ASESINATO DE JFK: «Hay una evidencia abrumadora acerca de la participación de la CIA», insiste su sobrino Bob Kennedy con sobradas razones
El asesinato del presidente John Fitgerald Kennedy permanece impune a seis décadas de ocurrido. A pesar de que la intervención (me atrevo a decir protagónica) de la CIA es más que evidente. O por eso mismo. El tema ha vuelto a la palestra porque un sobrino suyo, hijo del también asesinado Robert Kennedy se ha lanzado a competir dentro del ala liberal, del Partido Demócrata como un adversario acérrimo del presidente Biden, de quien critica tanto su política exterior (y en especial, su respaldo al régimen neonazi de Kiev) como su apoyo a las grandes corporaciones farmaceúticas, objeto de un reciente post. Bob Kennedy hijo también ha resucitado una historia que todos los interesados en el tema tenemos claro: hay una evidencia abrumadora de que Kennedy fue asesinado por quienes debían protegerlo, y en especial por una Central de Inteligencia coludida con una Mafia que había perdido a comienzos de 1959 en Cuba la perla más preciada de su corona.
Pájaro Rojo no puede menos que recomendar, llegados a este punto, libros como Legado de cenizas, de Tim Weiner (a pesar de que le escape a este tema) y sobre todo, obras de arte, ficciones basadas en una realidad incontrastable como el monumental El fantasma de Harlot, de Norman Mailer , que llega hasta el asesinato de Kennedy pero no lo toca. Mailer dijo que continuaría narrando la historia posterior de «La compañía» pero defeccionó, al escribir en cambio Oswald, un misterio americano, al parecer en concepto de pago a las fuentes «la compañía» que le proporcionaron la información necesaria para escribir aquella maravilla.
También es muy recomendable otra obra de ficcion ma non troppo, esta vez un film cuyo productor y director fue Robert de Niro, El Buen Pastor, muy boicoteado por razones más que obvias.
Además, claro del film JFK de Oliver Stone, un panfleto si, siempre que se tenga presente que el panfleto también puede ser un género literario, como lo fueron las Filípicas de Demóstenes o el Je accuse…! de Émile Zola. (Debajo, enlace a la película completa).
Robert Francis Kennedy (69) hijo del asesinado Robert Kennedy y sobrino del asesinado presidente John Fitzgerald Kennedy competirá con el presidente Joe Biden en las próximas internas del Partido Demócrata estadounidense.
En este contexto, no tiene empacho en decir cosas que algunos (como, por ejemplo, el cineasta Oliver Stone) consideramos verdades de a puño, pero que la prensa hegemónica rotula como fantasías o producto de especulaciones conspiranoicos.
Como la inexistencia de vehículos-bomba en los bombazos contra la Embajada de Israel y la AMIA. Como la participación de Patricia Bullrich en el intento de asesinato de CFK y la de los delincuentes que integran la Corte Suprema de Justicia y casi todos los juzgados federales porteños en su encubrimiento, la perpetuación de inequidades varias y en la virtual proscripción de CFK, por lejos la política más representativa del pueblo llano.
Lo cierto es que Robert Kennedy hijo no se cansa, a sus 69 años, de repetir que «Hay sobradas evidencias del involucramiento de la CIA», en el asesinato de JFK». Recientemente, entrevistado por John Catsimatidis en el programa «Cats Roundtable» de la emisora WABC 770 AM, insistió en que «hay evidencia abrumadora de que la CIA estuvo involucrada» en el asesinato de su tío.
Agregó que muchas de las pruebas están expuestas en el libro de James Douglass JFK and Unspeakable, que insólitamente nunca ha sido traducido al castellano. En él, Douglass, un escritor profundamente católico, sostiene que la CIA oculta desde hace más de 60 años los hechos que inculpan a sus directivos.
Aunque hay muchos libros que abordaron el asesinato de JFK (un rápido fisgoneo en internet buscando los que lo relacionan con la CIA permitió contar más de una decena) el libro de Douglass se destaca por su análisis político. Describe cómo las agencias de inteligencia abominaron de la decisión de Kennedy de alejarse de las rigideces de la Guerra Fría ante el horror que le produjo la perspectiva de una aniquilación nuclear, luego de que se descubriera que la Unión Soviética había instalado en Cuba misiles con cabezas nucleares que podían alcanzar a Washington y Nueva York.
Bob Kennedy II apoyó a Douglass al afirmar que esa decisión de JFK fue recibida por las agencias de inteligencia como una «amenaza directa al poder e influencia» de los Estados Unidos, por lo que etiquetaron al Presidente de «traidor y peligroso».
