EL DOBLE SECUESTRO DE NADIA ROJAS, la trata y el silencio cómplice de la prensa hegemónica

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Con ser la más importante, no es la de Santiago Maldonado la única desaparición a denunciar.

El calvario de Nadia

 

POR DEBORA BAIRES

El viernes 9 de junio de 2017, Nadia Lizet (o Lisette, que no está clara la grafía) Rojas, de 14 años, salió de la Escuela Nº 1 del de la villa 21, «René Favaloro», rumbo a su casa, pero nunca llegó.  Rápidamente, familiares, amigos, docentes, y vecinos de Villa Lugano se movilizaron, y se manifestaron durante varios días reclamando su aparición en la calle y a través de los medios y las redes sociales, en los que se difundió su foto.

Casi un mes después, Nadia se comunicó con su mamá, y le dijo que estaba bien, que estaba trabajando en una pizzería de Liniers, que no la buscara  y que retirara la denuncia. Gracias a que el teléfono familiar estaba intervenido, la justicia pudo dar con su paradero y el 12 de julio lograron rescatarla: Nadia había sido secuestrada por una red de trata y estaba siendo obligada a ejercer la prostitución.

No se dieron muchos más detalles a la prensa, porque la causa estaba en curso, por lo tanto, sólo supimos por docentes y amigos que Nadia estaba bien.

Esta semana, nos enteramos por los familiares, que el lunes pasado, Nadia había vuelto a desaparecer.

La noticia, de por sí conmovedora, tomó otra dimensión cuando nos enteramos que Nadia había desaparecido estando bajo la tutela del Estado. Había sido enviada a un Hogar de la Ciudad de Buenos Aires por disposición judicial, alejada de sus familiares y amigos.

La controvertida decisión tenía la excusa de preservarla de un posible nuevo secuestro, ya que la niña es además un testigo de cargo contra los tratantes de personas que la habían tenido cautiva y sometido a reiteradas violaciones.

Nadia Rojas, debía declarar el día martes pasado ante el juez federal Rodolfo Canicoba Corral en una Cámara Gesell  para obtener detalles de su cautiverio.

Desaparece con ella el testimonio que como víctima podía aportar, pero también una prueba fundamental: Nadia había estado sintiéndose mal  en la última semana de julio, por lo que le realizaron distintos análisis donde se comprobó un embarazo de 6 semanas coincidente con el tiempo de su cautiverio.  Quien se llevó a Nadia, se llevó también el ADN de al menos uno de sus  violadores.

Es llamativo que los medios hegemónicos al unísono estén pregonando la versión que dio el Hogar: que la niña escapó por una ventana, sin que se hallan hecho peritajes que acrediten esa versión. ¿No sería lógico pensar que  una niña de 14 años privada de su familia y amigos desde hace dos meses, sin dinero,  sin teléfono y sin documentos,  luego de vivir una situación traumática de vejámenes y conmovida por su embarazo, buscaría refugio con algún ser querido en lugar de huir hacia la nada?

Hay periodistas capaces de criminalizar a la víctima, en este caso una niña, ya sea por ideología o para seguir recibiendo los sobres de una mafia.


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