Como comprenderán, como secretario general del Círculo (antes cofradía) de Mosqueteros de la Reina y miembro de la primera hora de la Corriente Realista del Río de la Plata, jamás de los jamases menoscabaría a un mosquetero ni lo utilizaria de rasero para hacer comparaciones. El autor no rompe lanzas por el Gobierno y ni siiquiera mondadientes. Pero dice lo que le piacce sin reservas.
Abajo, una crónica (de MDZonline) sobre el comentado programa.
Ahí estaban los tres. Ni mosqueteros ni chiflados. Más bien displicentes, monocordes y tremendamente aburridos. Era domingo, 21 de agosto, por la señal TN de televisión por cable.
Jorge Lanata, Tomás Abraham y Martín Caparros – ¡los intelectuales! – se sentaron junto y frente a María Laura Santillán, en su programa nocturno de los domingos, en donde abandona los mohines morales de Telenoche y los reemplaza por esa expresión reforzada de pensamiento.
Para mí, que de alguna manera siempre admiré y envidié a los tres (dejo notablemente afuera de cualquier ponderación a la señora, y no precisamente por cuestión de género o misoginia) fue una decepción largamente anunciada.
Los vi a través de sus propias caricias auto-eróticas o auto-retóricas, arrastrar palabras y develar sonrisas. Mi decepción fue leve; sus narcisismos más bien grises.
Lanata, Abraham y Caparrós, ante mis ojos y en breves instantes, se reconvertían en sucedáneos de pedantes con pasión de naftalina. Eran –sin órdenes de correspondencia- Aguinis, Kovadloff y Sebrelli.
Escribo estas palabras sin menoscabo de nadie, porque tampoco soy de los que se sobresaltan de pasión al pensar en Jauretche como el pináculo del pensamiento, ni de los que sufren de incontinencia cuando escuchan las balbuceantes razones de Horacio González y sus adláteres.
(A veces pienso que me quedó, tal vez, lo más kitsch del viejo Perón: Estar tan lejos de uno como del otro imperialismo. La puta Tercera Posición. Los frontispicios de la medida y la armonía).
En el programa aquí mentado, se iban a dedicar, según la ocurrencia del programa Argentina para Armar, a analizar el resultado de las elecciones primarias. La consigna era «El país que se viene».
Abraham sonreía lejano, esperando el momento para jugar con el falso socratismo de no saber nada y culminar en loas a su candidato Hermes Binner. «Yo soy su más formidable crítico» dijo más o menos, mientras explicaba que a los demás opositores no había nada que criticarles. Como si entre él –Abraham- y Rodriguez Saa no hubiera paralelismo alguno.
El inspirador de las gloriosas medias Tom de Ciudadela («los niños juegan, juegan y juegan; van de paseo, van a la escuela…») se convirtió en profeta de la reelección: «La voluntad kirchnerista de concentrar el poder y no soltarlo demostrada en los últimos ocho años va a llevar a que se trabaje en una nueva reelección de Cristina». Le temo al intento de reelección pero no a las profecías de Abraham. Tengo años leyéndolo.
Lanata parecía un periodista cansado. Me hizo acordar al viejo Neustadt en su ocaso post-menemista, y me dio algo de ternura. El gran Bernardo –que llegó a estar tan sordo como el asistente del Zorro- fue quizás el mejor profesional del periodismo político de la televisión argentina y Lanata, en las antípodas de las quiméricas ideologías, su mejor alumno.
«¿Qué elegimos en las primarias? ¡Nada!», reflexionó Lanata. «En las primarias nos obligaron a votar por algo que ya estaba elegido». Se lo veía muy desmoralizado para opinar con tanta certeza de un hecho aparentemente inocuo cuando no inexistente.
Por fin, Martín Caparrós estaba incómodo y miedoso en el uso de la palabra. Sin ideas, lo cual no es pecado, pero también sin humor, que siempre fue su mejor virtud. Triste, también, parecía un lápiz que ya no tiene de dónde sacar punta.
Todo lo puso, parece ser, en su reciente libro Argentinismos, donde escribió tantas cosas que a mí mismo se me ocurrieron durante los últimos años, que me dio pudor comprarlo. Acaso por aquello del pensamiento marxista («No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo») o por el prejuicio neurótico y elitista de suponer que nada bueno que yo haya pensado antes del domingo 14 de agosto puede ser escrito y tener razón.
Notarán que no hay aquí casi ni una línea de defensa al gobierno kirchnerista. Es que no soy seguramente el más indicado para hacerlo en estos días que corren. Acaso nunca lo sea. Pero no por ello uno debe callarse, en especial cuando lo cansan ciertas cosas que antes lo divertían tanto.
