Apareció «El regreso del Otro», nuevo libro de Hernán lópez Echagüe
Hace 14 años publicó “El otro”, la biografía política de Eduardo Duhalde. Algunos meses antes, el periodista Hernán López Echagüe había sufrido dos ataques de los que nunca se supo los autores —aunque él dice tener muy claras sospechas— y por los que estuvo internado en terapia intensiva, con golpes y cortes de armas blancas. Vive en Uruguay desde hace 12 años, pero no lo considera un exilio. Ahora, acaba de presentar su nuevo libro: “El regreso del otro” (Planeta). Y el protagonista de la historia sigue siendo el mismo.
¿Quién es Eduardo Duhalde?
Es un buen ejemplo, un emblema, de la picaresca de la política argentina. Es el integrante de un grupo muy grande de gente que toma a la política como un negocio. Gente de la que uno supone que va detrás del bien común y que en realidad sólo se aferra a un cargo y a sus ansias de poder. Lo entrevisté en 1995, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires. Era gobernador. Lo recuerdo como el dueño del lugar, muy campechano. Pero prendí el grabador y se trasfiguró. Empezó a actuar. Cuando lo apagué, volvió a ser el caudillo pícaro de Lomas de Zamora.
¿Qué ve distinto en él, quince años después
?Este Duhalde es más abiertamente de derecha. Antes criticaba a las Fuerzas Armadas y reivindicaba a algunos desaparecidos peronistas. Ahora no tanto. La gente que lo rodea lo repite todo el tiempo: hay que educar en los cuarteles y que las fuerzas intervengan en cuestiones de seguridad interna. Su relación con Cecilia Pando y las charlas a hijos de militares presos, donde les dice que sus padres lucharon contra la “bandera roja”, son un ejemplo claro. Dice que a Kirchner lo va a echar por nocaut o abandono. Alfredo Leuco diría que eso es una amenaza de muerte.
En su libro juega con la posibilidad de que Duhalde haya vuelto a la política por pedido del cardenal Jorge Bergoglio.
Se trata de una figura. Ocurre que Duhalde se cree un hombre predestinado por Dios, que no puede alejarse porque la gente lo necesita. Esa mística es muy fuerte en Duhalde y ahí influye mucho su esposa, “Chiche”, que hasta le tenía prohibido en los ‘90 la entrada a las casas de los amigos divorciados.
Según una encuesta de Poliarquía (nacional —en centros urbanos— y telefónica) que publicó La Nación el domingo 3, Duhalde tiene apenas un 6 por ciento de aceptación cuando se pregunta a la gente por el opositor más valorado en un escenario de competencia con Néstor Kirchner. También un 6 por ciento cree que el principal atributo para elegir al próximo presidente tiene que ser la “preparación” y en este rubro el más votado es el bonaerense.
¿Duhalde tiene chances de ser presidente o sólo pretende mantener su cuota de poder?
Él dice que nunca perdió una elección, que lo único que no pudo ejercer por vía electoral es la presidencia. Es su asignatura pendiente. Por momentos cree que con ciertas conductas clientelares en el Conurbano, como la entrega de comida, puede llegar. Si se mira las encuestas diría que no, que por su imagen negativa no va a llegar.
¿Qué le pareció su gobierno? Se lo suele definir como un “piloto de tormenta”…
No encontré nada bueno en su gobierno. Además, su discurso es retrógrado y hueco. Más allá del libro, Duhalde me interesa para mostrar lo hueca que es la política de hoy. Eso sí: es un muy buen gerente. Sabría convencer a los obreros de que serlo es lo mejor que puede pasarle en sus vidas. Es un tipo de barrio, y tiene esa capacidad. Eso Kirchner no lo tiene: no lo veo recorriendo un barrio del Conurbano.
¿Qué opina de los escraches que sufre cuando se presenta en público? “Chiche” dice que el Gobierno es el responsable.
Los escraches se los hace el Frente Popular Darío Santillán. Son ellos, yo los conozco, me van a visitar a casa. Ellos juraron seguirlo a donde vaya: con bastante certeza saben que Duhalde es uno de los responsables políticos de la masacre de Avellaneda. Lo hacen pacíficamente: tirar huevos es muchos menos que tirarte un tiro por la espalda.
Usted escribió que hay algo personal entre ambos. ¿Le guarda rencor?
Todo indica que las agresiones que sufrí en 1993 vinieron de gente de la Liga Federal, que manejaban Duhalde y Alberto Pierri. Pero con esa causa no pasó nada, el archivo se lo deben haber comido las pulgas. Hace poco vi a Duhalde en TN y le preguntaron por mi nuevo libro. Dijo que me había hecho once querellas y las había ganado todas. Me hizo una sola, penal, por calumnias e injurias, en 1996. Hace dos semanas, mi abogada me mandó un mail diciendo: “Ganamos”. Hubo otras causas de otros de sus funcionarios, las perdieron todas. Yo perdí una sola con los familiares de Alberto Bujía, el ex secretario personal de Duhalde, que murió en un accidente en la época del llamado “Narcogate”. Duhalde me llamó “delincuente que usa la maquina de escribir para cometer crímenes”, me dijo “hijo de p…”. Pero yo nunca le inicié una demanda. No vale la pena.
Me gustó la entrevista. Me sorprende que C5N esté actuando con la desmemoria que lo hace respecto al pedigree facistoide que posee E. Duhalde.
Duhalde firmó en los 90 el decreto de privatización de Aerolineas de la manera mas pérdidosa para el conjunto de la sociedad.Ha sido adalid del capitalismo más salvaje. Es un personaje nefasto y que sigue obrando impunemente contra la democracia.
Desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha sido sostenedor del «gatillo facil» de la ruina de la salud y la educación.
De la represión de conflicto social y otras calamidades. Carece de formación e idoneidad para representar al bien común.