CHINA. Cómo se maneja, qué se puede esperar del antiguo imperio del centro

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Debi haber publicado esta nota anteayer, pero no tuve tiempo. Igualmente me parece de sumo interés como todo lo que tiene que ver con las relaciones entre China y Argentina. Y como anticipo y entremés, le sugiero ver/escuchar la excelente exposición del coronel (R) Pedro Baños, que comparto con puntos y comas. Está aquí: https://vm.tiktok.com/ZM26MsVBw/

@antonio_martin6323

#coronelpedrobaños #geopolitica #china

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Misión en Shangai

 

MARCELO CARACOCHE (desde Milán)

Siguiendo las huellas de Marco Polo. el ministro Sergio Massa partió hacia Shanghai, China, invitado por el embajador Zou Xiaoli para asistir al 8º encuentro anual del New Development Bank (NDB), la banca del grupo BRICS. En la agenda figura un encuentro con Dilma Rousseff, la nueva presidenta del banco, para tratar la propuesta del presidente Lula Da Silva de modificar un artículo del reglamento del NDB para financiar las exportaciones desde Brasil a Argentina.

La gestión con el NDB no será excluyente, la delegación argentina negociará un aumento de la línea de créditos swap con la República Popular de China, la relación entre los dos países no es nueva, lo novedoso es el rol cada vez más importante de China en el mercado internacional de capitales.

Cuando se festejó el centenario de la Bauhaus (1) el 1º de abril de 2019, Rowan Moore, experto de arquitectura de The Guardian definió el diseño : “…reducido a lo esencial, uso racional y elegante de materiales modernos, claridad, simplicidad y minimalismo, esencialidad, funcionalidad (2). Uno de los ejemplos más antiguos es la tijera de Zhang Xiaoquan, creada en China en 1663 circa y tomada como ejemplo de industria artesanal por el presidente Mao en 1956 (3). Desde el artesanado tradicional al desarrollo socialista, China ha quemado etapas hasta el momento actual en el que desarrolla una vía maestra que le permita llevar sus productos al mundo y especialmente al corazón de la Europa occidental. Se la conoce como Ruta de la Seda e internacionalmente como The Belt & Road Iniciative (BRI).

A comienzos de 2018 la prensa occidental anunciaba que China no era más un peligro, que el politburó se había convertido a la economía de mercado y que defendía la globalización contra los instintos nacionalistas de Donald Trump. Repentinamente todo cambió, bastó que Garrett Marquis, portavoz en aquél momento del Consejo para la seguridad nacional de la Casa Blanca declaró al Financial Times: «Nosotros vemos la Belt & Road como una iniciativa pensada por China para los intereses chinos» y criticó las adhesiones de los países europeos. La administración Biden no se apartó ni un paso de las líneas trazadas por Trump, las adhesiones al BRI se ven como intentos para dividir la Unión Europea (UE) y punta de penetración china en África y América Latina. La cuestión Covid 19 agudizó estas visiones paranoicas debido a la lucha por la distribución de vacunas con criterios geopolíticos. La guerra en Ucrania y la cuestión de Taiwan se incorporaron luego a la leña que utiliza EEUU para alimentar el fuego de la contraposición contra Pekín.

El BRI apunta a la integración euroasiática a largo plazo, de la que quedará marginada la finanza occidental protegida por USA y la Unión Europea. El proyecto parece la revancha de la economía real, de la producción y del comercio de bienes tangibles contra el poder financiero: hablamos del centenar de países involucrados en la Belt Road sobre los 192 miembros de la ONU.

El proyecto es autosuficiente desde el punto de vista financiero, puede contar con el banco creado ad hoc en 2015 junto a todos los principales países europeos: el Asian Infraestructure Investment Bank (AIIB) y el New Development Bank (NDB), donde participan los países del BRIC. El capital sumado de los dos bancos iguala ya el del Banco Mundial, en torno a 200.000 millones de euros. Y esto sin contar los potentes institutos de crédito internos de China.

Todas estas posibilidades preocupan al capitalismo financiero dado que son operaciones fuera de su control y de las que podrán obtener sólo beneficios marginales; la otra pesadilla para estos sectores es un Belt & Road que en una veintena de años podrá reconfigurar el eje del comercio mundial intercambiando a través de euros, rublos, rupias, yens, renminbi y no en dólares.

El dólar es la llave que ha permitido a USA de vivir por encima de sus recursos durante más de medio siglo, imprimiendo moneda y pasando la cuenta al resto del mundo. Un planeta desfinancierizado, desdolarizado y con multiplicidad de divisas será también políticamente multipolar, con al menos seis diferentes centros de influencia y ninguna potencia hegemónica.(4)

A partir de su lanzamiento en 2013 el BRI se presenta con un programa profundo que va más allá del intercambio comercial y es el núcleo de la diplomacia china tout court que promueve cinco tipos de conexiones: física, comercial, digital, financiera y cultural.

