MENSAJES. El de Evita, el mío a los logreros y el de ella sobre la hora de la mujer

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Al subir el anterior post sobre Mi Mensaje daba por descontado que éste estaba publicado. Sin embargo, en los últimos días, no sé por qué, los que envió desde mi correo electrónico, no se publican. Así que sepan disculpar la tardanza y desorden…
El mensaje de Evita, la hora de la mujer y mi mensaje a los logreros
 

… a los que no les digo «Fuck you» sino «Que les den pol saco!»…

Cuán pocos están a las duras y cuantos a las maduras. Los diarios están llenos, repletos de notas laudatorias a Evita, pero cuando el editor Alberto Schprejer fue demandado y perseguido por publicar el testamento político de Eva Perón, Mi Mensaje, que estuvo desaparecido y dado por perdido durante muchísimos años y que era prácticamente desconocido por el pueblo (y sigue siéndolo todavía por la gran masa del ídem) casi todos miraron para otro lado, silbaron bajito e hicieron mutis por el foro.
Así que a los que se hicieron olímpicamente los dolobus (entre ellos, todos los titulares de los pejotas de entonces)  y hoy se llenan la boca con nuestra abanderada, les digo: ¡Váyanse a cagar!. Y al que le quepa el sayo, que se lo ponga.

(Por suerte, inconseguibles hoy los ejemplares de la primigenia edición casera de Fermín Chávez y los de la editorial Futuro -la de Schprejer- y luego de 15 años desde su secuestro por la justicia, Mi Mensaje ha sido republicado en los últimos días no una sino dos veces: una edición la hizo La Cámpora a instancias de Teodoro Boot, y la otra la hizo Oscar Travi en La Matanza.
Chávez, Schprejer, Boot y Travi: compañeros como ellos son la sal de la tierra.

Y ya que estamos con Evita, los dejó con sus palabras:

«…Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar.
Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna».

 
Discurso del 12 de marzo de 1947, de apoyo a las propuestas y proyectos que habrían de cristalizar en la Ley 13.010, que estableció la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres. La igualdad política de hombres y mujeres se complementó con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 (II.1) de la
Constitución de 1949. El texto fue directamente escrito por Eva Perón. Tras la revolución que derrocó a Juan Perón en 1955, la Constitución fue derogada, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de Patria Potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Adaptado por Diego Olivé de acá.

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