En su cuenta de Twitter, Robert Kennedy Jr. escribió el lunes pasado sobre el asesinato de su tío: «Nadie debería sorprenderse de que los estadounidenses desconfíen de un gobierno que se niega a revelar secretos de hace 60 años. El pueblo estadounidense tiene derecho a ver todos los documentos, como exige la ley».
Documentos Top Secret publicados y no
Hace unos meses, el presidente Joe Biden publicó más de 13.000 documentos hasta ese momento secretos sobre el asesinato de Kennedy. Según los Archivos Nacionales, que controlan la Colección de Registros del Asesinato, alrededor del 98% de los documentos de 1963 ya fueron publicados y sólo el 3% de los registros siguen vedados en su totalidad o en parte.
Pero según otras fuentes, cerca de 4.300 registros permanecen parcialmente censurados y no hay razón alguna para que otros se sustraigan al escrutinio de los investigadores, que destacan que «no hay justificación para retenerlos para proteger la seguridad nacional o la recopilación de inteligencia».
Bob Kennedy hijo destacó que según lo que publicado por los investigadores de la Fundación Mary Farrell en NBC News, entre los documentos que permanecen en ocultos, 44 están relacionados con un agente de la CIA llamado George Joannides.(foto tomada en 1963)
La fundación Mary Ferrel indicó que la CIA está reteniendo la mayoría de los registros que pueden inculparla y apuntó a un programa secreto relacionado con Cuba que Joannides dirigió y en que él mismo o uno de sus agentes habría entrado en contacto con Lee Harvey Oswald (foto) a menos de cuatro meses que JFK fuera asesinado.
La respuesta de la CIA
La Agencia Central de Inteligencia sostiene en su página web oficial que todas las afirmaciones que señalan como responsable a la CIA del asesinato de JFK son «mentiras».
Bullshit, diría Patricia Bullshit.
«Creemos que todos los registros de la CIA sustancialmente relacionados con el Sr. Joannides ya fueron publicados previamente, con apenas pequeñas correciones, para ocultar los nombres y ubicaciones de los empleados de la CIA», aclaró la propia agencia a la interpelación de la Fundación Mary Ferrel.
Una conclusión demasiado rápida
La Comisión Warren, oficialmente encargada de la investigación del asesinato, concluyó con rapidez que Oswald mató a John Kennedy actuando por cuenta propia.
JFK and the Unspeakable: Why He Died and Why It Matters (JFK y lo indecible: por qué murió y por qué es importante) es el libro del teólogo católico James W. Douglass ( Orbis Books, 2008; Touchstone Books, un sello editorial de Simon & Schuster, 2010) que analizó tanto la presidencia de Kennedy como los acontecimientos que rodearon su asesinato. Está basado en muchas fuentes, incluido el Informe Warren. Su tesis es que Kennedy, ante la perspectiva cierta de un holocausto nuclear, buscó la pacificación y como resultado de ello fue asesinado por su propio aparato de seguridad.
Auspiciado por los Padres y Hermanos de Maryknoll, el libro recibió un premio de la Asociación de Prensa Católica y amplia cobertura de la prensa católica. Las ventas se dispararon después de que Oliver Stone lo recomendara, y apareció en el Top 100 de Amazon.com durante una semana. La reedición del libro fue respaldada públicamente por Bob Kennedy hijo.
Douglass tardó doce años en escribir el libro que, por increíble que parezca, nunca fue publicado en castellano. Antes de publicarlo la editorial Orbis lo rechazó tres veces. El editor, Robert Ellsberg, adujo que, además de tener 500 páginas, el texto no tenía nada que ver con de la gama habitual de temas publicados por Orbis, y que él se mostraba reacio a entrar en el «matorral oscuro» de las teorías de la conspiración. Sin embargo, según el National Catholic Reporter, «después de enviar copias del libro a una amplia gama de historiadores y analistas», en vista de sus elogios y recomendaciones, Ellsberg se convenció de su importancia.
Contenido
El título es una referencia a Raids on the Unspeakable de Thomas Merton, que según Douglass trata de «una especie de mal sistémico que incluye realidades como el Holocausto, la guerra de Vietnam, la carrera armamentista nuclear y estos asesinatos», a los que Merton llama un «vacío».
En palabras de Merton, el vacío «se mete en el lenguaje de las declaraciones públicas y oficiales… y las hace sonar muertas en el vacío del abismo. Vacío del que (el nazi Adolf) Eichmann extrajo la puntillosa exactitud de su obediencia.»
Douglass relaciona esta descripción con el apogeo de la crisis de los misiles en Cuba, y considera tanto a Kennedy como a Nikita Jruschov líderes que encontraron «ese vacío simultáneamente». Citando las memorias de Jruschov, escribe que Kennedy se acercó a Jruschov a través de su hermano Robert a quien le dijo que estaba perdiendo poder ante sus generales, partidarios de la guerra nuclear de modo de arrasar a la URSS, por lo que necesitó de la ayuda de Jruschov para evitarla.
