FÚTBOL PATÉTICO. Postales de la “Revolución de la Alegría”
En una inesperada voltereta de la historia, la vieja oligarquía, trasmutada en ceocracia apátrida, se ha hecho con la suma del poder, y no a través de golpes palaciegos como en Paraguay y Brasil, sino por los votos. Lo que me recuerda aquel certero dicho de Spinetta: “La misma gente que toca bocina impacientemente en los peajes (para que les abran las barreras y pasar sin pagar) son lo que luego votan al dueño de los peajes”. Venía ayer por Libertador desde la provincia cuando al pasar por Nuñez me topé con esta escena:
Hinchas de Ríver abigarrados, apretujados contra los vidrios de una pizzería como mariposas estrelladas contra un radiador en la carretera. Y pensé, ¿cuántos de ellos habrán votado a los amarillos que los privaron de ese placer tan elemental que es ver jugar a su equipo por TV? Quizá haya varios que no, atentos a que Macri es de Boca, pero seguramenten, aún así, lo habrá hecho una gran proporción.
Lo que me recordó otro refrán castizo “Tras de cornudos, apaleados” y sus variantes sintéticas “cornudos y apaleados” y “cornudos, apaleados… y felices”.
Horas después me llegó esta otra foto, de otro café o pizzería cuyo dueño bajo las cortinas para dificultar sino impedir completamente que quienes estaban en la calle pudieran mirar el partido sin oblar una consumición.
Y es que como cantaba Nacha Guevara, “No basta ser feliz, es necesario que los demás sean desgraciados”.
Así que concuyo a coro con Diego Capusotto:
“El fútbol pago que se lo metan en el orto”.
Me dejaste con la duda de qué dice Capusotto
engañados, apaleados,
pero felices?
tal vez para el in falte:
y hambreados