Alberto Fernández: Pescado in fraganti
Clarín y su fervor por las operaciones
Por Juan Carlos Biani (Médico. Frente de Profesionales Peronistas)
Tiempo Argentino
El jueves pasado a las 15 en la esquina de Posadas y Callao vi salir al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández de un restaurante que se llama Fervor. Casualmente fui a una farmacia que estaba justo enfrente. Él me hizo un saludo con la mano, y yo le respondí con un gesto de desaprobación. Inmediatamente después de Fernández, salió Eduardo van der Kooy (editorialista del diario Clarín), a quien conozco a través de su hermano, y porque es una persona pública. Detrás suyo apareció también Julio Blank (secretario de redacción del diario) y un señor que es asesor de Graciela Ocaña.
Conozco a Alberto Fernández, porque como militante peronista he tenido la desgracia de haberlo señalado como empleado de Clarín cuando todavía estaba bien encumbrado. Esto me valió la represalia de muchos de mis compañeros, pero estaba a la luz que era un empleado del Grupo.
Al salir del restaurante, le dije a Alberto: «Al final todo el mundo tiene razón, vos sos empleado del Grupo Clarín». En seguida Van der Kooy me dijo amablemente: «Para mí, esto es un almuerzo de trabajo», y yo le respondí: «Me parece bárbaro que tengan un empleado tan obediente.»
Intenté tomarles una fotografía con el nuevo celular que me regalaron mis hijas, pero mis conocimientos tecnológicos hicieron que se frustrara mi intención. Los enfoqué durante 15 segundos, y ellos estaban convencidos de que había sacado la foto. Albertito huyó como rata por tirante.
Eso fue el jueves por la tarde, el viernes salió la nota en la tapa de Clarín en la que Graciela Ocaña dice que la presidenta de la Nación la habría presionado para que no denuncie a Zanola. Entonces, cuando vi el diario, me di cuenta que en ese restaurante se estaba pergeñando la tapa de Clarín del día siguiente.