cataluña
    Detalle del cuadro de Ramon Padró i Pijoan «Embarcamiento de los voluntarios catalanes en el puerto de Barcelona»

    ¿Habrá que olvidarse, pues, de los almogávares, que dejaron imborrable recuerdo en el Mediterráneo a golpe de espada? ¿Y de los reyes catalanoaragoneses que expulsaron a los moros de España y a continuación se dedicaron a conquistar Cerdeña, Sicilia e Italia?

    En tiempos más cercanos, Cataluña fue la región española que más encarnizadamente se alzó contra la invasión napoleónica, según palabras del mariscal Berthier. Los gerundenses prefirieron morir antes que entregarse. Y la primera batalla ganada a los franceses fue la del Bruch.

    Durante todo el siglo XIX; Cataluña fue la región más patriota, belicista, islamófoba, esclavista, colonialista e imperialista de España. Durante la Guerra de Marruecos de 1859-60 Cataluña se llenó de versos, canciones, zarzuelas, himnos y obras de teatro incitando a los jóvenes catalanes a alistarse para borrar la Media Luna de la faz de la tierra. Respecto a la esclavitud, de todas las ligas antiabolicionistas de España, la más activa fue la de Barcelona.
    La prensa catalana, de todas las tendencias, incluida la de la extrema izquierda republicana y anticlerical, fue extraordinariamente agresiva y patriotera tanto contra los alemanes en la crisis de las Carolinas en 1885, como contra los marroquíes en la de Melilla de 1893, como contra mabises y yanquis en las guerras de Cuba y Filipinas. Cataluña fue la primera región en levantar tercios de voluntarios para todas esas guerras, como ha quedado inmortalizado en incontables versos, cuadros y periódicos de la época.

    10).- La de 1936 fue una guerra entre España y Cataluña

    Habrá que olvidarse, por lo tanto, de los dos principales apoyos eclesiásticos de Franco, los cardenales Gomá y Pla. Y de un Cambó que, tras medio siglo de liderazgo catalanista, puso su fortuna a disposición de Franco y organizó en París, junto con Llonc, Ventosa, Estelrich y otros huidos de la Cataluña republicana, la Oficina de Propaganda y Prensa para defender el bando franquista ante la opinión pública europea y organizar su servicio de espionaje. Cambó también fue el responsable del manifiesto que secundaron cientos de personalidades catalanas de la política, la empresa y la cultura en el que proclamaron que «como catalanes, afirmamos que nuestra tierra quiere seguir unida a los otros pueblos de España por el amor fraternal y por el sentimiento de la comunidad de destino, que nos obliga a todos a contribuir con el máximo sacrificio a la obra común de liberación de la tiranía roja y de reparación de la grandeza futura de España». Otros catalanes que se distinguieron por su apoyo a Franco fueron, entre otros muchos, Josep Pla, Eugenio d’Ors, Agustí Calvet, Federico Mompou y Salvador Dalí.

    Por otro lado, Xavier de Salas, Josep Maria Fontana, Josep Vergés, Ignasi Agustí y Juan Ramón Masoliver fundaron en Burgos la influyente revista Destino, y tres de los principales dibujantes y guionistas de las revistas juveniles Pelayos y Flecha fueron Valentí Castanys, Josep Serra y Josep Maria Canellas.

    Por no hablar de los miles de alcaldes, gobernadores, procuradores, diplomáticos y ministros catalanes del régimen franquista. Entre estos últimos estuvieron Joaquín Bau y Nolla, Francisco Serrat y Bonastre, Eduardo Aunós, Joaquín Planell y Riera, Pedro Gual Villalbí…
    http://elmunicipio.es/2014/05/las-diez-mentiras-de-los-nacionalistas-catalanes-sobre-espana/

    • ché, ¿tanto le molesta a Clarín la independencia de los catalanes que ya mandó los trolls para acá? Teniendo en cuenta que a Mauricio lo apadrina Aznar, todo cierra…

    • El partido Ciudadanos es la marca blanca del PP en Cataluña. Ciudadanos es el partido que ayuda a que Rajoy pueda gobernar teniendo minoría parlamentaria y seguir destrozando toda España. En su día, Ciudadanos fue denunciado por estar financiado por el lobby militar industrial de EEUU. ¿Esos documentos usted no los lee?

