Brasil intenta retornar a la normalidd en medio de la huelga que mantiene por sexto día consecutivo el 40% de los camioneros y tras la medida del gobierno de activar la intervención de la Policía y el Ejército, que ya desbloquearon más de 130 piquetes en las rutas del país.

Al comienzo de la mañana de este sábado y 12 horas después de que el presidente Michel Temer decretara el uso de las Fuerzas Armadas para liberar las rutas del país, cientos de camiones se encontraban todavía en las vías y, según datos oficiales, faltaban por lo menos 387 puntos por desbloquear.

 

El decreto firmado este viernes por Temer, autoriza al Ejército y a la Policía de carreteras a usar la fuerza, en caso de ser necesario, para liberar las vías y reabastecer al país con los productos retenidos por los camioneros.

Esto significa que las Fuerzas Armadas, además de apoyar a la Policía de carreteras en los desbloqueos, podrán confiscar los vehículos y conducirlos, medida que solo se ejecutará si el dueño del camión -o su conductor- se niegan a seguir el viaje.

Desde la mañana local el presidente Temer y varios de sus ministros del gabinete de Crisis, están reunidos para evaluar la efectividad de las acciones tomadas por las autoridades y monitorear el paro camionero, informó la agencia de noticias EFE.

La situación del país se ha agravado ya que a pesar de que los camioneros firmaron un acuerdo con el gobierno este jueves para levantar el paro, cerca de un 40% del gremio se negó a aceptar las propuestas del Ejecutivo y continúan en paro en todo Brasil, el mayor país de sudamérica.

En el acuerdo al que llegaron en la noche del jueves el Gobierno y los representantes de los camioneros, Petrobras amplió la reducción del 10% en el valor del diésel en las refinerías a 30 días y el gobierno se comprometió a eliminar por lo que resta de 2018 los impuestos a ese combustible, que suponen casi 50% de lo que pagan los consumidores.

La huelga de los camioneros, que ya cumple seis días consecutivos, ha desencadenado una serie de efectos que comienzan con la falta de combustible lo que ha llevado a una paralización del transporte público y particular y, con ello, al desabastecimiento de alimentos e insumos para hospitales y al freno de actividades de producción industrial.

Las consecuencias del paro afectan todos los sectores. El viernes los aeropuertos del país cancelaron 112 vuelos y este sábado el de Brasilia ya había cancelado otros 40. En total, 12 aeropuertos de brasil declararon que se encuentran sin combustible.

La disminución de las flotas de transporte público a más del 50% en las principales ciudades del país y más del 90% de los puestos de servicio sin gasolina, hacen parte de los efectos producidos por la huelga camionera.

Los hospitales también comenzaron a lanzar alarmas por la falta de insumos básicos como oxígeno y medicamentos y la escasez de alimentos como fruta, verduras, carnes frescas y productos lácteos, tiene al gigante suramericano al borde de un colapso.

Los precios en los combustibles y en los alimentos se disparó y ciudades como Sao Paulo y Río de Janeiro ya declararon el “estado de emergencia‘.