Y a los de TN el consejo de un humilde espectador: Llévenlo a la mesa a Jorge Asís que, por más que se haya arrepentido de haber escrito su mejor novela, Diario de la Argentina, sigue siendo un jodido perro de la calle y casi nunca aburre tanto.
Agosto de 2011 |06:53
Tres intelectuales contra Cristina, la “rerre” y la posibilidad del fin de Moyano en la CGT
Jorge Lanata, Martín Caparrós y Tomás Abraham discutieron en el canal TN en torno a los porqués del triunfo de Cristina Fernández de Kirchner. «En 2012 se viene la reforma constitucional para rerreelegir a Cristina», lanzó Abraham. Caparrós sostiene que «los índices de diferencia entre ricos y pobres están igual que en 1995».
Jorge Lanata, Martín Caparrós y Tomás Abraham participaron en un debate en el canal Todo Noticias (TN). El tema planteado fue “El país que se viene”. Allí, Abraham planteó su certeza acerca de que “la voluntad kirchnerista de concentrar el poder y no soltarlo demostrada en los últimos ocho años va a llevar a que se trabaje en una nueva reelección de Cristina”. Fuertemente críticos los tres con el Gobierno, los intelectuales pusieron en cuestionamiento la instancia de las primarias. “¿Qué elegimos en las primarias? ¡Nada!”, reflexionó Lanata. “En las primarias nos obligaron a votar por algo que ya estaba elegido”, remató.
Por su parte, Abraham consideró que “no hay espacio para hacer chavismo en la Argentina”. Caparrós señaló que “hay una voluntad de hegemonía”, señalando que “eso es algo inherente al peronismo”. Coincidió en que en la consulta electoral de la provincia de Buenos Aires, Sabbatella sacó el 5 por ciento y Scioli “el cuarentimucho”, pero “el kirchnerismo ha conseguido difundir la imagen de que han conseguido el 50 por ciento de los votos, porque se parecen a Sabbatella, pero se adjudican el 50 por ciento de la gente que no vota a Sabbatella.
Al definir el modelo, Abraham sostuvo en TN que el Gobierno, “para hacer fuerza y poder gobernar, necesita dinero, concentración y caja, y actúa como una corporación, como lo hacen los sectores fascistas”.
Para Lanata, “muerto Néstor, la mesa chica de gobierno cada vez es más chica, la decisión está más concentrada. La Cámpora es un intento de armar una mesa ejecutiva, pero son chicos, más bien lobbystas, y con eso no hacés una segunda línea de un partido. El problema político hoy es más hacia la interna que hacia la externa: el problema ahora es el peronismo contra el peronismo”.
Abraham acusó a Lanata de “moderado” por decir eso. Señaló que “Cristina quiere a otro hombre en la CGT” y que se dio cuenta de que cuando Moyano le hacía actos, en el 2009, perdieron.
“Lo que le está pasando a la CGT es que se está enfrentando a la vida real. Y necesitan a alguien en la CGT que no esté en la vida real, sino en el relato del gobierno”, acotó Lanata.
Pero Caparrós señaló que “tal vez le sirva al Gobierno mantener a alguien como a Moyano conteniendo a los trabajadores en la CGT”. “Es un juego de equilibrios difíciles”, señaló.
Además, Caparrós vislumbró que el hecho de que la presidenta esté en una línea de “no confrontación” podría haber “debilitado a una línea 678, la Nestornauta”. “No quieren asustar a la gente, por ahora, pero a mediados de 2012, empieza la reforma constitucional para que Cristina vaya por otro período más”, acotó Abraham.
Voto conservador
Los tres panelistas coincidieron en que «hay un voto conservador». «Es la fuerza disciplinadora que dan las crisis, y el Gobierno cada vez que puede nos recuerda la crisis del 2002 y nos parece que estamos mejor que aquello, y no nos planteamos algo mejor», señaló Caparrós.
Lanata dijo que «en Formosa, que no es Disneylandia, el kirchnerismo ganó. Hay un voto para conservar lo que hay por miedo a cambiar».
Caparrós agregó que «la extranjerización de las empresas es mayor ahora que en 1995, la diferencia entre ricos y pobres es mayor ahora que entonces. Las cifras reales indican que este país se parece mucho al de antes de la crisis».
«Para pensar una alternativa hay que romperse el coco», dijo Abraham, y señaló que «no son ni Ricardo Alfonsín ni Duhalde quienes se lo rompieron», alimentando su respaldo a «la forma de gobierno que ha demostrado Binner y el socialismo en Rosario y Santa Fe».