FENÓMENOS: Por qué los nazis gobiernan Israel, un racconto histórico y un presente insoportable
Un informe exhaustivo acerca de las relaciones entre sionistas y nazis y fascistas, que tienen al menos un siglo de antigüedad . Y de como esas relaciones promiscuas tienen plena actualidad como demuestra el comportamiento de quienes cometen un genocidio en Palestina. También, que explican la alianza de sionistas (judíos y no judíos, que los hay, y en mayor cantidad) con los nazis ucranianos. Lo que reafirma por enésima vez lo que Pájaro Rojo no se cansa de proclamar: que el veneno de la Humanidad, lo que empuja a su aniquilación y exterminio, es el racismo. Les pido encarecidamente a los lectores que lo lean y luego, si gustan, hagan todo tipo de comentarios, pero no antes de leerlo. Trolls, abstenerse.
Cuando el velo se desgarra: las verdades ocultas, de Jabotinsky a Netanyahu
El grupo gubernamental israelí que ya ha asesinado 25 000 palestinos en Gaza no es representativo de los judíos en general. Es más bien heredero de una ideología que ha venido cometiendo ese tipo de crímenes desde hace un siglo. En este artículo, Thierry Meyssan pasa revista a la historia de los sionistas revisionistas, de Vladimir “Zeev” Jabotinsky a Benyamin Netanyahu.
El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, declaró en la universidad de Valladolid (España): «Creemos que una solución de dos Estados debe ser impuesta desde el exterior para traer la paz. Aunque, insisto, Israel se reafirme en esa negativa [la creación de un estado palestino) y, para impedirlo, han llegado ellos mismos a crear Hamás (…) Sí, Hamás ha sido financiado por el gobierno de Israel para debilitar a la Autoridad Palestina, a Al Fatah. Pero si no intervenimos fuertemente, la espiral de odio y de violencia seguirá generación tras generación, de funeral en funeral.»
Borrell rompió así con el discurso occidental oficial según el cual Hamás es el enemigo que atacó por sorpresa Israel el 7 de octubre, ataque que supuestamente justificó la respuesta e Israel y la masacre que ya ha costado la vida a 25.000 civiles palestinos. Borrell afirmó en su discurso que enemigos de los judíos pueden contar con el apoyo de ciertos judíos, en particular con el de Benjamin Netanyahu. Simultáneamente, el jefe de la diplomacia europea rechazó la interpretación comunitaria de la historia y analizó las responsabilidades de ciertos individuos.
Ese cambio en la narrativa se hizo posible a partir de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, hace 4 años. Borrell sabe que la Unión Europea ha financiado a Hamás desde el golpe de Estado que protagonizó en 2006… pero hoy dice al fin lo que ya se sabía. Borrell no mencionó los vínculos de Hamás con la Hermandad Musulmana –Hamás se identifica como la «rama palestina» de esa cofradía– y tampoco habló de la relación de la Hermandad Musulmana con el MI6, los servicios secretos británicos. Simplemente sugirió que ya es hora de salir de ese engranaje infernal.
Poco a poco, el velo se desgarra. Ahora es necesario revisar la historia. Los hechos son conocidos… pero nadie los vincula entre sí, ni los cita por su orden cronológico. Se trata de acontecimientos cuyo efecto acumulativo resulta esclarecedor. Sucedieron principalmente a lo largo de la guerra fría, cuando Occidente cerraba los ojos ante los crímenes que favorecían sus intereses. Pero comenzaron 20 años antes de que la Guerra Fría se iniciara.
En 1915, el ministro del Interior británico, Herbert Samuel (foto), judío, redactó un memorándum sobre «El Futuro de Palestina». Herbert Samuel quería crear un Estado judío, pero pequeño, que «no pudiese ser lo suficientemente grande como para defenderse». De esa manera, la diáspora judía estaría, a largo plazo, al servicio de los intereses del Imperio británico.
