Treintañeros kirchneristas

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Kirchneristas

Tomado de Artepolítica

Días de tristeza honda, de dolor, de angustia, de llanto compartido, de abrazos, de plaza, de historia. Puta. Que profundo que caló, cuán adentro que lo llevamos. Pienso. Hace 8 años que soy kirchnerista. Soy, somos, kirchneristas. Somos. Palabrita. El ser. Fuimos otras cosas también. Fuimos, estudiantes, y después profesionales, economistas, politólogos, sociólogos, abogados. Fuimos investigadores, empleados, funcionarios. Fuimos solteros, noviados, casados, separados. Fuimos muchas cosas. Pero fuimos y somos kirchneristas, por sobre todas las cosas. Estudiamos como kirchneristas, disctuimos como kirchneristas, militamos como kirchnersitas, escribimos post kirchneristas, marchamos como kirchneristas. Somos economistas, abogados, politólogos, periodistas kirchneristas. Chamuyamos como kirchneristas, fuimos novios, hijos, amigos kirchneristas. Estuvo en nuestros asados, omnipresente, siempre. En nuestros festejos, nuestros proyectos, nuestras charlas cotidianas. Nos identificamos ahí. Nos subjetivamos ahí. Nos agarró con veintipico. En plena formación. Llenos de dudas, de preguntas, de incertidumbres. Apaleados por la historia, y los gases y los palos. Y nos marcó. Nos quemó la K con una brasa caliente en la frente. Nos sacudió las ingenuidades y nos devolvió los sueños adolescentes. Aprendimos lo que es el poder, y lo que es la voluntad. Aprendimos lo que es sentir pasión por la política. Aprendimos lo que es sentir el desprecio gorila, aprendimos el sentido de esa palabra. Aprendimos lo que es estar en una plaza llena de pueblo, de bombos, de olor a grasa, sumergidos en una muchedumbre que quiere más, que mira con ojos de esperanza. Nos sentimos pueblo. Nosotros, universitarios de clase media. Pueblo. Y acá estamos ahora. Llorándolo. Cómo a una parte nuestra. Cómo un pedazo grande de nuestra historia, de nuestra vida íntima, de lo que somos y seremos. Llorándolo en esa plaza desbordante de vida, de dignidad, de gratitud, de afecto.

Te fuiste Nestor, pero estás adentro nuestro. Muy adentro. Y todo lo que venga va a tener tu marca. Esa K que llevamos en la frente marcada con una brasa caliente.


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