BOKO HARAM. Los yihadistas de Nigeria… si no existieran, habría que inventarlos
Y ya que estamos hablando del polifacético Guadi Calvo (ver post anterior), les dejo aqui su última nota. Como verán, y al igual que sucede con el Estado Islámico, ISIS o Daesh, las zarpas peludas del Pentágono y la CIA no parecen ajenas a sus aliados nigerianos.
«Larga vida a Boko Haram»
Por Guadi Calvo / ALAI
Boko Haram, según se traduce del hausa, una de las quinientas lenguas que se hablan en Nigeria, significa: “La educación occidental es pecado” y así se llama uno de los grupos terroristas más mediáticos y conocidos del mundo, luego de al-Qaeda global, liderado por el heredero de Osama bin Laden, el egipcio Aymán al-Zawahiri, y al Estado Islámico (EI, antes ISIS) del Califa Ibrahim.
Los esfuerzos de su esperpéntico líder Abu Bark Sekau por alcanzar los titulares de los diarios no han sido pocos. El grupo fue fundado en 2002 por Ustaz Mohammed Yusuf en Maiduguri, una localidad del estado de Borno. Yusuf fue muerto en 2009 en un confuso episodio, tras haber sido detenido. Todo indica que le fue aplicada la «Ley de fugas».
Desde entonces Sekau lidera la organización a la que llevó al paroxismo mediático tras el sensacional secuestro de 276 alumnas de un colegio de la ciudad de Chibok, el pasado 14 de abril, lo que dio paso a una intensa campaña mundial, por la devolución de las niñas encabezada por una sonriente Michelle Obama.
Desde sus comienzos, Boko Haram ha asesinado cerca de 15 quince mil personas, las últimas cuatro mil a lo largo de este año. La ola de terror provocada por estos asesinatos ha provocado, se estima, el desplazamiento de medio millón de personas que abandonaron sus hogares.
Dispuesto a batir récords, Abu Bark Sekau ha intensificado sus operaciones en las últimas semanas, como si se preparase para un final de año a toda orquesta, quizás para influir en las elecciones presidenciales anunciadas para el mes de febrero.
El 1 de diciembre sus hombres atacaron Damaturu, capital del estado norteño de Yobe, con una población cercana a las cien mil almas, situada a 135 kilómetros de Maiduguri, capital del estado de Borno, un santuario bokohariano.
El ataque comenzó a la madrugada con explosiones y ráfagas de ametralladoras, y aunque la Fuerza Aérea acudió a reprimir a los islamitas, ello no fue una buena noticia para la población ya que los pilotos no suelen discriminar demasiado a la hora de ametrallar y bombardear. Es todavía incierto el número de muertos, ya que muchos vecinos se escondieron en los bosques aledaños.
Antes, el último viernes de noviembre, en un atentado combinado entre dos suicidas y francotiradores contra la gran mezquita de la ciudad de Kano, al momento de iniciarse una de las cinco plegarias, murieron unas 140 personas y unas 200 resultaron heridas. Su emir Sanusi Lamido Sanusi, de gira por Arabia Saudita en ese momento, había llamado a la población a armarse y resistir los embates yihadistas.
A mediados de noviembre, un suicida (se sospecha que era mujer, y posiblemente una de las niñas secuestradas en Chibok) se inmoló en una estación de servicio llevándose consigo a seis personas. No fue el primer caso de atentados suicidas realizados por mujeres. También se sospecha que fueron mujeres quienes detonaron sendas bombas en un mercado callejero de Maiduguri, con un saldo de diez muertos.
Una semana antes, en el mismo mercado, 35 viandantes habían muerto en un atentado similar.
¿Quién paga los vidrios rotos?
Los satélites norteamericanos, que a fines de los ’90 fueron muy efectivos para detectar los movimientos de las columnas de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), lo que obligó al mítico Manuel Marulanda Vélez, «Tirofijo», a prohibir los grandes movimientos de tropas, fueron curiosamente ineficaces para ubicar las columnas de Boko Haram que se llevaron a las 276 niñas secuestradas a pesar de los ruegos de Michelle Obama.
Fracasos de la CIA aparte, no hace falta ser un experto en asuntos militares para entender que la intensa actividad de Boko Haram (no sólo en Nigeria, también en países vecinos como Camerñun, Chad y Níger) , la manutención de sus hombres, la cantidad y calidad de sus armas y la osadía de sus acciones implica una enorne capacidad logística y el acceso a ingentes recursos financieros.
Según publicó The Nigerian Tribune en 2012 la financiación del grupo proviene de Arabia Saudita y del Reino Unido, a través de la Sociedad Mundial Islámica y de una organización con sede en Londres: Al-Muntada Trust Fund.
Aunque se dice recurrentemente que Boko Haram obtuvo sus armas de los saqueados arsenales del ejército libio tras tras el martirio del coronel Muammar Gaddafi en 2011, sus hombres también tienen ármas más modernas que las almacenadas en ellos. Adenñas, el mantenimiento de las armas en regiones de climas tan extremos como el norte nigeriano obligan a cuidados extras que parecen indicar que Boko Haram no depende sólo de sus capacidades.
También se insiste en que Boko Haram recibió asistencia directa de la OTAN, intermediada por los mercenarios de al-Qaeda en Libia, financiados por aquella ara derrocar a Gadafi, y que importantes contingentes de sus milicianos recibieron entrenamiento en Mali, durante las revueltas de 2012 de parte de los grupos yihadistas Ansar Dine y al-Qaeda para el Magreb Islámico.
Boko Haram es la mejor excusa del Departamento de Estado para seguir manteniendo su presencia en África a través del AFRICOM, creado por la mente diabólica de Donald Rumsfeld en 2006, un mando militar unificado que monitorea las operaciones militares de Estados Unidos en África (a excepción de Egipto) desde la basea de Stuttgart, Alemania.
El interés de los Estados Unidos en Nigeria se basa fundamentalmente en que el país es el mayor productor africano de petróleo y potencialmente una fuente infinita de gas natural, estaño, hierro, niobio, plomo, entre otros minerales estratégicos. Sería importante anotar aquí que las explotaciones petroleras se encuentran fundamentalmente en el sur cristiano de Nigeria y Boko Haram, actúa exclusivamente en el norte de mayoría musulmana.
Otro factor de inestabilidad en Nigeria y otros países africanos es la creciente influencia de China. Beijing es el mayor inversor en África, y además de sus negocios petroleros, gasíferos y con otros minerales preciosos y metales, invierte en infraestructura y en desarrollo social. Estados Unidos intenta por todos los medios acotar su influencia.
La actual situación mundial, con una baja pronunciada del precio del petróleo decidida por Arabia Saudita para desalentar el fracking obliga a todos los países del mundo a cuidar no sólo sus reservas sino las de sus socios. Y hete aqui que las compañías estadounidenses trabajan tranquilamente en el sur de Nigeria mientras el norte vive en un estado proximo a la la guerra civil, de modo que es posible conjeturar durante las próximas fiestas haya funcionarios del Pentágono que entrechoquen sus copas y brinden por «Larrga vida a Boko Haram”.
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