Brigadas Internacionales: El gobierno neofranquista de Madrid ordena derribar el monolito en su honor. Campaña contra el atropello
Un brigadista escocés, durante la inauguración en octubre de 2011 en la Universidad Complutense de un monumento a las Brigadas Internacionales. EFE/Víctor Lerena
Desde Barcelona, escribe Montserrat Mestre:
A propósito de trasladar monumentos, peor es derribarlos. En Belgrado, en Berlín, en numerosas ciudades del Reino Unido (Glasgow, Kirkcaldy, Londres, Reading), en los Estados Unidos en San Francisco y Seattle, en la ciudad de Victoria (Canadá), en Canberra (Australia), en Estocolmo y en París, hay monumentos a los brigadistas internacionales, esos hombres y mujeres de 54 países que acudieron a defender la Segunda República española del ataque del fascismo.
Fueron unos 60.000 y unos 15.000 cayeron junto a los republicanos españoles.
Hasta finales de 2011 no hubo en Madrid un recordatorio para estos voluntarios. Pagado con dinero de aportaciones individuales, se erigió un modesto monolito en la Universidad Complutense que fuea escenario de la última y más feroz resistencia en la defensa de Madrid. En su inauguración hubo una representación de la embajada argentina.
Desde entonces, la derecha hizo campaña contra el monumento, incluso fue atacado.
Ahora, el gobierno municipal de Madrid -al frente del cual se encuentra Ana Botella, la esposa del ex presidente Aznar- ordenó demolerlo con la excusa de que no contaban con «permiso de construcción» y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ya ha emitido sentencia favorable. Una vez llegada la notificacion, la Universidad Complutense tendrá dos meses para proceder a su demolición.
Nuevamente, los extranjeros tienen que acudir a defendernos, ahora con la palabra. Los primeros han sido los británicos con un durísimo artículo desde The Guardian, y una declaración de los diputados laboristas en su Parlamento que reclama que el memorial permaneza en su lugar.
Al final de la traducción del artículo de The Guardian incluyo el enlace a la campaña de petición reclamando la permanencia del monumento, para que puedan firmar todos los que quieran ayudarnos a defender el merecido recordatorio a las Brigadas Internacionales.


«En noviembre de 1936, el campus de la universidad se convirtió en un teatro clave de la guerra. Cuando Franco trató de tomar Madrid sus tropas encontraron allí la mayor resistencia en algunos de los combates más sangrientos del conflicto. » Foto: Getty Images
Cada día, miles de estudiantes madrileños pasan por un arco monumental llamado el Arco de la Victoria en su camino en la Universidad Complutense de la ciudad. La gran estructura es similar en aspecto al Arco del Triunfo en París, pero a diferencia del modelo francés no fue construido para celebrar alguna victoria famosa en la que España venció a un enemigo extranjero. La grandiosa construcción fue construida por el general Franco para celebrar la derrota de la Segunda República por sus tropas nacionales en la guerra civil, que duró entre 1936 y 1939. La victoria de Franco se produjo después de un conflicto que dejó a medio millón de sus compatriotas muertos, el país en ruinas y presagiaba el estallido de la segunda guerra mundial.
Más adelante, en el campus universitario los mismos estudiantes pasan por un monumento mucho más pequeño, tan modesto que muchos de ellos ni siquiera conocen su existencia. Una columna de metal simple, pagada por muchas donaciones privadas individuales, que lleva una inscripción dedicada a los miles de voluntarios de las Brigadas Internacionales que fueron a luchar en España. En noviembre de 1936, el campus de la universidad se convirtió en un teatro clave de la guerra. Cuando Franco trató de tomar Madrid sus tropas encontraron una gran resistencia allí, en algunos de los combates más sangrientos del conflicto: cientos de brigadistas internacionales murieron junto con los republicanos españoles en defensa de los edificios de la facultad bajo el famoso lema que se convirtió en un grito de guerra antifascista para siempre: » ¡No pasarán! «.
Podría pensarse que, en un momento en que hay un aumento de la xenofobia y el racismo en toda Europa, este pequeño monumento a aquellos que lucharon contra el fascismo en la década del 30 debería ser protegido por la ciudad. Pero parece que el derechista Partido Popular (PP), que gobierna la ciudad no está preparado aún para tolerar su existencia.
A principios de esta semana el Tribunal Supremo de Madrid confirmó la denuncia de que el memorial no tenía permiso de construcción y han dado a las autoridades universitarias dos meses para quitarlo. A su vez, las autoridades de la universidad afirman que habían solicitado la licencia de obras, pero que el Ayuntamiento no respondió a su solicitud. La universidad también señala que otros monumentos mucho más grandes – como el de las víctimas de los atentados de 2004 – se erigieron sin los permisos requeridos.
El explicar el pasado para dar forma al futuro es un principio básico de cualquier proceso político maduro. Fuera de España, otros países europeos son cada vez más capaces de hacer frente a su propia historia oscura. Los visitantes de ciudades como Berlín, Nuremberg o Lyon, por ejemplo, encuentran museos reconocidos internacionalmente que muestran con franqueza su papel en el siglo XX, y el museo de la esclavitud de Liverpool, arroja luz sobre un episodio vergonzoso para los británicos. Sin embargo, en Madrid no hay un solo punto de información o centro de visitantes que trate de contar la historia de la guerra civil. El gobierno del PP es incapaz de hacer frente a la diversidad de demandas del pasado por lo que prefiere bloquear absolutamente cualquier discusión.
A pesar de las decenas de calles y plazas de Madrid, que todavía llevan los nombres de los miembros del régimen franquista, permiten solo monumentos como el Arco de la Victoria que celebran el aplastamiento de la mitad de la población, ahora parece que su política hará acabar con la única placa conmemorativa a las Brigadas Internacionales en toda la ciudad.
A menudo se dice que la historia la escriben los vencedores. Pero lo que pasa en Madrid no es sólo un ejercicio asimétrico de memoria histórica. Es una manera intolerante, peligrosa, disfuncional de tratar el pasado y es incómoda con la imagen que a Madrid le gusta proyectar, como abierta, diversa y transparente ciudad de futuro.
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2013/jun/06/madrid-history-anti-fascist-resistance
Monolito recordatorio a las Brigadas Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid

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