El sapo de Gerardo Martínez, los jóvenes K y los gremios

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Kirchneristas: Cómo tragarse el sapo de Gerardo Martínez

Tomado de Puede Colaborar. Las cosas son todavía más graves que lo que dice la autora. No se trata solo de que los jóvenes militantes K no se sindicalizan, sino que en muchos casos ignoran olímpícamente las leyes «peronistas». Sin ir más lejos, la Ley de Contrato de Trabajo, que le costo la vida al Dr. Candeloro y a otros abogados laboralistas.

«Cristina no tiene que resolvernos las cosas a domicilio»

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Sindicalismo para todos

Debates- Por Patricia Fortino

Esta nota será escrita en primera persona del singular. Para que todas las opiniones en contra recaigan en exclusividad sobre mi persona. No crean que me volví masoquista así en un día, ni tampoco que piense que serán tantas las opiniones en contra que recibiremos a nuestra editorial. Pero una o mil o ninguna, sepan que no deben pluralizar los disgustos.
Ocurre que mi forma de observar alguna realidad circundante por estos días, me eleva el derecho a dar opinión singular tanto como a responsabilizarme por mis dichos.
Aclaradísimas estas cuestiones, me dispongo a cuestionar, en mi calidad de militante oficialista del proyecto de Gobierno que hoy conduce la compañera Cristina y que (desde la primera hora, ahí cuando el porcentaje de los votos era menor que el porcentaje de desocupados en el país) inició el querido Néstor.
La CGT es la Organización del Movimiento Obrero. Organización que ha tenido a lo largo de toda su historia momentos de mayor gloria, de mejores oportunidades, de mayor protagonismo, de luchas, de persecuciones, de desapariciones, de muertes. Pero nunca dejó de ser un eje en cada Gobierno Peronista que hemos tenido. Con las características que cada uno de esos gobiernos le ha dado o le ha quitado, según quién fuera el que estuviera sentado en Balcarce 50 y también en Azopardo 820.
Mi papá era un tipo muy divertido y cuando yo era chica jugaba conmigo (y lo disfrutaba mucho) al «Cuento de la buena pipa» ¿lo recuerdan? Tal vez allí, en esa manera de estimular mi infantil curiosidad para encontrar la frase o la pregunta o la respuesta para ganar ese juego de palabras, mi viejo estaba formando en mí, la manera políticamente incorrecta de cuestionar desde adentro lo que no está bien.
Esta editorial surge después de haberme tomado un buen tiempo para debatirla con algunos compañeros. De esas charlas surgieron los «incondicionales» que me respondieron que «Cristina sabe lo que hace», que en la «política siempre se comen sapos», que «la conducción no se discute» y más, claro.
¡Por supuesto que la conducción no está en discusión! Pero estos CGT anti Moyanistas (me cuesta decir a favor del Proyecto que tanto defiendo) no representan al movimiento obrero. Son oficialistas de vocación. Hoy con Cristina, ayer con Menem, no olvidamos. 
Han entregado a compañeros, lo digo incluso desde la memoria de mi propia persecución gremial sufrida en manos de uno de los gordos, Armando Cavalieri.
En tiempos donde la política, gracias a Néstor, ha recuperado el interés popular, sobre todo en los jóvenes, hay que formar cuadros sindicales. No de la mano de estos, seguro. 
La supervivencia del proyecto está también en formar jóvenes en el sindicalismo. La instrucción política no se hace llevando banderas a los actos. Cuando hablamos de los jóvenes, pensemos cómo los ayudamos a participar en esto. Cantando en los actos no se hace ninguna revolución.
Pero resulta que por otro lado, la «VIEJA POLÍTICA» está de limpieza. Esto no es coherente con esa idea. Yo no soy purista, los que me conocen saben que me he embarrado cada vez que la causa lo necesitó. Pero, esto resta, esto descalifica, esto no aporta nada a la desburocratización del sindicalismo.
En ese debate el compañero Ariel Magirena dijo: «Esta foto (aludiendo a la de Cristina junto a los gordos, sin Caló, el 16 de julio pasado en Casa de Gobierno) me parece que es como saltar de la olla al fuego. Algo está pasando con la militancia, que dejó de proponer. 
Los compañeros de ANSES pidieron estatización de fondos de las AFJP desde el primer día, los comunicadores luchamos por la Ley de Medios, la CTA nunca bajó la bandera de la asignación universal, el grupo Fénix insistió con un modelo autónomo y soberano de la economía y la recuperación de YPF y Aerolíneas. Cuando las bases luchan el gobierno popular escucha y no importan los argumentos de «oportunidad política». Sin un pueblo movilizado el pragmatismo se impone a la doctrina en el desafío de la gestión. 

NOSOTROS, tenemos que ser el respaldo del modelo para que no tenga que establecer alianzas con traidores comprobados como los que se ven en esta foto. ?¿Será posible que haya 5 millones nuevos de trabajadores incluidos, que deben su puesto a este modelo del peronismo del siglo XXI, y no exista una expresión organizativa de eso? La respuesta es alentar la militancia, no a los burócratas. Hagámonos cargo los trabajadores de lo que pasa en cada uno de nuestros gremios. Se construye desde abajo, no desde el techo. Cristina no tiene que resolvernos las cosas a domicilio».
El debate siempre es enriquecedor, como militante política agrego que no debemos agotar en gritos de bronca nuestras ideas. Este debate debe llevarse a todos los lugares de laburo. Apunto a todos. Y con esto agrego a los Organismos Públicos, donde (con acierto político) se están incorporando desde los puestos Directivos más altos hasta los últimos de los contratados (si, contratados en el Estado) jóvenes con muchas ganas de laburar en política. Esto se lo debemos a un Proyecto que puso en movimiento el compañero Néstor Kirchner y que continúa nuestra actual conductora Cristina. Ninguna contradicción hasta aquí. Pero… los jóvenes que se incorporan NO SE AFILIAN A LOS GREMIOS y, mucho menos tienen participación política en estos tan estratégicos lugares. Hablo de Ministerios, Organismos de Control, Secretarías de Estado, Medios (Radio, TV, TELAM) y puedo seguir, pero seguro muchos de Uds. tienen ejemplos para sumar a los míos. Sin compromiso, sin participación, sin interés gremial, no podremos cambiar la realidad de aquella foto.
Mi militancia es sindical es así desde hace más de 30 años. Los gremios pueden cambiar sus dirigentes solamente si los trabajadores se involucran. Muchos como yo peleamos por la no desregulación de las Obras Sociales. Contra muchos, contra casi todos. Lo mismo cuando estos mismos «gordos» fogoneaban el pase de los aportes jubilatorios a las AFJP. 

Debe ser que soy vieja y hace mucho que me peleo con estos tipos. Estos mismos.
Ahora comprenderán el por qué de la escritura de esta editorial en primera persona del singular. Seguramente ustedes sabrán disculpar mi intolerancia. Tengo heridas que no dejan de sangrar sobre este tema. Para algunos puede ser un tema coyuntural. Para otros como yo, es toda la vida política.

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