El 7-D y el talón de Aquiles de Clarín: los avisos

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En la larguísima pelea con Clarin

Basta de fintas, es preciso noquear o garantizar el triunfo

Por Juan Salinas

El 7-D es la madre de todas las batallas. Ojalá no lo fuera. Porque no está ganada. Lo es porque el Gobierno así lo planteo. Es una pena ver a algún colega que uno respetaba de aquel lado. Pero son pocos. La situación es irreversible. El Grupo Clarín, que desafío a un Estado resucitado pero aún débil y enfermo, no puede ganar limpiamente. Pero puede arrastrar al Gobierno al averno.

Es un deber patriótico evitarlo. Quién desafía el poder del estado democrático debe hocicar. De lo contrario el poder oligárquico se reestablecerá y quien sabe si el pueblo argentino volverá a tener la oportunidad de quitárselo de encima. Oportunidades como las abiertas con la crisis de fines del año uno del tercer milenio no se producen todos los siglos. Hay que liquidar este contencioso -que ya lleva cuatro años y aburrió hasta el hartazgo a una parte importante de la población- por K.O. No debe permitirse bajo ningún concepto que quedé la más mínima duda acerca del resultado. Porque es necesario pensar ya en un escenario postmonopolio. Si no lo tenemos resuelto como para pensar en el futuro en febrero, a más tardar a comienzos de marzo, estaremos jodidos. Por lo pronto, debemos definir si vamos por la reforma de la Constitiución, y en este caso si vanmos o no por la reelección.

No es el nocaút pero una manera de desangrar al Grupo es hacer lo que Roberto Noble hizo con el diario La Prensa: ofrecer avisos gratis,
Y hay que educar a la población. En el cruce de las calles México y Defensa hay un bello edificio con palmeras que bien podría ser una casa de Gobierno de algún país africano o centroamericano. Un cartel de la administración miquevainillesca de Macri informa que alguna vez, hace mucho, ese edificio fue la Casa de la Moneda, pero no informa que desde los años '40 a los '70 fue la Bolsa de Trabajo, el lugar al que tanto los empleadores que necesitaban personal como los trabajadores que buscaban empleo debíana acudir. Era el Estado quien mediaba y no los clasificados de Clarín. El diario La Prensa aprovechó sus estrechos vínculos con la Revolución Fusiladora para quedarse con el negocio. Noble reventó a La Prensa ofreciendo los avisos clasificados a un precio más barato. Pero así como nadie se acuerda que en esa esquina (a una cuadra de Télam, a una cuadra de Caras y Caretas) hubo una Bolsa de Trabajo que funcionó aceitadamente desde 1943 hasta que Perón fue derrocado a sangre y fuego (yo si, porque no funcionaba en absoluto pero seguía teniendo director y algún personal en 1973, cuando el Tío Cámpora ganó las elecciones y nosotros, la Juventud Peronista de la Circunscripción 13-Montserrat, ocupamos el edificio -el director de la dictadura de Lanusse que, recuerdo, nos recibió fumando un puro, parecía encantado en entregárnoslo. Yo apenas tenía veinte años, pero el quía nos recibió con un "¿Los señores de la Juventud Peronista? Los estaba esperando".

Decía que así como nadie se acuerda de que en esa esquina de Monserrat (los güifaros macristas le amputaron la "t" intermedia), a tiro de piedra de San Telmo, funcionó satisfactoriamente una bolsa de trabajo estatal y gratuita, nadie se acuerda de cómo Clarín terminó de matarla al mismo tiempo que mataba a La Prensa de Gainza Paz. Y es así como el Gobierno replica a Clarín en espejo, con copias progres, y no ataca sus cimientos, sus pies de barro, sus avisos clasificados.


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