Finalizada la Primera Guerra Mundial, Samuel trató inútilmente de convencer al primer ministro, el liberal H. H. Asquith, de crear un Estado judío en Palestina. Sin embargo, después de su encuentro con Mark Sykes, justo después de la conclusión de los Acuerdos Sykes-Picot-Sazonov sobre el reparto del Medio Oriente entre las potencias coloniales, Samuel y Sykes siguieron adelante con el proyecto, contando con el apoyo de los «protestantes no conformistas» (a los que hoy se les llamaría «cristianos sionistas»), entre quienes estaba el nuevo primer ministro británico, David Lloyd George. Este último y su gabinete impartieron las instrucciones que resultaron en la famosa Declaración Balfour –que precisó uno de los puntos de los Acuerdos Sykes-Picot-Sazonov –que anunció la creación de un «hogar nacional judío».
Simultáneamente, a través de, Louis Brandeis, juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, los «protestantes no conformistas» convencieron al presidente estadounidense Woodrow Wilson para que respaldara el proyecto.
Ya durante el curso de la Primera Guerra Mundial, al producirse la Revolución Rusa, Samuel había propuesto integrar los a judíos rusos que huían del comunismo en una unidad especial: la Legión Judía. Un judío ucraniano, Zeev Jabotinsky (foto), abrazó esta propuesta imaginando que, al final de la guerra, la recompensa sería la creación de un Estado judío. Samuel le confió a Jabotinsky la tarea de reclutar soldados entre los emigrados rusos. Entre los reclutados estuvieron el polaco David Ben Gurion (quien entonces era marxista) y el británico Edwin Samuel, hijo del propio Herbert Samuel.
Ben Gurion y Edwin Samuel se destacaron en la batalla de Gallípoli, donde los británicos fueron derrotados por los otomanos.
Al final de la guerra, el fascista Jabotinsky reclamó la creación del Estado que creía haberse ganado. Pero los británicos no tenían intenciones de renunciar a su colonia palestina y se limitaron a mantener su compromiso sobre la creación de un «hogar nacional». En 1920, una parte de los palestinos, conducidos por Izz al-Din al-Qassam (cuyo nombre llevan las Brigadas al-Qassam, el brazo armado del Hamas), se sublevó y masacró salvajemente a inmigrantes judíos. Una milicia judía respondió de la misma manera, dando así inicio al conflicto israelí-palestino. Los británicos restauraron el orden arrestando algunos fanáticos, tanto entre los yihadistas como entre los judíos. En el domicilio de Jabotinsky se descubrió un arsenal, lo cual le valió ser condenado a 15 años de cárcel.
Pero el gobierno «protestante no conformista» del primer ministro británico David Lloyd George nombró a Herbert Samuel gobernador de Palestina. En cuanto llegó a Jerusalén, Herbert Samuel emitió una medida de gracia en favor de su amigo Jabotinsky y ordenó su liberación. Después, Herbert Samuel nombró Gran Muftí de Jerusalén, Mohamad Amin al-Husayni, quien posteriormente se convertiría en colaborador de los nazis.
Jabotinsky fue entonces elegido administrador de la Organización Sionista Mundial (WZO, siglas en inglés). Pero se fue a su Ucrania natal, donde Simón Petliura (foto de arriba) acababa de crear una República Popular Ucraniana. Jabotinsky y Petliura firmaron un acuerdo secreto para instalarse simultáneamente en los territorios bajo control de los bolcheviques, en el este, y en los que controlaban, en el sur, los anarquistas de Néstor Makhno (Novorossiya). Petliura era un judeófobo furibundo y en su propio país los hombres de Petliura acostumbraban a masacrar familias y aldeas enteras pobladas por judíos. Petliura era además el protector de los «nacionalistas integristas» ucranianos y del ideólogo de estos, Dimitro Dontsov (foto de abajo) quien se convertiría después en administrador del Instituto Reinhard Heydrich, a cargo de la aplicación de la «solución final de la cuestión judía» [1].
Cuando se supo que Jabotinsky había establecido una alianza con «asesinos de judíos», la Organización Sionista Mundial lo convocó oficialmente para diera explicaciones. Jabotinsky prefirió dimitir para no tener que responder a las preguntas de la organización. Creó entonces la Alianza de los «sionistas revisionistas», particularmente activa entre las diásporas polaca y letona, y su milicia, denominada Betar. Al mismo tiempo, Jabotinsky se alejó del Imperio británico y se entusiasmó por la Italia fascista –incluso creó cerca de Roma una academia militar para el Betar… con apoyo del Duce Benito Mussolini.