Jrushov y Jennedy en Viena a mediados de 161. El tema cuba estuvo al tope de la agenda
Como se recordará,la crisis de los misiles terminó cuando la URSS accedió a retirar los misiles emplazados en Cuba a cambio de que Estados Unidos retirara los suyos emplazados en Turquía que apuntaban a Moscú y Leningrado (hoy San Petersburgo).
Algunos comentarios
Richard A. Falk , Gaeton Fonzi y Robert F. Kennedy Jr. proporcionaron reseñas promocionales del libro que fue bien recibido por los investigadores que rechazan la Historia Oficial establecida tempranamente por la Comisión Warren. The Georgia Straight lo describió en 2013 como «lograr un raro consenso dentro de la comunidad de investigadores de asesinatos por su sabia y lúcida organización de los datos conocidos». Oliver Stone lo describió como «un extraordinario nuevo libro que ofrece el mejor relato que he leído de esta tragedia y su significado» durante una aparición en el programa «Real Time» (hoy en HBO) en diálogo con el periodista Bill Maher.
Ray McGovern lo describió como «un libro muy importante que se publicó sin mucha fanfarria». Ched Myers en Tikkun expresó que estaba claro que Douglass había «sondeado de manera responsable y minuciosa la evidencia del asesinato de Kennedy desde un nuevo ángulo y planteado preguntas inquietantes pero esenciales». Mientras Publishers Weekly destacó que The New York Observer había dicho que el libro era convincente al describir que «JFK se estaba desilusionando profundamente con la belicosidad de la política exterior estadounidense y el poder desmesurado del complejo militar-industrial».
Motivos
Douglass concluyó que Kennedy «pasó de la guerra global a una estrategia de paz» y que «esa fue la razón de su asesinato». Si bien evitó dar detalles de cómo se consumó el magnicidio, siguió escrupulosamente los vínculos de los servicios de inteligencia con el entorno de Kennedy, Lee Harvey Oswald, y otras personas clave involucradas en la investigación del asesinato.
El libro destaca la invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón) como el intento de la CIA de involucrar a Kennedy en una invasión a Cuba de gran escala. Cita la conclusión de Daniel Schorr de que «el presidente Kennedy fue el objetivo de una operación encubierta de la CIA que se derrumbó cuando se derrumbó la invasión».(La CIA le atribuyó la derrota a Kennedy porque se negó a apoyar con Fuerza Aérea a los mercenarios cubanos entrenados por la CIA en Nicaragua que habían desembarcado. N. del E.).
Argumentó el autor que el resultado de esa operación fue la declarada intención de Kennedy de «dividir la CIA en mil pedazos» y esparcirlos en el viento, lo que provocó la denuncia del director de la CIA, Allen Dulles, en tiempos en que varios diputados decían que la disolución de la CIA era inminente.
Allen Dulles, detrás del presidente Kennedy
Douglass describe el conflicto de Kennedy con los militares en torno a la crisis de los misiles en 1962; el Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas Nucleares –ratificado por el Senado en septiembre de 1963, poco antes de su asesinato–, por haber establecido ese mismo mes un canal de comunicación con Fidel Castro a través de William Attwood –un prestigioso periodista y escritor al que había investido como diplomático–, con el objetivo de normalizar las relaciones entre ambos países y, por fin, el Memorándum de Acción de Seguridad Nacional 263 que preveía comenzar una retirada paulatina de las tropas enviadas a Vietnam ).
El libro también cita una confrontación en abril de 1962 entre Kennedy y la industria siderúrgica estadounidense, liderada por la US Steel, que junto con otras cinco empresas siderúrgicas declararon un aumento de precios poco después de que se hubiera negociado un acuerdo para evitarlos, con el fin de controlar la inflación. La administración Kennedy allanó las oficinas corporativas, emitió citaciones y encargó al Departamento de Defensa la comercialización de su acero en el extranjero. Ganó la partida, pero poco después de que la industria del acero retrotrajera los precios, la revista Henry Luce ‘s Fortune publicó un editorial, titulado «Acero: Los idus de abril», afirmando que el aumento de precios había sido concebido en términos políticos como un medio para dañar la credibilidad del presidente o para unir al mundo de los negocios en su contra.
El ultraderechista Henry Luce, dueño de la revista Fortune, miembro de la logia Skull & Bones, era un vehemente enemigo tanto de Fidel Castro como de Kennedy, así que debía tener fuentes privilegiadas e información de primera mano.
Estimada lectora, estimado lector: si has llegado hasta aquí habrás de convenir conmigo en que la única manera de poder resolver casos aparentemente más sencillos como el intento de asesinato de CFK es que el movimiento nacional y popular gane las próximas elecciones.