Blaquier y la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, una cueva de procesistas, subsidiada por el Estado

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Baldi Cabanillas integra una Academia que salió a respaldar al empresario 

Blaquier tiene un amigo que podría ser juez y parte, en la Cámara Federal de Apelaciones

  • Memoria Verdad y Justicia - Télam
    LRRBC, un  arquetipo de salteño recontrarreaccionario

Por Oscar Taffetani / Télam-Memoria, Verdad y Justicia

Luis Renato Rabbi Baldi Cabanillas, miembro de la Cámara de Apelaciones salteña que actuará como tribunal de alzada en las causas de lesa humanidad que actualmente se tramitan, ya emitió una opinión favorable sobre el más gravitante de los imputados: Carlos Pedro Blaquier, presidente y factotum del holding Ledesma. Baldi Cabanillas es miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, una cueva de dinosaurios que a mediados de julio publicó en los diarios una solicitada de respaldo a Blaquier y su «intachable trayectoria», por lo que cabe colegir que considera que la larga «Noche del Apagón» es un jalón y no un baldón en la misma.
Entre sus colegas de la ANCMYP, Baldi Cabanillas tiene a Alberto Rodríguez Varela, que fue ministro de Justicia de la dictadura (1978-1981) y antes fiscal de Estado en la provincia de Buenos Aires (1976-1978), cuando el extinto general Ramón Camps era dueño de la vida y de la muerte, en el circuito que hoy lleva su nombre; a Manuel Solanet, que fue secretario de Hacienda de la junta militar entre 1981 y 1982; y a Vicente Gonzalo Massot, actual director y propietario de La Nueva Provincia de Bahía Blanca, diario que es el  que menos ha publicado, en todo el país, sobre los juicios por causas de lesa humanidad y las condenas al terrorismo de Estado.

Quien examine los «sitiales» de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas (institución que cuenta con un abultado subsidio del Estado nacional) verá que en muchos casos están ocupados por ex funcionarios de las dictaduras que padeció la Argentina. Y si consulta la lista de «Académicos fallecidos», la sorpresa será todavía mayor.

En esa lista figura, por ejemplo, el contraalmirante Carlos Alberto Sánchez Sañudo, quien fuera secretario general de la Presidencia durante los años de la «Revolución Libertadora» y que presidiera hasta su muerte la Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora, otra institución que ha contado con generosos subsidios y que sigue contando con una sede –casi secreta– otorgada por el Estado nacional.

No es extraño, entonces, que Luis Renato Rabbi Baldi Cabanillas haya firmado una solicitada en respaldo de su colega de la Academia Carlos Pedro Blaquier. Pero resultaría escandaloso que después de ser coautor de esa solicitada se ocupara, como integrante de la Càmara Federal de Apelaciones de Salta, de las causas de lesa humanidad en las que Blaquier, tesorero de la ANCMyP, está imputado.

Todavía más extraño sería que, por inercia, apologistas del golpismo y del Terrorismo de Estado siguieran  aliméntandose de los subsidios del Estado democrático.

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