Cristina Fernández de Kirchner se hizo presente en la despedida a Raimundo Ongaro realizada en la Federación Gráfica Bonaerense. Muy esperada por la familia gráfica, fue recibida con entusiasmo. En el primer piso donde se desarrolló el velorio del gran dirigente, estuvo varios minutos dialogando con muchos de los presentes. Darío Sosta, delegado de los gráficos del Diario La Nación, Francisco Ozemo, dirigente histórico de los gráficos.  Y por supuesto el gringo Amichetti, secretario general. También el ex canciller Jorge Taiana, quien aportaba a una charla singular, en la que se susurraban cuestiones sobre el futuro argentino. “La pelea va a estar en las seccionales y en las comisiones internas de base”, dijo Cristina. Ozemo afirmó: “Sí, de abajo hacia arriba”.

Luego la ex-mandataria se trasladó al cuarto piso del edificio donde funcionó la CGT de los Argentinos. Allí habló para dirigentes de varios sindicatos. Estaban, además de los gráficos, Correa de curtidores, Siley de judiciales, Catalano de los estatales, Furlán de los metalúrgicos y actual diputado, entre otros.

Cristina evaluó, así como en la entrevista con Navarro del pasado domingo, el desastre que el actual gobierno está provocando. En la política energética se mostró preocupada por la situación de actual desinversión en YPF, que la explicó en la figura del accionista de la Shell Aranguren. Habló del escenario mundial en el que la valorización financiera deja cada vez más gente en la pobreza. Se refirió a la pérdida de derechos laborales en los últimos meses, y a cómo las promesas de campaña no fueron cumplidas por Macri. En particular el “impuesto a las ganancias”, cuya problemática respecto de la cuarta categoría el gobierno no sólo no resolvió, sino que hoy son más los trabajadores que tributan.

Estaba implícito en el ejemplo el contraste de CFK con parte del sindicalismo. Fue entonces cuando Abel Furlán destacó que “son setenta mil” los dirigentes sindicales en el país, “a pesar de que los medios solo muestran a la superestructura”. Cristina asintió y dejó planteado que deben surgir nuevos dirigentes, como una necesidad de la etapa. En ese marco, la ex presidenta lanzó la frase: “Lo que se viene será colectivo o no será nada”.