Capitán y capitana (Un viaje en tren a Misiones)

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Por Nahuel Coca / NC

Locomotora del Gran Capitán, volviendo a la
formación tras sufrir desperfectos
En septiembre de 2011 viajé en tren a Misiones junto a un queridísimo amigo para cubrir la Fiesta Nacional del Inmigrante. Viajamos desde la estación Lacroze hasta Apóstoles en el servicio de pasajeros del ramal que fue estatizado hoy por el ministro Randazo, un tren conocido como El Gran Capitán.

En ese viaje fuimos testigos de la desidia de la empresa ALL (América Latina Logística), que operaba la concesión del servicio desde 1999. ALL pertenece a GP Investimentos y su principal accionista, el suizo-brasileño Jorge Paulo Lehman, es el 37mo hombre más rico del mundo. Lehman es considerado el segundo suizo con más dinero del planeta y el brasilero con mais reais do mundo, también. Es accionista controlante del mayor grupo cervecero del mundo, Anheuser-Busch InBev, con marcas como Stella-Artois, Brahma, Antartica, Corona, Beck, Leffe, Hoegaarden, Quilmes, Skol, Michelob, Pilsen, Patricia, Norteña, Modelo, por nombrar sólo algunas de las más conocidas. Al hacerse del consorcio Anheuser-Busch en 2008, Lehman también se convirtió en el dueño de la cerveza más vendida de EE.UU., Budweisser. También, dueño de Burger King. Y del kétchup Heinz. Y del helado Häagen-Dazs. Otro de los dueños de ALL es Carlos Sicupira, sexto más rico de Brasil.

Según la propia página de ALL, entre sus principales clientes están Archer Daniels Midland, Bunge, Cargill y Dreyfus.

Su empresa usaba bienes del Estado para transportar productos de unas pocas firmas multinacionales dedicadas a alimentos y exportación de commodities. Como si la ganancia extraída de nuestro suelo por esas empresas no fuera abrumadora, también reducían costos por medio de ALL exprimiendo hasta el último tornillo el patrimonio del Estado nacional, que según el contrato firmado entre ambos en 1999 incluía la explotación exclusiva de las vías, las casi 90 locomotoras, los vagones, las estaciones, los almacenes y los talleres. ALL no sólo no invirtió en el servicio que explotaba sin competencia sino que tampoco realizó mantenimiento a los bienes públicos que recibió hace 15 años.

Vagones del Estado, abandonados por ALL

Con mis propios ojos pude ver vagones – muchos vagones – que una vez descarrilados eran dejados en el terraplén a que se oxiden, en lugar de recuperarlos o repararlos. Lo mismo pasa con las vías. Cualquier tramo de vía que era reemplazado era abandonado. El transporte de combustible entre terminales se hacía sin el menor control de impacto ambiental. El transporte de pasajeros sólo se hacía para cumplir la condición del contrato original, no ya para competir con los micros. Por lo tanto era de esperarse que el Gran Capitán no sólo diera pérdida, sino que no estuviera pensado para dar ningún tipo de ganancia, ni siquiera para competir en el mercado de transporte. Subirse a ese tren era toda una aventura, y sin haber descarrilado en esa ocasión tardamos casi 38 horas en llegar a Posadas, a un promedio de 30 kms/h.

¿Cómo podía ser que el Estado siguiera siendo el socio bobo de los peores nombres del capitalismo concentrado? Los representantes más ilustres del Imperio estaban reduciendo sus costos de transporte de la mano de una empresa cómplice, sin dejar un peso invertido en infraestructura o servicios, ni pensar ya en responsabilidad social empresaria. Casi un caso ejemplar de las privatizaciones del anterior modelo, del que el presente todavía no puede sobreponerse del todo.

Es hora de que el Estado recupere el transporte ferroviario tanto de cargas como de pasajeros y que nunca más abandone el modelo de vías que tanto hizo crecer a nuestro país en otros tiempos.


Parece que de cara a las próximas elecciones presidenciales ya no seremos esos socios bobos del Capital para empezar a actuar como un país un poco más serio. Si estos actos de gobierno se transformaran en realidades concretas para bien de toda la Nación, no dudaría en elegir, de ahora y para siempre, a Cristina como mi gran capitana, la Juana Azurduy de la recuperación nacional. 


A mi gusto estas medidas llegan con alguna demora, aunque enhorabuena. Todo junto, todo no se puede. Y las cosas no suelen darse con pureza, ni siquiera en el paraíso. 


Tenían mucha razón los opositores de la UCR misionera al denunciar las faltas en los contratos, aunque también deben reconocer que no es tan fácil ejecutar políticas superadoras como denunciar los vicios del sistema. Ellos deberían saberlo, que después de 30 años de gobierno en la provincia de Río Negro dejaron el Tren Patagónico atado con alambre y poxipol, como denunció el actual gobernador, oriundo del Frepaso, Alberto Weretilneck.


Ojalá en mi próximo viaje a Misiones pueda dejar los fierros viejos en el olvido para que sólo queden en mis pupilas los hermosos campos verdes del litoral argentino.

Gurises ven pasar el tren, con sueños de horizonte


Publicado por Nahuel Coca para NC el 6/05/2013 12:00:00 a.m.

http://www.nahuelcoca.com.ar/2013/06/la-gran-capitana.html



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