En 1936, Jabotinsky urdió un «plan de evacuación» de los judíos del centro y del este de Europa hacia Palestina. Obtuvo el respaldo del mariscal Jozef Pilsudski, jefe del Estado polaco, y de su ministro de Exteriores, Jozef Beck. El plan de Jabotinsky obtuvo también el respaldo del regente húngaro, el almirante Miklos Horthy, y del primer ministro rumano, Gheorghe Tatarescu. Pero nunca llegó a realizarse porque los aliados de Jabotinsky causaban espanto a los judíos del centro y del este de Europa… y porque el Imperio británico se opuso a una emigración masiva hacia Palestina. En definitiva, el entonces presidente de la Organización Sionista Mundial, Chaim Weizmann, aseguró que Jabotinsky estaba implicado en el plan que Francia y Polonia habían pactado con los nazis para deportar la población judía a Madagascar.
Fue en ese momento cuando Zeev Jabotinsky profetizó el Holocausto, ante audiencias de judíos espantados. Según Jabotinsky, al rechazar su plan de evacuación, la diáspora provocaría una reacción de violencia antisemita. Para sorpresa de todos, fue precisamente eso lo que los aliados de Jabotinsky comenzaron a ejecutar en Europa: el exterminio de millones de judíos.
En 1939, Jabotinsky planeó una sublevación de los judíos contra los británicos en Palestina, plan que envió a la sección local de los «sionistas revisionistas», el Irgún. El estallido de la Segunda Guerra Mundial obligó a postergar aquel proyecto. Finalmente, Jabotinsky no se estableció en la Italia fascista sino en Estados Unidos, entonces neutral, donde uno de sus discípulos se unió a él para convertirse en su secretario particular. Aquel discípulo era Benzion Netanyahu, el padre del actual primer ministro israelí Benyamin Netanyahu.
Durante la guerra, Zeev Jabotinsky y Benzion Netanyahu recibieron la visita de Leo Strauss (foto de arriba), un profesor alemán de filosofía instalado en Chicago. Leo Strauss también era judío y fascista. El antisemitismo de los nazis lo había obligado a huir de Alemania, pero Leo Strauss seguía siendo un fascista convencido. Leo Strauss se convirtió posteriormente en el gurú de los «neoconservadores» estadounidenses y creó su propia escuela de pensamiento asegurando a sus alumnos, después de la Segunda Guerra Mundial, que para evitar una nueva Shoa los judíos tenían que imponer su propia dictadura. Entre los alumnos de Leo Strauss encontramos a personajes como Paul Wolfowitz y Elliott Abrams, quien respaldó con todas sus fuerzas a Benyamin Netanyahu y ha financiado la «reforma de las instituciones» que la coalición gubernamental de Netanyahu impulsó durante el verano de 2023.
Jabotinsky murió en Nueva York, en 1940. David Ben Gurion se opuso al traslado de sus cenizas a Israel, que solo fue autorizado más de 20 años después, en 1964, por otro primer ministro israelí, Levi Eshkol, también de origen ucraniano.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los «sionistas revisionistas» del Irgún declararon la guerra al Imperio británico, que había limitado la emigración judía hacia Palestina. Bajo el mando de Menajem Beguin, futuro primer ministro israelí de origen bielorruso, organizaron una serie de atentados, como el realizado contra el hotel King David, que dejó un saldo de 91 muertos, y la masacre de Deir Yassin, con más de un centenar de víctimas mortales.
En noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU adoptó un plan que dividió Palestina en una zona árabe y una zona judía, con vista a la formación de un Estado binacional. Adelantándose a la aplicación del plan adoptado por la ONU, David Ben Gurion proclamó unilateralmente el Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948. Los Estados árabes respondieron con las armas, mientras que milicias judías iniciaron la expulsión de 750 000 palestinos (la Nakba).