  5. Agrego un documento del 2006 donde el autor advertía sobre la puesta en marcha de un proceso de destrucción de los Estados para englobarlos en la UE bajo la égida alemana, obediente al pode anglosajón. Hoy la realidad europea ha cambiado, pero algunas consideraciones escritas hace mas de una década son premonitoras.

    ¿LA GRAN EUROPA O LA GRAN CATÁSTROFE?
    09 DE MAYO DE 2006 – 01:03 – GLOBALIZACIÓN
    ¿LA GRAN EUROPA O LA GRAN CATÁSTROFE?
    Pierre HILLARD

    En estos principios del siglo XXI, la construcción de Europa se acelera. Por un lado, la reunión de Jefes de Estado en Copenhague los días 12 y 13 de diciembre de 2002 abrió la puerta a diez nuevos candidatos: Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre y Malta. Estos países se integraron en la UE el 1 de mayo de 2004. Otros países como Rumanía y Bulgaria esperan su turno, quizá para 2007. Turquía, apoyada por los Estados Unidos, hace presión para incorporarse a esta Europa que a menudo combatió en el pasado.

    El principio federal

    Por otro lado, observamos que la elaboración de una Constitución europea bajo los auspicios de Valéry Giscard d´Estaing toma forma. Se afirma el principio federal ampliamente. Por último, la política de descentralización del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin (mayo de 2002 -) dibuja una nueva Francia. En adelante, las regiones están en condiciones de adquirir un peso que las vuelve incontrolables. Por lo tanto, las reivindicaciones identitarias se hacen palpables. Cada vez más representantes bretones, corsos, vascos…, reclaman mayores derechos y nuevas libertades para permitir la expansión de sus características específicas. Todos estos elementos, aparentemente distintos, se basan en realidad en lo mismo. Se trata de construir una Europa federal etno-regionalista en el marco de la Unión Europea (UE), en relación con los Estados Unidos por medio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Varios textos permiten tener una visión global del proyecto europeo y el papel determinante desempeñado por Alemania y comprender mejor las evoluciones que se prevén de nuestro continente.

    1. Los documentos etno-lingüísticos

    Podemos destacar dos documentos europeos en condiciones de promover los fenómenos identitarios: el Convenio Marco para la Protección de las Minorías (1) y la Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias (2). Estos dos documentos que entraron en vigor respectivamente el 1 de febrero de 1998 y el 1 de marzo de 1998 dan la posibilidad a los grupos étnicos de reafirmarse. La redacción de estos textos se debe, inicialmente, a un instituto: la Unión Federalista de las Comunidades Étnicas Europeas (UFCE), cuya sede está en Flensburg, al norte de Alemania. El Ministerio del Interior de la República Federal de Alemania, el Estado Federado del Schleswig Holstein, el Estado Federado de Carintia y la Fundación Hermann Niermann de Dusseldorf financian este organismo. El objetivo de la UFCE consiste en promover la emergencia de grupos étnicos a los que se atribuyen toda clase de derechos: políticos, educativos, administrativos… Su programa se cerró definitivamente en 1992 y se reunió en una obra: “Ethnos 46” (3). Los participantes son todos juristas alemanes y austriacos, sin contar con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Austria y el Ministerio de Interior de Alemania. Es esta fuente jurídica la que redactó estos dos textos europeos o, más exactamente, germano-europeos.