Un punto principal es el lanzamiento del renminbi (5) como moneda de cambio internacional, gracias al crecimiento del comercio electrónico transfronterizo China promueve la función de pricing (6) internacional de su moneda; en 2004 los precios en moneda nacional eran mucho menos que los expresados en monedas de países desarrollados pero la situación ha cambiado muchísimo dado que China es el mercado electrónico más grande del mundo y las empresas extranjeras utilizan cada vez más el renminbi en su catálogo de ofertas. Con el crecimiento de este comercio aumenta la necesidad de reconocer y aceptar esta moneda como valor de cambio internacional.

En los últimos años China es un país emergente también en la exportación de capitales, la línea de swap (7) en gran escala entre el Banco Popular de China (PBoC) y algunos bancos centrales extranjeros se caracteriza por ser permanente, de modo que puede activarse en cualquier momento.

A partir de la crisis del 2008 China agrandó su red de currency swap, inicialmente con los países avanzados y sucesivamente con algunos seleccionados países emergentes en desarrollo, los acuerdos superan los cuarenta bancos centrales por un total de 550.000 millones de dólares USA. Estos acuerdos sirven para promover el renminbi. El PBoC no publica detalles de estas operaciones pero a través del Currency Swap Agreement Tracker del Council for Foreign Relations se puede reconstruir un panorama, también utilizando los balances de los bancos centrales beneficiarios.

De esta manera sabemos que desde el 2013 Paquistán, Argentina, Mongolia y Rusia han utilizado su línea permanente con el PBoC, China ha mantenido líneas de créditos especiales solo con Argentina, que inicialmente había utilizado circa 10.500 millones de dólares. Después de un nuevo acuerdo en 2018 la línea de swap subió a 18.700 millones de dólares.

China opera para aumentar la circulación de su moneda más allá de sus fronteras pero ésto no debe entenderse como una liberalización del mercado de divisas nacional: el control sobre flujo de capitales o tasas de cambio se mantiene inalterado. Han trabajado más bien para crear una red muy sofisticada de acuerdos, instituciones y transacciones financieras que tienen como fin persuadir, atraer y convencer otros países a operar con el renminbi, de manera que la divisa es un vehículo de soft power (8). Obviamente China ofrece relaciones asociativas que los países que adhieren valoran de vuelta en vuelta, hasta el momento dichas relaciones parecen funcionar con beneficios mutuos.

La crisis del 2008 sorprendió a China con activos en renminbi y pasivos en dólares, a partir de allí se fortaleció la idea de impulsar la moneda nacional para transformarla en algo similar al dólar y mitigar el desequilibrio. A tal fin se creó una divisa off-shore que funciona con el mercado. Se organizaron centros de intercambio en todo el mundo, centros de negociación en Hong Kong y Londres, en tres años el número de bancos que realizan operaciones en renminbi pasaron de 900 a 10.000, Samsug por ejemplo, gracias al intercambio en divisa china, ha conseguido notables ahorros dado que no necesita comprar dólares, pagándolos con renminbi.

Y con este último ejemplo se comprende mejor la Misión en Shangai de la delegación argentina.

PS: parte de esta nota ha utilizado información de una conversación de letture.org con Alessia Amighini. Alessia  posee un doctorado en Economía del Desarrollo en la Universidad de Florencia, se ha graduado en Economía política en la Universidad Bocconi de Milán, ha trabajado como economista en la UNCTAD  de Ginebra, es co-directora del Programa Asia del ISPI de Milán. Su libro es “Finanza e Potere lungo le Nuove Vie della Seta”. Egea-Bocconi Editore.

Notas

1) Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_la_Bauhaus

2) Cento anni di Bauhaus, Il Post, 01/04/19

3) The design Book, Phaidon, Londres 2017.

4)  «L’economia reale è sulla Via della Seta” Pino Arlachi, Il Fatto Quotidiano 27.03.2019.

5) La moneda oficial de la República Popular China es el Renminbi (RMB), que significa «‘moneda del pueblo'» Su unidad base es el Yuan, son términos intercambiables.

6) Pricing: de una divisa, se refiere a la cotización progresiva respecto a otras, o apreciación.

7) Swap: traducible como intercambio o trueque. Contrato mediante el cual las dos partes se comprometen a intercambiar futuros pagos. El contrato incluye las fechas de los pagos recíprocos y la modalidad de cálculo para las respectivas sumas. Se considera el swap un contrato simétrico. En base a la variable utilizada se pueden distinguir en swap sobre bienes (commodity), swap sobre divisas (currency) etc.

8) “Finanza e potere lungo le Nuove Vie della Seta” de Alessia Amighini, marzo 2021 en letture.org

 


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