Inquieta ante el desarrollo vertiginoso de los acontecimientos, la Asamblea General de la ONU envía un emisario sueco, el conde Folke Bernadotte (foto de arriba), con la misión de establecer las fronteras de los dos futuros Estados. Pero, el 17 de septiembre de 1948, otros «sionistas revisionistas», ahora se trata de miembros del Lehi (también llamado “Grupo Stern”), asesinan al enviado de la ONU en una operación dirigida personalmente por otro futuro primer ministro de Israel, el bielorruso Yitzhak Shamir. Un tribunal israelí condena a los asesinos. El ministro de Exteriores israelí, Moshé Shertok (o Sharett), de origen ucraniano, escribe a la Asamblea General de la ONU solicitando la adhesión de Israel como miembro pleno. El jefe de la diplomacia israelí asegura en su carta que «el Estado de Israel acepta, mediante la presente, sin reserva alguna, las obligaciones que implica la Carta de las Naciones Unidas y se compromete a observarlas a partir del día en que se convierta en Miembros de las Naciones Unidas».
Bajo esas condiciones, claramente expresadas por su ministro de Exteriores, Israel se convierte en miembro de la ONU, el 11 de mayo de 1949. Sólo días después, Yehoshua Cohen, el asesino del enviado de la ONU, es liberado con la mayor discreción… y se convierte en guardaespaldas del primer ministro David Ben Gurion.
Asesino Cohen y ex primer ministro Ben Gurion en 1952. Ese año Cohen fundo el kibutz en el que pasó a tener su residencia el segundo. A pesar de sus diferencias políticas se hicieron íntimos.
De 1955 a 1965, Yitzhak Shamir, quien dirigió el asesinato del conde Folke Bernadotte, dirige un departamento del Mosad. Sin prevenir a sus superiores, estructura la policía secreta del Sha de Irán, la SAVAK. Unos 200 hombres del Mosad israelí viajan a Irán para enseñar métodos de tortura a los hombres de la Savak, con la eficiente asistencia de ex nazis [2]. Posteriormente, en 1979, mientras negocia con Egipto los Acuerdos de Camp David, Yitzhak Shamir traslada al Congo los hombres que había enviado a Irán. Probablemente con apoyo de la CIA estadounidense, hombres del Mosad israelí asumen la dirección de la policía secreta de Mobotu Sese Seko. Yitzhak Shamir viaja al Congo para supervisar personalmente la actividad de sus hombres.
Durante la guerra fría, Yitzhak Shamir ayuda también a la dictadura de Taiwán [3].
Pero es a espaldas de Estados Unidos que Yitzhak Shamir crea en Nueva York un grupo terrorista, la Jewish Defense League del rabino Meir Kahane (ver foto abajo) [4]. Shamir supervisa además una campaña tendiente a estimular la emigración de judíos soviéticos a Israel, atentados contra la misión diplomática soviética en la ONU y, finalmente, contra la legación de la Organización de Liberación de Palestina (OLP).
En Sudáfrica, Yitzhak Shamir establece alianzas con el régimen del apartheid [5], participa en la creación de los «bantustanes», falsos Estados que permiten al régimen del apartheid afirmar que la población negra ya no es sudafricana sino extranjera, modelo que los «sionistas revisionistas» aplicarán después a los palestinos.
También en el marco de la alianza de Israel con el régimen del apartheid, Yitzhak Shamir hace que Israel financie las investigaciones del doctor Wouter Basson, el médico personal del presidente sudafricano Pieter Botha. Con un equipo de 200 científicos a sus órdenes, el doctor Basson tratan de encontrar o de crear enfermedades que afecten sólo a los negros y los árabes (Projet Coast[6]) [7].
Agregando más crímenes a los crímenes, Yitzhak Shamir apoya también el régimen racista de Rhodesia (Zimbabue) [8] y la lucha contra la independencia de las colonias portuguesas de Mozambique y Angola.
En Sudamérica, Yitzhak Shamir se asocia con la dictadura del general guatemalteco Efraín Rios Montt, suministrándole armas y supervisando su policía secreta. En Guatemala crea también un instituto de informática dedicado a vigilar el consumo de agua y de electricidad como medio de detectar y localizar actividades clandestinas, impone a la población maya el modo de producción de los kibutz para hacerla trabajar y vigilarla sin tener que hacer una reforma agraria. Estimulado por la protección y la colaboración israelí, el régimen de Rios Montt asesina 250 000 personas, fundamentalmente miembros de los pueblos originarios [9], modelo que los halcones de Israel quisieran aplicar a los palestinos. Los informes entre Israel y Estados Unidos sobre el «experimento guatemalteco» se transmiten a Washington a través de Elliott Abrams, discípulo de Leo Strauss, que fuera condenado por el Irangate.
