Juan Gasparini: “Lo que no figura en autos no existe”

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Lo envía desde Suiza Juan Gasparini, a quien algunos medios acusan de haber sido el “Doctor Paz” que cobraba en nombre de Montoneros los intereses del dinero que éstos le habían confiado a David Graiver.Lo transcribo literalmente. Juan escribio “Peñalosa” con ese, pero teng entendido que se trataba de un homeneje encubierto al Chacho, por lo que lo corregí, poniñendolo con zeta. JS  

A proposito de los doctores Paz y Peñaloza:
“Lo que no figura en autos no existe”, dice el proverbio judicial

Me referí a las supuestos doctores Paz y Peñaloza en mi libro David Graiver El banquero de los Montoneros, en páginas 273, 275 y 276, libro que será reeditado en los próximos dias con nuevas revelaciones. La fantasmal aparición de esos singulares letrados se produjo en el sumario de la justicia militar de la extinta dictadura castrense 1976-1983 que condenó a Lidia Papaleo e Isidoro Graiver a 15 años de carcel por presuntos vínculos con los Montoneros, junto a otras sentencias de menor alcance para algunos de sus familiares y allegados.

Al declinar el régimen de facto, los Graiver interpusieron un recurso extraordinario ante la Corte Suprema, la cual dejó sin efecto las condenas, ordenando remitir la causa a la justicia ordinaria. El juez federal de Buenos Aires Fernando Zavalía, revocó lo realizado en jurisdicción militar. No obstante, el fiscal Julio Cesar Strassera solicitó cinco años de prisión para Lidia e Isidoro Graiver, sobreseyendo a los demás. Zavalía no lo siguió. Absolvió y liberó a todos el 16 de julio de 1983. Strassera apeló pero fue en vano, no pudo probar la implicación de los Graiver con los Montoneros, y fue derrotado. En lo penal, los Graiver pasaron a estar limpios de culpa y cargo.

En lo civil, litigaron en 1984 por daños materiales. El presidente Raúl Alfonsín instruyó al procurador general del Tesoro a negociar un resarcimiento económico. Los Graiver consiguieron una indemnización de 84 millones de dólares y la devolución de cuarenta propiedades. Alfonsín refrendó el pacto por decreto del 28 de enero de 1986. Al día siguiente Clarín sostuvo que “los supuestos delitos y conexiones con organizaciones terroristas no fueron probados a la luz del derecho”.

Los doctores Paz y Peñaloza fueron lastrados en ese desenlace judicial, que estableció los correspondientes certificados de defunción para ambos. Habian existido gracias a la imaginación genocida de las Fuerzas Armadas, y en virtud de confesiones probablemente arrancadas bajo tortura. Las siluetas descriptas en mi libro se han disuelto en una situación equivalente a la prescripción, es decir el olvido penal. Hoy no figuran en autos, no existen.


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