    – La puesta en acción

    La Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias fue redactada en función de la Resolución 192 (1988) del Consejo de Europa. Su ponente fue un abogado alemán, Herbert Kohn, miembro del Comité Jurídico de la UFCE. Gracias a su trabajo, la Carta permite la utilización de las lenguas regionales en ámbitos tan distintos como la enseñanza (artículo, la justicia (artículo 9), los medios de comunicación (artículo 11), y facilita los intercambios transfronterizos (artículo 7 y 14). Es necesario retener bien estos artículos 7 y 14 que hacen mención a las fronteras. Además, estas medidas se reflejan también en otros documentos, en particular el que trata sobre el convenio-marco para la protección de las minorías… Basándonos siempre en los trabajos reunidos en la obra “Ethnos 46”, es un alto funcionario del Ministerio del Interior alemán, Rolf Gossmann, quien consiguió durante el año 1994 insuflar la parte fundamental de este programa en este Convenio-marco. Es necesario saber también que este mismo personaje es el agente de conexión entre el UFCE y el Gobierno alemán. En cualquier caso, la aplicación de este documento desde su entrada en vigor representa una verdadera convulsión puesto que permite el reconocimiento oficial de todos los grupos étnicos en la Unión Europea.

    En cierto modo, este documento germano-europeo reanuda el ideal de los pangermanistas del siglo XIX: “desprender el substrato étnico de su ganga estatal antes de proceder a nuevas combinaciones”. En todo lo que sea reconocer la promoción de todas las características propias de las minorías étnicas (artículo 5), el Convenio-marco para la protección de las minorías se asocia a la Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias y afirma en su artículo 17 los elementos que están en condiciones de debilitar a fondo el trazado de las fronteras en Europa.

    Dice esto: “Las Partes se comprometen a no obstaculizar el derecho de las personas que pertenecen a minorías nacionales a establecer y a mantener, libre y pacíficamente, contactos más allá de las fronteras con personas que se encuentran legalmente en otros Estados y, en particular, con aquéllas con las que tienen una identidad étnica, cultural, lingüística o religiosa, o un patrimonio cultural compartido”.

    Esta etnización de toda Europa encuentra su toque final en la Carta de Derechos Fundamentales (4). Los jefes de Gobierno la firmaron en la última Cumbre de Niza, en diciembre de 2000. Entró en vigor después del voto positivo de los irlandeses en octubre de 2002. La Carta de Derechos Fundamentales confirma sin ambigüedad este principio, en particular, en sus artículos 21 y 22 donde expresamente se afirma que las discriminaciones étnicas, lingüísticas, sexuales y religiosas están prohibidas. Esta oficialización de la etnicidad despegará verdaderamente a partir del momento en que se le conceda un marco político adecuado. El federalismo es el apoyo.

    2. La regionalización de Europa

    El reconocimiento del principio federal en las instancias europeas se basa en tres documentos que son, aquí también, germano-europeos. Son las Cartas de la Autonomía Local y Regional y el Convenio-marco sobre la Cooperación Transfronteriza llamada también Carta de Madrid.

    La Carta de la Autonomía Local se promovió gracias a un texto de 89 páginas titulado “Las instituciones regionales en Europa” por un ponente alemán de nombre típicamente francés: A. Galleta. Este documento permite la autonomía local en todos los ámbitos: político, administrativo, da derecho a disponer de recursos financieros propios suficientes… Pero en este asunto, los grupos étnicos que residen sobre una superficie de territorio reducida están en condiciones de reclamar la autonomía territorial que corresponde a su emplazamiento. Estas pretensiones tomarán un cariz más vivo con el proyecto de la Carta de la Autonomía Regional. Este texto fundamental se apoya en la recomendación 34 (1997) del ponente alemán y diputado socialista del Estado Federado de la Baja Sajonia, Peter Rabe. Fue en marzo de 1996 cuando se presentó el primer proyecto por el gobierno de este land. En ese momento, su Ministro-Presidente se llamaba Gerhard Schröder, canciller desde 1998.

