Estados Unidos al borde de la cesación de pagos

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Sección Internacional – Miradas al Sur

El presidente Barack Obama todavía no consigue que el Congreso amplíe el límite de deuda y sobrevuela el default. 
Ni los efectos del terremoto de Japón, ni el elevado precio del crudo ni la crisis de deuda de la zona euro. El verdadero riesgo al que se enfrenta la economía global es que el gobierno de Estados Unidos incurra en un impago de su deuda.
Así lo ha asegurado esta semana el presidente de la Reserva Federal (Fed) del Estado de San Louis, James Bullard, quien ha reconocido a la agencia Reuters que “si la situación fiscal de Estados Unidos no se maneja correctamente, podría convertirse en un shock macroeconómico global”. Bullard agregó que “la idea de que Estados Unidos pueda amenazar con un impago de su deuda es peligrosa”. Las declaraciones de Bullard se sumaron a una cadena de advertencias: la consultora de riesgo Fitch amenazó esta semana con quitarle a Estados Unidos su máxima calificación crediticia (AAA) si sus políticos no llegan a un acuerdo para elevar el techo de la deuda. Su competidora, Moody’s había sido más terminante unos días antes.

El pasado 2 de junio, la agencia Moody’s dijo que hay un riesgo leve pero en aumento de que Estados Unidos caiga brevemente en cesación de pagos si no se incrementa el límite de endeudamiento en las próximas semanas.

Moody’s advirtió que si los legisladores estadounidenses no avanzan en sus conversaciones para incrementar el límite de endeudamiento del país para mediados de julio, esperaría colocar la calificación crediticia “AAA” de Estados Unidos en revisión para una posible rebaja.

La fuerte polarización sobre los niveles insostenibles de deuda aumentó las posibilidades de una breve cesación de pagos, según Moody’s. La realidad es que sin un aumento del límite de deuda, ya sea el 2 de agosto o en una fecha posterior, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, podría tener que optar entre qué cuentas pagar.

Y se barajaría demorar los pagos de beneficios del Seguro Social a jubilados, retener pagos a militares, vender algunos activos del gobierno o detener los pagos a tenedores de bonos del Tesoro.

El gobierno estadounidense acaba de llegar al límite del endeudamiento de 14,3 billones de dólares que el Congreso (con mayoría republicana) le autorizara en abril pasado. Barack Obama sabe que su ampliación es casi improbable, luego de las peligrosas señales que emitió la bancada conservadora al proponer una moratoria en el pago de los intereses de la deuda de Estados Unidos a partir del próximo 2 de agosto.

Los rumores sobre un nuevo e inminente crack económico se extienden por las oficinas de Wall Street y han puesto a la bolsa neoyorquina al borde del pánico, cuando aún no lograron salir del primero y sufre su peor racha bajista desde 2006 con 6 semanas en esa tendencia.

El presidente de la Reserva Federal (Fed) del Estado de San Louis, James Bullard, está preocupado por la reacción que provocaría fuera de Estados Unidos que el Gobierno estadounidense incurriera en un default técnico: “Si –el default técnico de Estados Unidos– únicamente afectara a los mercados estadounidenses no podría causar muchos problemas, pero hay inversores que participan en los mercados extranjeros que probablemente no estén tan en sintonía con la situación política del país. Las repercusiones en los mercados globales serían muy graves. Ahí es donde el riesgo real entra en juego”, señaló Bullard.

En China, también se han encendido las alarmas. Un funcionario de su banco central consideró que los legisladores republicanos están “jugando con fuego” al insistir con el proyecto de “default breve” que desestabilizaría a la economía global y tensaría aún más las relaciones con los tenedores de bonos norteamericanos. Los chinos saben de qué hablan: con más de un billón de dólares en papeles de esa deuda pública en sus manos, son los mayores acreedores de Estados Unidos y por lo tanto buscarán incidir sobre la Casa Blanca para evitar la cesación de pagos porque el derrumbe podría alcanzar al gigante asiático. De hecho, el economista Nouriel Roubini, que pronosticó el estallido del 2008, también cree que China se encamina a una crisis similar a la de los tigres asiáticos de 1997-98 en 2013.

Además de las advertencias de las tres grandes calificadoras de riesgo, las pistas sobre una posible segunda hecatombe económica comenzaron a aparecer hace menos de un mes atrás. El 25 de mayo, durante la “II° Cumbre Fiscal 2011”, el ex presidente Clinton alertó que “si suspendemos el pago de la deuda durante unos días, podría no ser calamitoso. Pero si la gente piensa que no vamos a pagar literalmente más nuestros adeudos, entonces dejarían de comprar nuestra deuda”. Sus palabras impactaron en el corazón de la Administración Obama y provocaron intensas gestiones para intentar que el ex presidente se desdijera, pero ya era tarde. Dos días después la web de finanzas Moneynews publicó que Pimco (el mayor fondo de inversiones del mundo) dejó de comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos y preanunció “la vulnerabilidad del dólar debido al insoluble problema fiscal de aquí a la elección presidencial”, aseguró su director Bill Gross.


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