CATRAMINAS VOLADORAS. El gobierno compra viejos cazas yanquis de rezago en Dinamarca
El «No hay plata» no se usa a la hora de demostrar servilismo y alineación incondicional con los Estados Unidos. Más cipayos, imposible
La mirada de un mundo bipolar que ya no existe parece orientar la compra de máquinas vetustas de origen norteamericano
Aviones de combate para la Fuerza Aérea: otra oportunidad perdida
Finalmente, los dos aviones que arribaron con posibilidades de transformarse en el nuevo sistema de armas interceptora de cuarta generación de la Fuerza Aérea Argentina fueron: el JF-17 Thunder Block III, de origen chino, y el F-16 de origen estadounidense y operado por la Real Fuerza Aérea Danesa.
Hasta diciembre de 2023 el que corría con mas chances era el avión chino, porque cumplía con los requisitos impuestos por el alto mando aéreo, no portaba elementos británicos que impedían cualquier negocio y, además, eran aviones con cero horas de vuelo; aviones nuevos.
A partir de la nueva administración del presidente Javier Milei, y su vocación de extrema occidentalización, las puertas al producto chino se cerraron definitivamente. Argentina, y su nuevo posicionamiento geopolítico, clausuró todos los negocios con la potencia oriental. La irracionalidad de una política exterior bajo la fórmula Este/Oeste, de un mundo bipolar que ya no existe, hace muchos años, y una imaginaria guerra a un comunismo de mediados de siglo XX, hicieron reflotar la compra de viejos aviones estadounidenses como en el final del mandato de Carlos Menem. ¿Casualidades? No parece.
El avión ofrecido a Argentina es de las primeras versiones de F-16, ellas conocidas como Block 10 y Block 15 (denominaciones a las distintas actualizaciones de los aparatos; actualmente ya existen actualizaciones a estándar Block 72) que fueron producidos en los comienzos de 1981, hace 43 años.
Nuestro país está adquiriendo, según fuentes vinculadas al gobierno, aparatos con pocas horas remanentes de vuelo, con mas de 40 años en servicio, con restricciones de aviónica, sistemas de tiro y armamento. Esto significa que la Fuerza Aérea esta comprando un problema, no una solución a su diezmada capacidad militar. La puesta en servicio de los F-16 supondrá una gran inversión en infraestructura, logística, utilaje, herramental y formación de pilotos, ingenieros y mecánicos. Todo ese esfuerzo presupuestario requerido al pueblo argentino para poner en línea de vuelo solo algunos pocos aparatos viejos, pareciera que es pedir demasiado.
Por otro lado, no menor, vale decir que las actualizaciones de sistemas de abordo -necesarias para operar las aeronaves- las hace periódicamente el fabricante con la utilización de códigos de accesos. Es decir, si EE.UU. considera que el conflicto compromete sus intereses, o el de sus socios históricos, solo debe negar los códigos de actualización para que los aviones se transformen en aparatos de desfile para cada 10 de agosto (día de la Fuerza Aérea Argentina).
En síntesis, la adquisición de este vetusto sistema de armas no suple una capacidad perdida, solo confirma un posicionamiento geopolítico comprometiendo el alicaído presupuesto nacional (no hay plata) en una sobreactuación que seguramente nadie le pide, pero que ya forma parte del estilo de gestión.
….
*Roberto C. López: Abogado, Magister en Defensa Nacional. Asesor parlamentario en la Comisión de Defensa Nacional en la Honorable Cámara de Diputados y en la Comisión Bicameral de Inteligencia del Honorable Congreso de la Nación. Revisor de la revista científica del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata. Docente de FADENA, UNDEF.