    – La parcelación

    El objetivo supremo de este documento es el mismo que en el caso anterior, pero a una escala más extensa. Permite la expansión completa de las “regiones-Estado” que están en condiciones de pasar por encima de la autoridad del Estado y tratar directamente con las instituciones europeas. Esta promoción de la autoridad política de las regiones irá a la par que la de los principios etno-lingüísticos citados más arriba. En efecto, el preámbulo del “Proyecto de Carta de la Autonomía Regional” estipula sin rodeos esto: “De acuerdo con el artículo 1 del Convenio-marco para la protección de las minorías nacionales, el respeto de los derechos humanos incluye el de las minorías. Las regiones pues deben respetar los derechos de las minorías que se encuentran en su territorio”. Como se puede constatar, todo esto es simplemente el reconocimiento del etno-regionalismo.

    Por último, este proceso de desintegración de los Estados tomará su forma más completa con la Carta de Madrid. En apariencia, un organismo europeo propulsó este último documento, pero enteramente alemán por sus fundadores y sus dirigentes: la Asamblea de las Regiones Fronterizas Europeas (ARFE), cuya sede se encuentra en Gronau. Este organismo tiene por objetivo supremo transformar las fronteras de Estado en fronteras administrativas gracias a las euro-regiones. Estas entidades territoriales en una y otra parte de una frontera, actúan como disolventes volviendo caducas las fronteras estatales. Eso permite todas las modificaciones territoriales y los desplazamientos de fronteras. Obviamente, esto no puede sino agradar a los vascos y a los catalanes que pueden esperar una unificación de las partes francesas y españolas. Como bien dice el diputado europeo, Alain Lamassoure: “Europa unificará el País Vasco”.

    3. El ramillete final

    Francia se ha comprometido a promover sus regiones. El principio debe ser próximamente reconocido en una revisión de la Constitución de la V República (1958) durante una reunión del Congreso en Versalles. Esto no es más que la exacta aplicación del artículo 2 del proyecto de la Carta de la Autonomía Regional que afirma claramente que “el principio de la autonomía regional debe en la medida de lo posible reconocerse en la constitución”.

    Las cosas van muy rápidamente puesto que es necesario completar todo esto para la elaboración de un Código Civil europeo (véase la recopilación Dalloz de 25 de julio de 2002). Fue bajo la dirección de un jurista alemán, Christian von Bar, cuando el Parlamento Europeo decidió en julio de 1999 crear un Código Civil europeo que debe erradicar a todos los otros. Esta uniformación jurídica acompaña a la revolución política y geopolítica que se desarrolla actualmente bajo nuestros ojos. En efecto, el Código Civil de cada país es de alguna manera la sustancia propia de la historia de una nación. Sustituirlo por un Código Civil común, es borrar la memoria jurídica de cada país y acelerar por ahí la pérdida de la conciencia nacional.

    La promoción de las regiones políticamente autónomas y de sus caracteres étnicos acompañan a este borrado de la memoria. Por otra parte, Christian von Bar afirmó con una franqueza heladora después de su conferencia el 12 de abril de 2002 en la Grand Chambre del Tribunal de Casación en París, que “Carlomagno nos recuerda que Europa es más antigua que los Estados que la componen. En nuestra comunidad, redescubrimos a Europa en su totalidad”. Estas observaciones tiran por tierra mil doscientos años de historia de la lenta sedimentación de los Estados-nación. El ideal propuesto es en resumidas cuentas la vuelta al Imperio Carolingio. El Euro, que entró en circulación a principios del año 2002, ¿no sería finalmente más que una moneda de Imperio cuyo objetivo final sería servir de medio de intercambio entre las regiones que constituyen el Estado federal europeo que se avecina?

    – El ideal étnico en el parlamento europeo.