Es importante señalar que a lo largo de la guerra fría los «sionistas revisionistas» israelíes nunca actuaron en pro de los intereses del bando occidental. Lo que hicieron fue más bien aprovechar las oportunidades se les ofrecían para hacer lo que Zeev Jabotinsky siempre había hecho: ejercer el poder por la fuerza y a cualquier precio.
Hacia el fin de la guerra fría, el presidente estadounidense George Bush padre convocó la Conferencia de Madrid sobre la cuestión palestina. En aquella conferencia, la delegación de Israel, encabezada por Yitzhak Shamir, entonces primer ministro, exigió que se abrogara la resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU [10] antes de continuar los debates. La resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, adoptada en 1975, proclama que «el sionismo es una forma de racismo y de discriminación racial». En aquel momento, un Yitzhak Shamir grandilocuente lanzó: «Con un corazón abierto, llamamos los dirigentes árabes a dar el paso valeroso y a responder a nuestra mano tendida en paz.»
Creyendo garantizar así la conclusión de un acuerdo, la Asamblea General aceptó el pedido israelí. Pero Israel no aceptará ningún compromiso y pondrá en juego toda su influencia en Washington para impedir que George Bush padre pudiera aspirar a un segundo mandato presidencial.
Después de este recuento histórico, se impone recordar algunos hechos sobre las personalidades que componen el dispositivo actual.
La alianza de los «sionistas revisionistas» israelíes y los «nacionalistas integristas» ucranianos se reanudó a raíz de la disolución de la Unión Soviética. Un oligarca mafioso, el judío Ihor Kolomoiski, aupó a un joven humorista judío, Volodimir Zelenski, imponiéndolo en la escena política mientras financiaba las milicias nacionalistas integristas que asediaban y bombardeaban a las poblaciones rusoparlantes del Donbass. El refusenik Natan Sharanski, ex ministro de Ariel Sharon, organiza reuniones entre personalidades judías del mundo entero y miembros del gabinete del presidente ucraniano Zelenski, mientras que este último confía el mando de fuerzas militares al “fuhrer blanco” Andriy Biletsky, quien dirigió las tropas de Kiev en las batallas de Mariupol y Bajmut.
El 19 de julio de 2018, por iniciativa de los «sionistas revisionistas», el parlamento israelí adoptó una ley en la que Israel se proclama «Estado judío», con el hebreo como única lengua oficial y Jerusalén unificada como capital. Las colonias judías en los territorios palestinos son consideradas como de «interés nacional».
Cuatro años después de la adopción de esa ley, Benjamin Netanyahu instauró un gobierno con una coalición conformada con los discípulos del rabino Kahane. En 2022, Itamar Ben-Gvir, presidente del partido Otzma Yehudit (Poder Judío) declaró que expulsará a los árabes de Palestina y en febrero de 2023 miembros de su partido lanzaron un ataque contra la localidad cisjordana de Huwara. Faltaban siete meses para el ataque palestino del 7 de octubre. En pocas horas, los colonos israelíes incendian cientos de vehículos y 36 casas en Huwara, arremeten contra los habitantes de la localidad, dejando 400 heridos, y matan a un joven ante la mirada impasible del ejército israelí, que rodeaba la localidad pero que no interviene ante las acciones violentas de los colonos.
Este breve resumen histórico nos muestra que ya no se trata de un problema israelí-árabe, como tampoco existe un problema “ruso-ucraniano”. Lo que vemos es un problema de todos con una ideología que, en lugares y en épocas diferentes, sólo ha sembrado sufrimiento y muerte.
Tenemos que abrir los ojos y no aceptar que nos movilicen con operaciones bajo bandera falsa y otras mentiras.
NOTAS
[1] «¿Quiénes son los nacionalistas integristas ucranianos?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de noviembre de 2022.
[2] “SAVAK: A Feared and Pervasive Force”, Richard T. Sale, The Washington Post, 9 de mayo de 1977, y Debacle: The American Failure in Iran., Michael Ledeen, Vintage, 1982.
