FÚTBOL Y MILITANCIA. Reafirman en un acto el amor entre “Defe” y Marquitos “El Pato” Zuker

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Se llama “Marquitos Zuker” en honor a un joven montonero desaparecido en 1980  

Reafirman en un acto el nombre de la tribuna popular de Defensores de Belgrano

(Por Juan Salinas). Ricardo Marcos Zuker, hijo del cómico homónimo, y al que para diferenciarlo de aquel solían decirle “Marquitos” fue militante peronista desde la adolescencia. Yo lo conocó con el sobrenombre de “El Pato” y también “El Pato Varieté” a causa de su simpatía e histrionismo actoral y para diferenciarlo de un gran amigo suyo, (Benjamín) Isaac Dricas Federovisky. Ambos Patos eran entonces, como yo, militantes del Movimiento de Acción Secundario (MAS), el principal afluente de lo que en 1973 fue la nueva UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y ambos terminaron siendo montoneros. Isaac Dricas formó pareja con Marta Eliba Libenson, apodada “Maca”, quien tuvo una niña llamada Ana Victoria. No recuerdo ahora si Isaac fue secuestrado, o asesinado en una casa de Morón, si llegó a tomarse una pastilla de cianuro y no se entregó vivo, y si eso sucedió antes o después de que Anita naciera…

pato

Sé sí que Marquitos Zuker estuvo brevemente desaparecido, y que Maca salió del país por Brasil y creo que él, al zafar, también. No recuerdo ahora tampoco si Marcos formó pareja con ella en Brasil o ya en Madrid. Recuerdo si que los visité en el barrio madrileño de Campamento, que, aunque postizo, Marcos era un padre amantísimo de Ana, que a los 4 años era una chica muy despierta. Y recuerdo también que Marcos era verdaderamente fanático de Nito Mestre y los desconocidos de siempre, de San Lorenzo y de Defensores de Belgrano. Bueno, la historia de los tres fue trágica, porque el Pato y Maca se sumaron a las contraofensivas montoneras, entraron clandestinamente a la Argentina en 1979, salieron y volvieron a entrar clandestinamente  a comienzos de 1980 y en ese mismo momento los atraparon y llevaron a Campo de Mayo, donde el deslenguado del general Cristino Nicolaides dijo haberlos interrogado.

Por un suboficial se sabe que a Marcos lo fusilaron en el polígono de la guarnición, que le ofrecieron taparle los ojos y que se negó. En cuanto a su hija, Ana, que había quedado en una guardería en Cuba, fue rescatada por la familia de su madre pero también tuvo un destino trágico porque cuando tenía veinte años, poco tiempo después que los amigos de sus dos padres pudiéramos reencontrarnos con ella en una velada emocionante organizada por Vicky Kornblitt tuvo una muerte horrible a causa de un cáncer de lengua. Toda esta historia está mucho mejor contada en un libro escrito con infinito dolor por la hermana mayor de Marcos, Cristina Zuker (fallecida hace dos años), libro que se llama “El tren de la victoria”.

La cosa es que estando clandestino en el país, aparte de las actividades militantes (que en aquella época casi puede decirse que se restringían a esconderse de unos militares omnipresentes), “El Pato Varieté” solía visitar la tumba de su madre muerta cuando él estaba en el exilio y entregarse allí a desgarradores soliloquios, y entrenarse junto a las divisiones inferiores de “Defe”, ese club nacido en el Bajo Belgrano, apodado “El Dragón” que tiene su cancha en un lugar bacán, junto a la Exma, pero que jamás ha renegado de sus orígenes populares.

No sé de otro club de fútbol que haya bautizado su tribuna popular con el nombre de un desaparecido. Defe lo hizo en el aciago 2001, y una década larga después pintó un rostro estilizado de “Marquitos” en la puerta de aquella, pero posteriores reformas hicieron que el nombre fuera borrado y muchos se preguntaban a cuento de qué venía ese rostro juvenil, a quien pertenecía.

Pues bien, el presidente del club, Marcelo Achille, es peronista y kirchnerista; su hermano Diego, también dirigente del club, es el secretario general del Partido Justicialista de la Comuna 13 (Belgrano, Nuñez, Colegiales) y fueron sensibles al reclamo conjunto del secretario de Derechos Humanos de la comuna, Federio El Lakkis (que es a su vez el encargado del buffet del club), y de Ximena Díaz y Alejandro “El Cuervo” Imperiale, del Espacio para la Memoria, que es como se llama ahora la Ex Esma (o Exma, como la rebautizó Horacio Verbitsky).

Fue, como suele decirse, una íntima, emotiva ceremonia en la cual se pintó sobre la entrada a la tribuna no sólo el nombre del Pato Zuker, sino también su condición de desaparecido por la dictadura.
En ese acto estuvo presencia Florencia Abate, hija de Cristina, quien heredó de su madre el amor por su tío montonero.


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