    El fenómeno se arraiga en un partido político europeo, el Partido Democrático de los Pueblos de Europa – Alianza Libre Europea (PDPE – ALE) en relación directa con el grupo de los Verdes que elaboró un mapa de la Europa étnica en 1997 (por el momento, solamente la Unión Europea) bajo los auspicios del Parlamento Europeo. Como muestra este mapa, Francia estalla en distintas entidades, como Gran Bretaña. Se percibe una extraña relación con el mapa de la Europa de las regiones de las Waffen-SS, reproducida en el Anexo de mi libro (P. Hillard, “Minorías y regionalismo”, éd. F.- X. de Guibert). El gran vencedor de estos repartos étnicos es el cuerpo germánico que, además de Alemania, asocia a Austria, a la Suiza germanófona, a Alsacia, al país de Metz, a Luxemburgo y a los cantones de habla alemana belgas. Al beneficiarse de una cohesión cultural, el mundo de habla alemana será el gran beneficiario de estas convulsiones “tribales”.

    La Europa de las tribus
    Es necesario razonar siempre en términos de informes de poder. La entidad de habla alemana, compuesta por 90 millones de individuos y económicamente la más potente de Europa, ejercerá un poder de atracción tal que todo el perímetro de su territorio entrará bajo su dependencia. Es de alguna manera, el renacimiento de un nuevo Sacro Imperio Romano de Occidente. Esta dislocación del cuerpo europeo irá en aumento, ya que el Ministerio de Interior alemán apoya a un centenar de movimientos autonomistas en Europa que incluye a los bretones, a los alsacianos, a los flamencos y a los saboyanos, sólo en Francia (véase Anexo 34 de mi libro). Estos últimos, al igual que los grupos étnicos de otros Estados de la Unión y como los de los nuevos miembros desde 2004 (Polonia, Hungría, Estados bálticos…), podrán entonces agitar el espectro de la secesión.

    Podemos incluso ir más lejos. Las poblaciones extraeuropeas, en el marco de los derechos humanos y del derecho a la diferencia estarán en condiciones de reclamar una extensión de estos derechos a su favor. Los textos germano-europeos los autorizan. Lo que es más, la entrada programada de Turquía en la Unión Europea acelerará esta implantación étnica musulmana sobre todo el continente. Numerosos Kosovos deben preverse. Europa se dividirá aún más. Inevitablemente rivalidades interétnicas vinculadas a los intereses económicos y al egoísmo inherente al hombre favorecerán múltiples guerras. Esto será como “la guerra del fuego” y “Mad Max” juntos. Europa ha caído desgraciadamente en una espiral infernal. En efecto, un sabio del siglo pasado decía: “De ordinario, en política, los efectos se perciben cuando comienzan a producirse, es decir, cuando es demasiado tarde “(5).

    NOTAS:

    1. Comité ad hoc para la proteccion de las minorias nationales (CAHMIN), Strasbourg, Editions Conseil de l’Europe, 1994.

    2. Mapa europeo de lenguas regionales o minoritarias e informe explicativo, Strasbourg, Editions Conseil de l’Europe, 1993.

    3. Felix Ermacora y Christoph Pan, “Volksgruppenschutz in Europa” (Protection des groupes ethniques en Europe), Ethnos 46, Braumüller, 1995.

    4. Carta de los Derechos Fundamentales de la Union Europea, Strasbourg, Editions du Conseil de l’Europe, 2001.

    5. Jacques Bainville, “Réflexions sur la politique”, Paris, Librairie Plon, 1941, p. 18. Copyright 20 février 2003-hillard/ (diploweb.com)

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    https://bitacorapi.blogia.com/2006/050901–la-gran-europa-o-la-gran-cat-strofe-.php

  6. Alemania no tiene que tomarse ninguna molestia en destruir los estados europeos occidentales, “para englobarlos bajo la égida alemana” porque ya los tiene controlados a todos con el BCE. El autor del libro -¡de 2006, con lo que ha llovido desde entonces!- es francés y es casi obligado que desconfíe de Alemania, pero de ahí a afirmar que el Ministerio de Exteriores de Alemania apoya a las minorias étnicas, es pasarse. Justamente los reclamos de las minorías étnicas europeas son una reacción a la concentración del poder en Bruselas, en manos de unos tecnócratas que nadie ha votado. Bajo el reclamo con visos de identitario, lo que piden es la autogestión, democracia participativa y de proximidad. Y por supuesto, eso que llama despectivamente “tribus” son pueblos en lucha contra la globalización.

