DISYUNTIVAS. Milei deberá optar entre ser Menem o López Murphy

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No pienso como Abel, pero así como el aquí reconoce haberse equivocado, otras veces el la pegó y yo me equivoqué, motivo por el que lo re-publico gustoso. No es lindo meter la pata.

Lo tome de su blog, que lleva como subtítulo o bajada «Pensando en voz alta».

El mileismo que viene, el mileismo ¿que se va?

 

POR ABEL B. / EL BLOG DE ABEL

El primer tema de este post (el Milei que viene) es para encararlo con cuidado, en un momento en que, como le digo a los amigos, las bolas de cristal están todavía más empañadas que de costumbre.

Pero el periodista Ignacio Fidanza, mientras la mayoría de sus colegas están tratando de explicar(se) lo que pasó, hace para adelante un planteo muy realista, que suscribo: Milei debe tratar de ser Menem, o será López Murphy.

Amplió: Menem fue el presidente que impulsó y llevó adelante las transformaciones «pro libre mercado» más audaces que nunca se habían intentado en Argentina (si no tomamos en cuenta, nos diría el mismo Milei, la constitución de 1853 diseñada por Alberdi). Lo que es seguro es que fueron más audaces que las intentadas por Martínez de Hoz, que en el marco de una represión despiadada, no privatizó las empresas del Estado. Es que eran conducidas por militares…

Menem pudo hacer lo que hizo porque la alternativa aparente era la hiperinflación. Y tuvo éxito, en sus propios términos. Fue reelegido, modificando la constitución, Permaneció 10 años en el poder. Y le sucedió un opositor, De la Rua, que prometió mantener su política económica.

López Murphy fue un ministro de Economía de ese presidente sucesor, cuando intentó un ajuste impopular (e impolítico: afectaba al aparato universitario de su propio gobierno). Lo consideraba imprescindible para salvar la pieza central de esas transformaciones de Menem: la convertibilidad del peso con el dólar. Nunca sabremos si hubiera alcanzado (en mi opinión, seguro que no). Porque duró dos semanas en el cargo.

¿Cuál de estos dos escenarios es más probable? Hmm… Empiezo por corregir un error mío: en este blog lo llamaba «peluquín», y ahora deberá decirle «señor presidente peluquín». Es que lo veía empapado de un dogmatismo trotskista. En su caso, enamorado de la concepción teórica de un capitalismo sin Estado que no existe, ni puede existir, en ningún país del mundo.

Debí recordar que los fundadores de neo conservadurismo estadounidense, entre los `50 y los `70 del siglo pasado, fueron todos ex trotskistas.

Es demasiado pronto para decidir si es un Verdadero Creyente o un político. Elementos a considerar: las barbaridades que dijo en la campaña, que horrorizaban, indignaban a quienes creen en la justicia social y la solidaridad, a los y las feministas, a defensores de derechos humanos… no le impidieron sumar un 56% de los votantes. Hay un cambio de época y también generacional, que percibió y aprovechó.

Se puede deducir -si uno es mal pensado- que sus maniobras sorprendentes estaban vinculadas a apoyos concretos. Por ejemplo, su rechazo al «comunismo» de China y Brasil, podían deberse a la necesidad de obtener el apoyo de la alegre muchachada de Steve Bannon (foto). Su amable respuesta a la felicitación de Xi Jinping sería un indicio en esa dirección.

La vicepresidencia de Victoria Villarruel -una política con futuro, que no parece anarco-capitalista- podría ser atribuida al respaldo de sectores afines al viejo «partido militar». Antes del Proceso y de Malvinas, sus expresiones políticas alcanzaban un 30% de los votos…

Si el Toto Caputo -operador en mercados financieros- termina siendo ministro de Economía, tendrá razón Carlos Rodríguez -un nexo historico entre Menem y Milei- y está la decisión de conseguir fondos frescos -deuda- para transitar meses muy difíciles (para quienes tienen Leliqs y otros bonos en pesos).

En cualquier caso, su actual e intenso romance con Macri -y más discreto, con Schiaretti- es otro dato a tener en cuenta. Si lleva a la construcción de un bloque oficialista de derecha liberal en el Congreso, con respaldo en algunas provincias… El que viva lo vera.

El mileísmo… desconcertado.

La diferencia fundamental entre el «fenómeno Milei» y el «fenómeno Menem» -que fue tan sorprendente en `88 y `89 como este de ahora, créanme- es que el riojano surgió en el peronismo. Aparatos políticos y estructuras sindicales fuertes y orgánicas, una cantera de políticos experimentados y astutos, de Vicente Saadi a Carlos Corach,… Y, sobre todo, una identidad política, social y cultural arraigada.

La Libertad Avanza, como toda fuerza política nueva, suma convencidos y oportunistas. Ante los inevitables acuerdos y concesiones políticas, y con una experiencia mínima como partido, los convencidos más dogmáticos se van dando un portazo.

(Decía en las redes sociales que el gobierno de Milei se destacaba por el número de ex funcionarios, antes de asumir).

Pero un número de convencidos se quedará, diciéndose lo mismo que los peronistas que acompañaron a regañadientes la experiencia menemista «Bueno, las otras opciones eran peores».

En cuanto a los oportunistas, no tendrá problemas. Multitudes de ellos avanzan por las grandes avenidas al grito de «Milei conducción».

La (futura) oposición

Este post ya es muy largo. Lo sigo mañana o pasado. Les anticipo que estoy reconociendo otro error mío.

(Continuará)


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Un comentario

  1. Podemos concluir que el Peronismo ya no existe más.
    Sencillamente porque su dirigencía y sus cuadros están sin liderazgo, sin doctrina y sin brujula : pueden ser cualquier cosa, macristas, mileistas, kirchneristas, liberales o conservadores, cada vez menos progresistas o sencillamente oportunistas. Completamente dispersos.
    Argentina flota a la deriva bajo la tormenta geopolítica que se ha desatado y con escasas posibilidades de defensa ante las amenazas secesionistas que buscan apropiarse de la enorme disponibilidad de recursos. El anarcocapitalismo que alientan las multinacionales y el corporativismo offshore-cipayo agonizante se disputarán los pedazos.
    Sólo nos salvaría una abrupta y muy acelerada definición geopolítica internacional que obligue a un nuevo reordenamiento identitario nacional y popular en defensa propia antes del espanto de la disgregacion. Alguien lo dijo : Muchachos, va a haber que componer una nueva canción, no una que sepamos todos …

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