ALCAHUETERÍAS. Daniel Santoro “El Malo” y Cappiello hacen de voceros de los servicios israelíes; Carlos Escudé desbarata sus maniobras

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EL REY DEL PERIODISMO BOTÓN. Daniel Santoro (El Malo, ¡Qué karma para el pintor!) no ceja en su propósito de perforar las simas cloacales de lo que alguna vez fue un noble oficio con tal de honrar con sus fétidas salpicaduras a su máximo galardón, el Premio Rey (Emético) de España. Invitado por la DAIA a visitar Israel, pagó el viaje escribiendo esta nota dictada por los servicios secretos de ese país, texto que no contiene un ápice, un átomo de verdad. Tras balbucear incoherencias acerca de la supuesta serie de atentados perpetrados por Hezbolá en todo el planeta sin poder mencionar más que uno cometido en 1983 en su patria, Líbano, contra los marines invasores, la remató con un “Al comentársele si conocía a la familia de Ibrahim Berro, el suicida que según la Justicia argentina manejó la Traffic (sic) que se usó como coche bomba en el ataque a la AMIA…” frase que hace tabla rasa con la verdad, reemplazándola con una crasa mentira. No se trata sólo de la impostura de la supuesta Trafic-bomba y su fantasmal conductor kamikaze sino, sobre todo, de que ya ha sido comprobado por la justicia que el grumo de sangre reseca que mojó un pedal de acelerador de una Trafic que el finado Nisman se obcecó en asegurar correspondían a aquella supuesta Trafic-bomba y a aquel supuesto suicida, y que éste era indubitablemente Berro, NO pertenecía a Berro ni a nadie de su familia.

Si el lector desea resarcirse del daño moral de leer semejante retahila de embustes tóxicos, le sugiero que escuche a Carlos Escudé, politólogo, sociólogo, experto en Relaciones Internacionales y converso al judaísmo, entrevistado por Daniel Schnitman el pasado domingo en Radio Rebelde (AM 740). El “proyanqui” Escudé, claro y didáctico, pone los puntos sobre las íes. Gratificante. Pronto presentará su libro -ya publicado en España- “¡Y Luis D’Elía tenía razón!”

Foto de presentación: “Jaime” Stiuso amenazó con probar que Santoro le había vendido información a Rusia y que por eso Estados Unidos le había negado la visa. Todo quedó en nada, pero a partir de entonces Santoro, un habitué de la Embajada de los Estados Unidos, se convirtió en virtual vocero de Stiuso, que a su vez fue históricamente un sirviente del Mossad.

Más abajo, como yapa o bonus track, la performace de otro falsario, Hernán Cappiello, de La Nación.

La increíble historia del libanés chiita que se convirtió al judaísmo

Un ex espía acusó al Hezbollah por el atentado contra la AMIA

Hibrain Yassin dijo también que conoció al jefe del grupo que concretó el ataque Imad Moughnieh cuya captura había pedido el fiscal Nisman.

 

Ex miembro del Hezbollah, Ibrahim Yassin, que ahora colabora con Israel y se convirtió al judaísmo.

 

En 1985, tres años después de la invasión israelí al sur del Líbano, el jefe del brazo internacional del Hezbollah, la Jihad Islámica, Imad Moughnieh “quemó vivo con kerosene al hijo de 8 meses” de Hibrain Yassin y luego lo “dejó preso durante once meses a un pozo” para que su clan lo apoyara. Entonces, Yassin aceptó hacer tareas de inteligencia para ese partido libanés pro iraní, que está acusado de haber ejecutado el atentado contra la AMIA en 1994, entre otros ataques internacionales. Lo hizo aunque tenía prohibido salir del Líbano y su vida era un “infierno”. Sin embargo,Yassin siempre quiso vengarse de Moughnieh. Encontró la forma cuando en dos años después comenzó a colaborar en secreto con el ejército israelí, haciendo contrainteligencia. “Les adelanté una serie de atentados que se estaban por cometer hasta que en 1997 a mi y a mi familia nos sacaron del Líbano” en un operativo secreto, comentó. En Israel siguió colaborando con el ejército israelí, se cambió su nombre por el de Abraham Sinai, se convirtió del islamismo chiita al judaísmo y ahora estudia para ser rabino. Usa kipá, viste y usa barba como un rabino y contesta citando al viejo testamento.

