El 2 de abril (editorial de Ni a Palos)

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Brillante nota editorial que suscribo con puntos y comas. La reivindicación de Malvinas ya no es lo que era: ahora si, es una causa no sólo nacional, también suramericana. Y de todos los paises expoliados del mundo. Que debe conmemorarse el 10 de junio, no el 2 de abril.

Aprile

El lunes pasado se cumplieron 30 años del desembarco en Malvinas, este fin de semana se cumplen, también, 25 años de la primera crisis militar que le tocó afrontar a Alfonsín. Nos referimos, obviamente, al levantamiento carapintada de la Semana Santa de 1987, comienzo del fin de un romance primaveral. Malvinas volvía a la escena con fuerza en esos días en que multitudes nacionales copaban las plazas pidiendo continuidad democrática. Y volvía porque, en realidad, nunca se había ido. Para los militares, la guerra era el contrapeso discursivo, político y simbólico frente a las denuncias por las violaciones a los derechos humanos y los juicios que se habían hecho y se seguían haciendo en todo el país. Para buena parte de la sociedad argentina, Malvinas era el recuerdo de la cercanía con esa dictadura que ahora se veía como atroz. Era volver a esa euforia, a ese apoyo inconfesable. Para el alfonsinismo Malvinas era un problema difícil de despejar. En la hipótesis de Alfonsín, había que republicanizar Malvinas, esto era: despolitizar a los militares y desmilitarizar a la sociedad, tras los años de plomo.  Tal intento está formulado en un discurso de enorme relevancia para entender esos años: el que pronuncia Alfonsín el 2 de abril de 1984 en Luján, el primero de un presidente democrático tras la guerra.
El 2 de abril de 1983 fue feriado nacional, el gobierno militar aún en el poder lo había establecido así. Ese día hubo entregas de medallas a ex combatientes y actos en cuarteles y dependencias militares de todo el país.
El 2 de abril de 1984 no fue feriado nacional, una de las primeras medidas del gobierno democrático había sido trasladar el feriado al 10 de junio, día en que había asumido Vernet como comandante militar de las islas en 1829. El objetivo, claro, era sacarle a los militares su efeméride guerrera.
Y entonces llegó Semana Santa. En abril de 1987, el coronel Aldo Rico, que había sido jefe de comandos en Malvinas, ocupó la Escuela de Suboficiales en Campo de Mayo. El reclamo era claro: impunidad para los militares que estaban siendo juzgados por delitos cometidos durante la dictadura.
La historia es conocida: una multitud abarrota Plaza de Mayo, Alfonsín viaja en helicóptero y negocia; luego regresa y pronuncia una frase que hará historia: «Se trata de un conjunto de hombres, algunos de ellos héroes de Malvinas, que han tomado una posición equivocada».
El hombre que más había hecho por desmilitarizar Malvinas retrocedía con esa frase casi todo lo andado. No se recuperaría de este mal paso.
Esta semana Rico transitó por medios con su versión guerrera y su dureza castrense  con esa retórica ochentosa de «las dos guerras»: contra la subversión, primero; contra Inglaterra, después: verdadera clave argumental castrense del 82 para acá. Rico es viejo, su discurso es viejo. El kirchnerismo lo dejó viejo, fuera de foco, en blanco y negro.
Malvinas es hoy un reclamo soberano, pacífico y democrático, vinculado al proceso de integración regional. Y la impunidad conseguida a punta de fusil se ha desmantelado. Esa Semana Santa de hace un cuarto de siglo es ya un espectro de la argentina. 2003 le confirió ese aspecto fantasmal. Por eso, entre tantas otras cosas, es que el kirchnerismo es una época, con todo lo que en política esto significa. Una época que, entre otras virtudes, ha sabido construir su propio pasado, en el que quedan remotamente evocados hechos que, hasta no hace mucho, eran parte central de la agenda de problemas a resolver.
Coda
Pregunta: Pero si Alfonsín sacó el 2 de abril como feriado, ¿quién lo repuso?
Respuesta: Lo repuso López Murphy en 2001, poco después de las marchas por los 25 años del golpe de 1976, cuando era Ministro de Defensa de Fernando de la Rua. ¿No lo sabías? Ahora lo sabés.

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