Escriba le escribe a Cristina

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Miradas al Sur

Nicolás Tereschuk (Escriba)
Por / Artepolítica, el 13 de julio de 2012.
Imaginemos: ¿Cómo se debe ver la cosa desde los lentes de contacto de Cristina en este año 2012?:
  • Este año reformé la Carta Orgánica del Banco Central y nacionalicé YPF.  Desmonté dos ladrillos en la pared del neoliberalismo. Dos medidas estructurales que me dan más poder y estabilidad -a mi Gobierno, al Estado- a mediano plazo. Lo hice como por un tubo.
  • Me senté sobre las reservas del Banco Central. Así no me van a tirar. La puedo ganar o empatar, pero perder, no. El dólar va a estar al precio que consideremos en el Gobierno que conviene. Le decimos “no” a las presiones devaluadoras. En todo caso depreciamos el peso al ritmo que queramos nosotros. Pago los compromisos de deuda de este año, en dólares. Cuido las reservas, no entrego los resortes “de poder económico”. Todo sigue dependiendo de nosotros.
  • Obligué a los banqueros a prestar una plata que no querían prestar. “Me tocan 1.500 palos“, le dijo Cristofani a Marcó del Pont. Sí, correcto. Sos bueno en matemáticas. A vos te tocamos 1.500 palos. A las grandes empresas en las que pusimos un director del Estado, gracias a las acciones que tiene la ANSES también las hicimos reinvertir en lugar de llevarse la guita afuera. No lloren, que “se forraron” de plata en estos años.
  • Eliminé la venta de dólar al precio oficial para atesoramiento, la marca de identidad de las clases medias con capacidad de ahorro desde que existe el tipo de cambio unificado, principios de los 90 para acá. Y no pasó nada.  Na-da.
  • A las dos principales figuras del PJ por debajo de mi conducción les disputé poder para obligarlos a “achicarse” y lo estoy logrando. Hugo Moyano, el principal “dirigente social peronista” de la Argentina y Daniel Scioli, el principal “dirigente electoral peronista” de la Argentina. De los que están por debajo mío.
  • El manejo “territorial” de la política sigue dependiendo de nosotros.
  • El Grupo Clarín está muchísimo más desarticulado y desgastado que cuando empecé el primer gobierno, en 2007.
  • “El campo” quiso hacer “un paro” por el aumento de un impuesto en la Provincia pero no le dio. Y con la soja a 600 dólares están totalmente desarticulados políticamente.
  • El año que viene hay elecciones legislativas. Vengo de un colchón de votos del 54%. Ponele que el “swing vote” de los sectores medios se vaya para otro lado. Ponele que salga todo mal y se nos vaya el 15%. Tomá: 3,6 millones de votos, guardate el vuelto. Tengo todavía el 40 %. ¿El resto cuánto tiene? Y de paso, renuevo los legisladores que saqué en la elección de 2009, mi peor elección. Soy como Federer cuando juega un torneo en el que estuvo lesionado el año pasado. Sumo todo.
  • Es demasiado fácil esto.
Pero claro, la política, incluso mirada desde el punto de vista de un oficialista podría pensarse de forma diferente, digamos, complementaria, a la que podrían percibir los lentes de contacto de Cristina.
Por ejemplo, se podría pensar que pelearse con socios de nueve años como Moyano y Scioli puede tener un costo a mediano plazo para la Casa Rosada. No es como pelearse con Alberto Fernández o Graciela Ocaña. Las peleas de este año se dan con gente que recibe apoyos en términos de votos (Scioli) y de representación social (Moyano).
También se podría pensar que algunos de los momentos más potentes del oficialismo se dieron cuando ganó las “peleas de poder”, como está haciendo con mucho éxito ahora, pero también -¿sobre todo también?- cuando “abrió la puerta para salir a jugar”. Cuando se corrió un poco de la escena y pareció decir: “ahí armé un patio, ¿quieren jugar?”. Porque eso pasó, por ejemplo, cuando lanzó la Ley de Medios, la de Matrimonio Igualitario y cuando generó la “cercanía entre los argentinos” que significó el Bicentenario. O cuando consagró el derecho a la Asignación Universal por Hijo (AUH), con el que “lo más importante es la idea de futuro” porque ahora “compro más verdura y fruta para Lucas” o “Ahora compramos los fideos Matarazzo o Lucchetti, la salsa La Campagnola o Cica”. Algo que es distinto que algo tan “fácil” (?!) como sacarle 1.500 palos a un banquero.
Y se podría pensar que la forma de comunicar de Cristina era más cercana y tranquila el año pasado. Que, por ejemplo, el año pasado era muy claro que Cristina le hablaba a la sociedad. Pero que ahora, a veces, no se entiende bien a quién le habla Cristina cuando habla. A quién le está mandando sus mensajes.
O se podría pensar que siempre es bueno cambiar, un poco. Pasar de pantalla. Se podría pensar que para Cristina sería lindo dejar de lado el luto. Un detalle, apenas. Un detalle que también dice “tu vida sigue, mi vida sigue, vení, sigamos juntos”.
¿No?

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