Dinamita, por Julio Villalonga

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Interesante reflexión de Julio Villalonga publicada ayer en La Gaceta Mercantil. Resignada a la candidatura de Cristina y viendo que Macri no le sirve, la derecha está al borde del terror… o, mejor dicho, del terrorismo.


Hace exactamente un mes, el 19 de enero pasado, desde esta columna aseguramos que la candidatura de la Presidente en los comicios de octubre era un hecho. “No lo anunciará todavía pero ya tomó la decisión”, decíamos entonces. El título de la nota hacía alusión a los problemas de la oposición más que a las virtudes del oficialismo (“CFK y los límites de una oposición que no despega”). Y remarcábamos que, a pesar de que ningún precandidato opositor lograba mediciones que lo despegaran del resto, la oposición mediática insistía en la búsqueda y en la instalación de alguien que pudiera competir con la Presidente como para evitar un triunfo del kirchnerismo en primera vuelta.

Hicieron falta tres semanas más para que “Clarín” asumiera que Cristina ya había decidido candidatearse. Pero recién hoy, domingo 20, “La Nación” terminó por convencerse.
En ninguno de los dos casos es por falta de información (al menos no en “Clarín”), sino porque los deseos y las necesidades se interponen con el análisis, algo que es grave porque se trata de medios de comunicación, no de partidos políticos.

Decíamos en nuestra columna del 19 de enero: “Para los más cercanos a la Presidente, la idea de su postulación para ser reelecta en octubre próximo es un hecho. Las especulaciones sobre una caída de su candidatura, más allá de sus intenciones, corresponden a quienes señalan que CFK no quiere ser candidata y que dejará su lugar a Daniel Scioli. ¿Las razones? Se exponen varias, pero la principal sería que la primera mandataria no se encuentra en condiciones anímicas para enfrentar una campaña y, menos aún, para gobernar otros cuatro años. Por otra parte, los mismos que apuntan esto advierten –con una mezcla de esperanza y voluntarismo- que la distancia que hoy separa a Cristina de cualquier potencial oponente es grande, pero no ‘suficiente’ para ganar en primera vuelta. Para ellos, pareciera que la Presidente estuviera jugando el juego de la Oca, y que cuando avanza dos casilleros siempre termina retrocediendo”.

Nos referíamos a la oposición mediática, naturalmente.

Joaquín Morales Solá asume hoy en su columna dominical en “La Nación” que “La presidenta será candidata”. ¿Las razones? Las que se manejaban en distintos círculos desde hace un mes y nosotros también publicamos (“La reelección de Cristina: hay razones que la razón no entiende”). Explica el articulista conservador que Cristina “no tiene otra vida más allá de la política y el poder”. Y admite que “esa es sólo una de las muchas explicaciones (tal vez la más humanamente sólida) que se escucharon en el oficialismo para explicar lo que es ya una evidencia: Cristina Kirchner ha decidido ser candidata a la reelección. Sus gestos, sus decisiones, el contenido de las reuniones con el pequeño grupo de íntimos que la rodea, sus fobias y sus escasos amores conducen a la misma conclusión. Un ministro, dos secretarios de Estado y varios legisladores kirchneristas confirmaron que la Presidenta tomó esa determinación en los últimos días. Ha decidido, también, liderar una fuerza política con el ala izquierda del kirchnerismo, alejada, hasta donde pueda, del peronismo histórico”.

Aquí Morales Solá vuelve a contrabandear sus deseos en medio de la información. CFK sabe perfectamente que no llegará a ganar en primera vuelta liderando una fuerza política “solo” con el ala izquierda del kirchnerismo. Sucede que el proyecto político que encarna se posicionó claramente como una alternativa a dirigentes como Eduardo Duhalde, Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Julio Cobos, Ernesto Sanz, Lilita Carrió, entre los principales precandidatos. Frente a este grupo de centro o de derecha, con toda lógica el kirchnerismo puede decir que luce como de centroizquierda. Esto sumado a un desempeño de la economía digno, aunque haya nubarrones, habilitaría a que, aunque parezca paradojal, Cristina pueda apelar al voto de quienes quieren conservar lo que tienen, aunque la propuesta huela a centroizquierdista. Hacia ese objetivo avanza el oficialismo, con el fin de que, en efecto, no haya segunda vuelta.

Julio Blanck desde su columna de hoy en “Clarín” ya se adaptó a lo que su colega Eduardo van der Kooy asumió hace unos días. Ya que no caben dudas de que la Presidente irá por su reelección, y de que encima tiene posibilidades de conseguirlo, ahora se trata de ir por los flancos débiles, que los tiene. ¿Uno módico?

“El dolor de cabeza (para Cristina) es la Capital, donde los cerebros oficiales no consiguen dar pie con bola en la fabricación de un candidato kirchnerista de paladar negro pero a la vez suficientemente ‘progre’, como se supone que los porteños demandan”.

De aquí en más, la política argentina será una carrera de obstáculos con dos vías paralelas. El oficialismo, por su carril, tratando de fomentar la desunión del proyecto restaurador conservador; y la oposición en los medios, poniéndole dinamita al paso del tren kirchnerista para ver si descarrila. O si detiene el paso, al menos.

De lo que se trata es de evitar que el oficialismo recaude el 40% de los votos, porque ya no cabe duda de que ninguna fuerza política opositora logrará acercarse a 10 puntos del binomio que proponga el kirchnerismo. Así estamos.

* Director de gacetamercantil.com


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