Cuando habla Yassin da una serie de detalles que demuestran que conoció a fondo las actividades del Hezbollah en valle de Bekaa, ubicado en el sur del Líbano. “Moughnieh es un sanguinario sin escrúpulos”, agregó Yassin, quien se mueve siempre con custodia.

Moughnieh es el mismo dirigente de la Hezbollah que está acusado por la Justicia argentina de haber sido el organizador del ataque contra la sede de la mutual judía en Buenos Aires y que fue asesinado en el 2008 cuando su auto en Damasco voló por los aires por efecto de una bomba, tras salir de un acto por un nuevo aniversario de la revolución iraní. Israel nunca reconoció oficialmente haber sido el autor del ataque pero fuentes de inteligencia sí lo hicieron. Yassin tenía un pedido de captura internacional de Interpol que había pedido el ex fiscal de la AMIA Alberto Nisman.

En declaraciones a un grupo de periodistas que visitó Jerusalén, entre ellos uno de Clarín, Yassin dijo que ese dirigente del Hezbollah le adelantó que iban a hacer un atentado en la Argentina. “Se que organizó el atentado contra la AMIA de 1994 aunque no se los detalles”, agregó. Los periodistas fueron invitados por el presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban, con motivo del 70° aniversario de la creación del estado con Israel.

Sobre los motivos por los cuales se atacó a la AMIA, dijo que “los atentados se hacían por política y donde había oportunidades”, en alusión a las pocas medidas antiterroristas que había en la Argentina en esa época. También, afirmó que Irán “estaba detrás” de las decisiones del Hezbollah por pertenecer ambos al sector chiita del islamismo y ser un supuesto proveedor de inteligencia y armamento. “Los atentados se cometían siempre con permiso de Irán”, insistió Yassin.

Comentó que en los 90 el Hezbollah “hizo una serie de atentados en el exterior para aumentar su escalada de terror” y mencionó el ataque de 1983 contra un cuartel de la infantería de marina de EE.UU en Beirut que dejó un saldo de más de 300 muertos.

Cuando se le preguntó si el Hezbollah ejecutó también el crimen del fiscal Alberto Nisman en el 2015, contestó que no sabía pero que la forma que se ejecutó “puede ser”. “Era común para el Hezbollah matar a alguien para que no hable”. Tampoco dio tener datos para contestar si la Jihad islámica sigue operando en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.

Al comentársele si conocía a la familia de Ibrahim Berro, el suicida que según la Justicia argentina manejó la Traffic que se usó como coche bomba en el ataque a la AMIA, contestó que no lo sabía quien era aunque aseguró que el método de los coche-bomba era un modos operandi habitual para el Hezbollah.

 

PS: Por la tarde me topo con la nota que publicó Hernán Capiello en La Nacion, Ibrahim Yasim. “El jefe de Hezbollah fue quien armó el atentado a la AMIA”. Capiello es tan abyecto y más antiguo que Santoro en el encubrimiento de los asesinos que demolieron la AMIA, ya que fue cómplice del ex juez Galeano (a quien sigue defendiendo a pesar de haberse comprobado su protagonismo en el desvío de las investigaciones a una vía muerta). Menos conocido que Santoro a causa de que este participa en el programa Gorilas sueltos, en algunos aspectos, Cappiello fue otro de los invitados por la DAIA a visitar Israel y a cambio de oficiar de portavoz de sus servicios de inteligencia, y lo supera holgadamente al darle ¿candoroso? crédito al agente de Amal (el servicio de inteligehcia del ejército israelí) que dice haber sido en otra vida miembro de Hezbolá. Por ejemplo cuando transcribe sin dudar ni repreguntar que los milicianos de Hezbolá mutilaban niños (libaneses y chiítas, no judíos), cocinaban las partes cortadas y se las comían. Hay que tener estómago para tragar semejantes embustes. Como era de esperar,  Cappiello tampoco menciona siquiera un solo atentado que Hezbolá haya perpetrado en todo el ancho mundo.