    • LO importante es que pronostica una aparición de movimientos secesionistas y eso está sucediendo en muchos lados a la vez: México, Antioquía, Kirdistán, Patagonia agentina y chilena, Escocia, Piamonte, Véneto, Flandes, Baviera, Paíse Vasco, y un largo etc.

      • “Pronostica” significa predecir un hecho futuro. Decir que los kurdos, vascos, escoceses, etc reclaman su derecho a la autodeterminación desde ¡2006! es un insulto a la inteligencia. Los kurdos son un pueblo dividido entre 4 estados y en más de uno de ellos han sido y son víctimas de genocidio, sólo por ser kurdos. Un estado propio es una medida de supervivencia. En Europa hay comunidades nacionales separadas porque los monarcas se los cambiaron/regalaron/vendieron, como si fuera una plantación con los esclavos incluidos. Luego, las II guerras mundiales dejaron comunidades nacionales desplazadas, divididas, convertidas en minorias dentro de lo que habia sido su territorio. Y no hablemos de Eurasia, donde hay problemas nacionales sin resolver acumulados desde la época del imperio ruso zarista. Los “movimientos secesionistas” -como los denomina usted utilizando el lenguaje de la derecha más reaccionaria- existen porque hay comunidades y minorías maltratadas por otras en diversos grados. El ejemplo extremo actual, lo tenemos en la limpieza étnica de los rohinyá.
        Su concepción de pueblo (como habitantes de un estado) es una idea acuñada por las potencias imperiales europeas de acuerdo a sus necesidades económicas. Ya Lenin defendió el derecho a la autodeterminación de los pueblos, entendido como derecho a la secesión y fue reconocido en la Revolución de Octubre, y en la Constitución de la URSS.

    • Lo que se establece es que la mayoría de esas minorías no tienen entidad como para considerarse un Estado independiente, solo tener una lengua diferente no avala esas pretensiones. Con solo pensar que hay 200 países y miles de lenguas es claro que no es suficiente.

      • ¿Quién establece que “esas minorías no tienen entidad como para considerarse un estado independiente”? ¿Lo establece usted, Goldman Sachs, el FMI, la Troika, Standard & Poor’s, el Banco Mundial, Wall Street, el Departamento de Estado de USA, el Pentágono…?

        En el mundo hay 194 países soberanos actualmente, y el 13% de ellos son diminutos (unos cuantos en Europa y en la UE). Estos estados de la UE son más pequeños que Catalunya (algunos la mitad o ¡hasta 10 veces menos): Dinamarca, Finlandia, Eslovaquia, Noruega, Irlanda; Lituania, Croacia, Letonia, Eslovenia, Malta, etc, etc. ¿Les diria usted a los daneses, fineses o noruegos, por ejemplo, que no tienen “entidad” (sea lo que sea que Ud. entienda por “entidad”) para autodeterminarse y organizarse como mejor lo crean conveniente? Seguramente no se lo diría. ¿Cree Ud. que han sido estados independientes desde el comienzo de todos los tiempos y han tenido siempre los límites que tienen hoy? Durante el siglo XX se hizo y deshizo continuamente la demarcación de los estados europeos . ¡Y los cambios que veremos en el XXI, en los estados que no acepten la plurinacionalidad!

        Algo que le puede abrir la mente a nuevos conceptos es darse una vuelta por el Estado Plurinacional de Bolivia,

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