CASO AMIA: Los encubridores ya no saben que hacer para mantener viva la supuesta Trafic-bomba y su chofer fantasma
Diez días antes de que Nisman hiciera su absurda denuncia contra Cristina y Timerman, un periodista se embarcó en una no menos disparatada tentativa de evitar la estrepitosa caída de la Historia Oficial II, que, como la primera, se basa en la supuesta existencia de una camioneta-bomba con chofer suicida. Entonces le salimos al paso y, con Nisman vivo, planteamos que el fiscal debía ser juzgado, condenado y encarcelado por desviar las investigaciones. A continuación, las evidencias.

La Historia Oficial de la causa AMIA se cae a pedazos. Cada vez hay mas gente que tiene claro que no hubo camioneta-bomba, ni chofer suicida, ni pollas en vinagre. Cunde la desesperación de los encubridores. Apenas diez (10) días antes de que Nisman presentara su disparatada denuncia contra la Presidente y su Canciller, un descarado periodista de un diario progre intentaba, comisionado por la Secretaría de Inteligencia, obtener la complicidad de los antropólogos forenses del EAAF para peritar un grumo reseco de sangre que manchó un pedazo de metal correspondiente dicen a un pedazo de pedal de una Renault Trafic que uno de los bomberos del Departamento de Explosivos que anduvo entre los escombros de la AMIA dijo haber encontrado ahí. Hace ya más de década y media que los laboratoristas de la Policía Federal anunciaron que, por el estado de esa muestra, no se podía determinar a quien perteneció esa sangre. Pero el periodista en cuestión, inasequible al desaliento, postulaba (repito, apenas diez dias antes de que Nisman arremetiera contra Cristina y Timerman) que, con novísimas técnicas quizá podría determinarse el grupo étnico de la persona a la que habría pertenecido ese polvo hemático, de modo de verificar si podía haber sido a un morocho libanés… Una muestra de racismo puro y duro (hay millones de argentinos con algún abuelo árabe, incluso judíos-árabes) que tenía el único y previsible objetivo de apuntalar una historia que, como dice el tango, se viene en falsa escuadra, ladeándose por el borde del fangal: la existencia de la Trafic fantasma, piloteada por un kamikaze libanés teledirigido desde Teherán por malévolos ayatolás.

Una aviesa maniobra que salí a enfrentar acá y acá, ocasión en la que repeti (en vida del fiscal Nisman) que éste «no sólo debería ser cesado como fiscal, sino también enjuiciado, condenado y encarcelado por haber servido sistemáticamente al desvío de cualquier hipotética investigación.»
Hoy asistimos a un nuevo y desesperado intento, esta vez en manos de un periodista que no sabemos si es muy vivo o muy bobo. El asunto es que informa que hay un cadáver que nunca pudo identificarse, y despues de decir que sigue bastante entero despues de veinte años de freezer (hasta acá, todo bien) se pregunta si no será el del suicida… Con lo cual nos venimos a enterar que no sólo Buenos Aires es el único lugar del planeta donde los vehículos-bomba prácticamente son invisibles y se evaporan, hasta el punto de que nadie los ve ni antes ni (a sus restos) después, si no tambien que a pesar de la destrucción prácticamente total de la supuesta Trafic-bomba, el cuerpo del chofer suicida quedó milagrosamente entero.
¿No es posible revelar la identidad del periodista? Me interesan muchos las notas del Pájaro Rojo.
En el documental de Netflix queda claro que si hubo una traffic blanca.
La desabollaron dice uno de los entrevistados. Pero jamas vimos una foto de algo desabollable.