El arrepentido de Hezbollah reveló quién organizó el atentado a la AMIA

Cappiello, acérrimo enemigo de la verdad.
El ex integrante de la organización islámica pasó a ser informante del Ejército de Israel; responsabiliza a Mugniyah por el ataque

TEL AVIV.- Ibrahim Yasim no lo duda. Quien planificó el atentado terrorista contra la mutual judía AMIA en la Argentina era el jefe del Hezbollah, Imad Mugniyah. Y él lo sabe porque lo conoció. Mugniyah fue quien le prendió fuego con querosén a su hijo de ocho meses mientras lo torturaba en una cárcel subterránea de una aldea en el Líbano, donde Yasim vivía con su familia. Ahora el arrepentido del Hezbollah tiene nombre judío: se llama Abraham Sinai, se convirtió en un colaborador del Ejército israelí durante 17 años y vive en Israel, donde el Estado lo mantiene,

Es ahora un rabino estudioso y dejó el islamismo. Yasim tiene una barba tupida y manos que aprietan fuerte. Se reunió con un grupo de periodistas argentinos que visitaron Israel -entre los que se encontraba LA NACION– para contar su historia.

El nombre de Mugniyah no es nuevo. Figura entre los iraníes que tienen pedido de captura internacional de Interpol por el atentado. Pero se sabe que fue muerto en Damasco en un ataque que se atribuyó a la inteligencia israelí. El exembajador en la Argentina Itzak Avirán dijo en 2014: “La gran mayoría de los culpables ya están en el otro mundo, y eso lo hicimos nosotros”.

– ¿Por qué se transformó en arrepentido?

-En 1980 entraron los palestinos en mi aldea. En la Guerra del Líbano ingresó el Ejército israelí. Vi cosas inhumanas que hacían los palestinos con nosotros. Y con el Ejército israelí entendí que tenía valores diferentes de los que estábamos acostumbrados a ver. En 1984 Hezbollah empezó a actuar en los poblados y en 1985 atrapó a nuestras ciudades. Quemaron las casas, mi propia casa. Vi gente con el estómago abierto con cuchillos. Vi cortar niños, cocinar sus partes y que se los comieran. Exterminaban a nuestros hijos de una manera brutal. A mi hijo de ocho meses lo quemaron frente a mis ojos, mientras me torturaban y castigaban, porque pensaban que colaboraba con Israel, y en ese momento yo no lo hacía. Me preguntaban por qué no luchaba yo contra Israel. Yo les decía que no soy terrorista.

-¿Cómo fue su detención?

-Me torturaron. Pensaba cada día que iba a morir. Recibía golpes a diario, no se imaginan los castigos que recibíamos. Todos los días esperaba la muerte. Estuve bajo tierra un año, sin ver la luz. El responsable de esas torturas era Mugniyah. Él fue quien me castigó. Me tuvieron hasta que me liberaron.

-¿Por qué se convirtió en informante del Ejército de Israel?

-Mi mujer estaba embarazada y se iba a morir si no la atendían. Y un amigo del Ejército hizo venir un helicóptero para sacarla del lugar y llevarla a Israel, donde la atendieron y pudimos dar a luz a mi hijo. En 1986 hice contacto con el Ejército de Israel. Yo fui a los israelíes. Caminé 40 kilómetros hasta un lugar y pedí hablar con la inteligencia de Israel, le conté lo que sabía y me hicieron volver. Así empecé a pasar información. Todo lo que trabajé con el Ejército de Israel fue buscando la paz. Me sumé porque vi que el Ejército de Israel, cuando estuvo, hizo obras, agua potable, ayudó a construir casas, carreteras. En 1997, el Ejército israelí decidió sacarme de allí para que no me descubrieran.

-¿Cómo vive ahora?

-Protegido, sostenido por Israel, con mi familia a salvo.

-En la época que menciona ocurrió el atentado a la AMIA. ¿Piensa que Mugniyah tuvo algo que ver?

-No lo pienso, estoy seguro de que fue Mugniyah el encargado de la ejecución de todos los ataques terroristas fuera del Líbano. Es un hombre malo, malvado, agresivo, sanguinario, terrible. Y se encargó personalmente de fortalecer esos grupos que hacían los atentados fuera de Israel. Cada vez que Hezbollah organizaba un atentado grande, venían iraníes para la organización. En el caso de la AMIA estoy seguro de que Irán está detrás. Hezbollah no hace nada sin la orden de Irán.

-¿Cómo lo sabe?

-Yo estaba ahí. Irán lo ordenó.

-¿Puede estar Hezbollah ligado con la muerte del fiscal Alberto Nisman?

-Yo no conocía esto que usted me menciona, pero el modo de operaciones de estas organizaciones terroristas es que si una persona sabe algo, ellos se ocupan de que no hable más .


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