DOCUMENTALES. Viajes por el globo terráqueo y buceo en los entresijos del cerebro humano
Y por más que viajé y buceé, no puedo entender por qué diantres este video «tiene restricción de edad». Algo que me resulta incomprensible y totalmente injusto. ¿Será porque Beccasino no entrevistó a Facundo Manes? Esa omisión ¿habrá sido considerada pornográfica? ¿Fue decidida por quienes tienen vergas y vulvas danzando sin parar en sus mentes? Qui lo sá.
Compruébenlo por ustedes mismes. Debajo, una breve reseña.
http://https://www.youtube.com/watch?v=f7k6kqIsa1c
Ayer recordé que nunca le había comentado a mi querido amigo Ángel Beccasino qué me había parecido su documental ¿De qué lado del cerebro estás tú?, estrenado este año, supongo que en Bogotá, donde vive hace cuatro décadas. Me dio tanto calor haberme olvidado que lo volví a ver hoy. Y sucede, me di cuenta, que si me olvidé debe ser porque no sabía bien qué decir.
Lo primero es que tengo en cuenta lo que dicen los expertos (que no han cometido los desmanes de Manes), que si sos analítico y metódico en tus razonamientos, predomina el hemisferio izquierdo (al menos, entre diestros) y si sos más creativo o artístico, lo hace el derecho». El documental de Beccasino (un artista polimorfo y también un experto en todo tipo de campañas políticas) es introspectivo, emparentado con la psicodelia pero filmado por un cerebro sobrio y circunspecto y, a pesar de sus exploraciones surrealistas, bastante cartesiano. Lo que parece inevitable siendo Ángel un argentino egresado de una escuela pública que en los años ’60 del siglo pasado fue el caldo en el que surgieron tantas insurgencias, su inagotable curiosidad y su lirismo. Escuela que fue luego devastada por innumerables, repetidos ataques de quienes necesitan embrutecer a la población para dominarla mejor.
Tengo en el film unas breves apariciones, como la mayoría de los entrevistados a los que Beccasino indaga acerca de su relación con el cerebro y la de éste con una parafernalia multicolor de elementos que cuelgan y se alimentan de sus sinapsis.
Frases tan sentidas como esta última abundan en un film rodado en distintas localidades del planeta. Frases de personas variopintas que lo dejan a uno vacilando acerca de si son brillantes, ramplonas o incluso tontas. Del mismo modo en que, cuando estamos introspectivos, sometemos nuestras ideas a control para asegurarnos de que lo que nos parece original y brillante no sea zonzo, y lo que nos parece certero y archicomprobado no sea perezoso y rutinario.
El documental es un viaje al centro mismo, el cacumen de nuestro cerebro, tan reptiliano como capaz de elaborar las doctrinas más altruístas, ya sea para la preservacion o para la destrucción de la especie y su entormo vital. El sempiterno combate entre Eros y Tanatos.
Hacia el final, Beccasino ensaya una síntesis humanista con la que, a pesar de mi nula adhesión a las religiones organizadas o quizá por eso mismo, comulgo. Porque como Stefan Zweig, amigo de Freud y recordado escritor antifascista, no veo antagonismo sino identidad entre psiquis y alma. Lo que obliga a creer en el mal –aunque no sea más que así, en minúsculas– pues si de algo no caben dudas es de la existencia de almas malvadas.
Mirar este documental, insisto, es un viaje. Que me produjo considerable placer estético coronado por un ramalazo de convicción ética.
No me parece poco.