[3] תמכור נשק.» ש’ פרנקל, העולם הזה, 31 באוגוסט 1983″ e Israel: Foreign Intelligence and Security Services. CIA, marzo de 1979.
[4] The False Prophet: Rabbi Meir Kahane, From FBI Informant to Knesset Member, Robert I. Friedman, Lawrence Hill Books, 1990.
[5] The Unspoken Alliance: Israel’s Secret Relationship with Apartheid South Africa, Sasha Polakow-Suransky, Vintage, 2011, y The Unnatural Alliance: Israel and South Africa, James Adams, Quartet Books, 1984.
[6] Project Coast: Apartheid’s Chemical and Biological Warfare Programme, Chandré Gould y Peter Folb, United Nations Institute for Disarmament Research, UNIDIR/2002/12, y The Rollback of South Africa’s Chemical and Biological Warfare Program, Dr. Stephen F. Burgess y Dr. Helen E. Purkitt, USAF Counterproliferation Center, 2001.
[7] «Sudáfrica, antiguo laboratorio secreto de terrorismo biológico de varios países “democráticos”», Red Voltaire, 25 de mayo de 2002, y Dr. La Mort, enquête sur un bio-terrorisme d’État en Afrique du Sud, Tristan Mendès France, Favre, 2002.
[8] “The Rhodesian Army: Counter-insurgency 1972-1979” in Armed forces and modern counter-insurgency, Ian F.W. Beckett y John Pimlott, Croom Helm, 1985.
[9] “Israeli Connection Not Just Guns for Guatemala”, George Black, NACLA Report on the Americas, 17:3, pp. 43-45, DOI: 10.1080/10714839.1983.11723592
[10] «Resolución 3379 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Calificación del sionismo», ONU (Asamblea General), Red Voltaire, 10 de noviembre de 1975.
Excelente el artículo de Meyssan. Un solo detalle, la frase
“En 1920, una parte de los palestinos, conducidos por Izz al-Din al-Qassam (cuyo nombre llevan las Brigadas al-Qassam, el brazo armado del Hamas), se sublevó y masacró salvajemente a inmigrantes judíos. Una milicia judía respondió de la misma manera, dando así inicio al conflicto israelí-palestino.”
se presta a equívocos. Pareciera que el inicio del conflicto es culpa de los palestinos. No fue así, los futuros israelíes llegaron agresivamente. No es necesario entrar en quién agredió a quién primero —terminaríamos hablando de cuando Ismael le hizo burla a Isaac—. El punto es que bien sabían los judíos que los británicos habían engañado a los árabes con la promesa de su propia nación, como expuso en aquella obra monumental —Los siete pilares de la sabiduría— T.E. Lawrence (Lawrence de Arabia).
Para entender lo errado de esa visión, imaginemos la siguiente analogía. Una colonia de chilenos en Malvinas logra un día liberar a la isla del dominio británico. Proclama luego la propiedad de Malvinas por parte de Chile. Es absurdo.
No menos absurda es la apelación a la presencia en la región hace 2000 años. Con dicho argumento, daneses y noruegos —descendientes de vikingos—, e incluso los vascos, podrían reclamar la propiedad de Terranova y Labrador, provincia de Canadá.
Recientemente lobosuelto.com —el sitio de Diego Sztulwark— publicó un articulo referido al conflicto de Diego Tatián, titulado “Estado común contra la devastación”. Allí Tatian, referenciándose en Spinoza, promueve lo que dice el título: un estado común palestino-israelí. Solo que olvida decir que no se funda un país donde ya existía otro.
Un amigo dejó el siguiente comentario al pie del artículo:
“El “estado” común ya existía (aunque no fuera un estado). Los judíos podían ir a establecerse como un inmigrante cualquiera, con humildad y modestia. Pero llegaron con violencia. ¿De qué habla Tatian? ¿Qué promueve Sztulwark? Asombroso.”
Nunca se lo publicaron.
Me gustaría saber sobre los atentados a la amia y a la embajada en Argentina
Uh, mis dos últimos libros (que, en realidad, son uno), Nisman, secretos inconfesables (Punto de Encuentro) y La infAMIA (Colihue) saben casi todo lo que se sobre ellos.