El día que la ESMA amaneció peronista

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Al cumplirse 40 años, se hizo un sentido homenaje dónde se produjo 

Julio César Urien: La sublevación de 1972 en la ESMA «demostró que había militares con el pueblo»

El teniente de fragata y ex montonero Julio César Urien le dijo hoy a Télam que la sublevación de marinos contra la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, de la que participó el 17 de noviembre de 1972, quiso «demostrar que había militares con el pueblo», al concluir el acto que recordó y homenajeó la rebelión que se produjo hace 40 años.

El homenaje tuvo como escenario el salón «Silvio Frondizi» del edificio del Archivo Nacional de la Memoria (ANM)desbordado de público, en el predio que fue de la ESMA, es decir, en el escenario de los hechos. Antes de Urien (que hace 40 años era guardiamarina) habló otro participante del levantamiento, el suboficial Eduardo Berruet.

También fueron oradores el presidente del ANM, Ramón Torres Molina, y Carlos Pisoni, representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el Espacio Memoria, que es como se llama actualmente la antigua ESMA.

«Este es un homenaje que rendimos a quienes se sublevaron el 17 de noviembre de 1972, el mismo día que Juan Domingo Perón volvió a la Argentina», declaró a esta agencia Torres Molina

Desde entonces, esa fecha es conmemorada por los peronistas como «El Día de la Militancia».

El presidente del ANM precisó que los sublevados integraban una compañía de Infantería de Marina con la que «se intentaba hacer un Grupo de Tareas como los que operaron en este mismo lugar años después», a partir del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

«Las características que asumió la represión a partir de 1976 tuvo en cuenta esta experiencia, porque formó en este lugar grupos de tarea con oficiales y suboficiales especialmente seleccionados para torturar y desaparecer personas», agregó.

Los mandos, explicó, «desechaban las estructuras normales de la Armada, que integraban otros oficiales, suboficiales y también conscriptos, porque no las consideraban confiables. Y entonces la represión alcanzó las características que conocemos».

Aún así, hubo oficiales como el capitán Jorge Busico, desplazado como jefe de estudios de la ESMA por negarse a convalidar la represión ilegal. Ya en democracia, Busico testimonió ante la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP).

En 1972, los guardiamarinas que impulsaron el movimiento formaban parte de la misma promoción del Liceo Naval que el represor Alfredo Astiz, en esa época al frente de un grupo en la ESMA «que apoyaba el golpe, era pronorteamericano, anticomunista, antiperonista», recordó Urien.

«Bueno, ya al final, el grueso de esa promoción nos acompañaba a nosotros», apuntó, esbozando una sonrisa.

En otro pasaje, Urien relató que, tras las elecciones de marzo de 1973, seguía junto a otros sublevados a disposición de un Consejo de Guerra de la dictadura en retirada y que, en ese marco, fue a verlo un capitán de la Armada, con un mensaje anticipatorio del  terrorismo de estado generalizado tres años después.

«‘Ustedes ganaron las elecciones. ¿Piensan hacer una revolución?'», me dijo y, sin esperar respuesta, siguió: ‘La Armada no lo va a permitir, estamos dispuestos a matar un millón de personas'», reconstruyó Urien el mensaje que le trasmitió aquel oficial.

Urien destacó la paradoja de que al asumir la presidencia  Héctor Cámpora los amnistió y devolvió a las filas de la Armada, si bien quedaron en disponibilidad. Y que cuando tras la muerte de Perón asumió su esposa Isabel, los dio de baja.     

El homenaje de este mediodía comprendió el descubrimiento de tres placas, una de las cuales está dedicada al guardiamarina Mario Galli, el teniente de navío Carlos Lebrón y el cabo Juan Domingo Tejerina, tres de los participantes de la sublevación. Lebrón fue asesinado en agosto de 1976 en Tucumán, Galli y Tejerina fueron secuestrados y vistos por última vez en la ESMA.

De las otras dos placas, una recuerda a una veintena de cadetes de diversas promociones del Liceo Naval desaparecidos y asesinados, mientras que la restante rinde homenaje a otras siete personas en igual situación, civiles y militares que se desempañaron en la ESMA.

Tanto Urien como Mauret recordaron que los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner fueron los primeros en reivindicar a los marinos sublevados en  1972, desde el retorno a la democracia.

En noviembre de 2005, un decreto de Néstor Kirchner reincorporó a a la Armada en calidad de retirados y con el grado de teniente de fragata a los guardiamarinas Urien, Aníbal Acosta, Ricardo Luis Hirsch y Mario Actis.

Tres años después, en octubre de 2008, otro decreto de Cristina Fernández de Kirchner reivindicó con similar criterio a ocho suboficiales que participaron de la rebelión sofocada con unos 60 detenidos.
 

Este último decreto abarcó a Berruet, Edgardo Lioi, José Aredes, Rubén Moschini, Mario Romano, JulioCésar Albornoz, Fidel Rodríguez y Sergio Polidori.

Otros marinos sublevados en 1972  tendrán igual tratamiento en un futuro decreto del Gobierno nacional, anticiparon los oradores en el acto.


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