El noble Omar Torrijos

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A 29 años del asesinato del líder panameño

El 31 de julio de 1981, el general  Omar Torrijos volaba en su avión sobre la selva del Darién, cuando este se precipitó a tierra, lo que le ocasionó la muerte. Haya sido a través de una pequeña explosión o de la manipulación del altímetro, un alto ex agente de NSA confirmó recientemen te que se trató de un atentado organizado por la CIA

por Luis González * /DLA Trujillo / Loboalpha

En estos días se cumplen 29 años de la desaparición bajo la égida terrorista que viene de lejos, del general Omar Torrijos Herrera, uno de los personales trágicos que componen la iluminada muerte que sofoca por los siglos de los siglos a la emancipación, siempre engatillada, de este continente de la Gracia, de la Esperanza y del Paraíso como lo vieron algunos utopistas europeos en la edad media. La utopía sigue colgada allí, en los suelos integracionistas, pero al mismo tiempo, por sangrante contradicción, desbaratada por nuestra propia gente de nuestra propia geografía, como la vemos en estos momentos en las bases militares gringas en Colombia, en Honduras, en Costa Rica, la del integracionista Morazán en Panamá, en Aruba y Curazao por donde se desplazan varios submarinos y aviones plenos de bombas y voluntades mortíferas, apuntando en los mapas sus tiros hacia las comarcas de Bolívar.

Torrijos fue un hombre de origen campesino, de Veraguas, donde fuera elevado el analfabetismo, pero sus padres eran maestros, cuyas enseñanzas le sacudieron al niño Omar la autoestima por la tierra natal. Se hizo militar y su don de gentes le atrajo el respeto y la admiración de cuantos le conocían. Se formó en la Escuela de las Américas, pero desechó la filosofía de esta (formar para subordinación) al comprender el drama de América Latina.

Torrijos llega al poder, tras golpe militar, el 11 de octubre de 1968 cuando se da cuenta de que el Presidente Arias se ha hecho un dictador para servir a los más oscuros intereses de la oligarquía comercial local y de la diplomacia estadounidense. Cuenta con el apoyo popular que le brindan los indígenas, las mujeres, los estudiantes, los obreros del canal y los urbanos y, especialmente, los soldados de la Guardia Nacional.

La esfera internacional lo percibe como un personaje tropical, «atlántico» como solía decir José Gil Fortoul de los hombres de estos mares y soles, medidos como una fuerza telúrica arrolladora, tal vez poco ideológica, común, pragmáticos, caóticos, desconfiados, instintivos, apegados al pálpito, la buena estrella, etc. Por donde viaja en el mundo, se arropa de amigos.

Torrijos le mete el ojo a un proyecto de elevada y compleja mira: rescatar la geografía del Canal de Panamá, donde el coloniaje ha tenido su máxima expresión y sus grandes negocios desde 1914, cuando los norteamericanos pusieron a navegar los mares convergentes en esa delicada zona geopolítica. Pero su labor de filigrana, que sacude las simpatías de muchos pueblos, va siendo oída en las instituciones norteamericanas, especialmente del Presidente Carter con quien logra firmar un Tratado en 1977 que le devuelve las tierras del Canal a la soberanía de la República de Panamá. Un suceso casi milagroso.

Torrijos se solidariza con la revolución sandinista de Nicaragua y la ayuda con dinero y armas. Viaja a Cuba donde se entiende con Fidel. Carlos Andrés, en Venezuela, se hace su amigo. Cultiva las visitas de García Márquez y Vargas Llosa con quienes alterna entre sorbos de la vieja y noble caña.

Torrijos comienza a ser visto como peligroso por Mamita Yunai. Puede alterar «el patio trasero».

En Panamá se anuncian elecciones presidenciales para 1983 y las encuestas, con gran anticipación, descubren que Torrijos sería presidente por los votos.

El 31 de julio, cuando volaba en su avioncito, un atentado le quita la vida, donde siempre hubo la sospecha de que en el crimen tuvo la mano metida la CIA, la voluntad siniestra de la Casa Blanca.

Panamá hoy está cuadrada con los proyectos guerreristas de Obama que amenazan los 7 millones de Kilómetros cuadrados de la Amazonía, donde el petróleo, el gas, el agua dulce y la biodiversidad es un panal de rica miel en las agallas fabulosas de Wall Street. Está activada la parte B del Plan Balboa Omar Torrijos, hoy lo recordamos como la imagen diluida del realismo mágico. Lo tropical. Lo atlático. Humo apenas.

Periodista y cronista de la ciudad de Valera*


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