GENDARMERIA – LA BOCA. Denuncian un flagrante abuso
Tal como lo recibí. Alejandro fue mi editor en Planeta y es mi compañero de trabajo en Télam, un gran tipo. Descuento que su hijo ha de tener la misma firtaleza de principios que él: Pegarle a alguién inetrme y en el suelo es lo menos. JS
El lunes 20 de julio la Prefectura Naval Argentina realizó un procedimiento en la zona del Barrio Catalinas Sur, La Boca, jurisdicción del “Cinturón Sur” de la Ciudad de Buenos Aires, bajo su responsabilidad operativa.
De acuerdo a lo informado en Tribunales, el producto del operativo fue la detención y procesamiento de “cinco individuos” que fueron rápidamente imputados por “robo y lesiones” con la antipática figura de “resistencia a la autoridad”.
Entre esos detenidos se encuentra Emilliano Ulloa, un joven trabajador que se crió en el barrio y vive a tres cuadras del lugar. Cuando llegaba del trabajo por el Camino de los Rusos y la vía que viene de Puerto Madero, se encontró con un grupo de prefectos que pateaban a un muchacho que ya tenían reducido.
“Eh, amigo, ya está, ya lo tenés, no le pegués más”, dijo Emiliano.
No hubo ni un momento de reflexión, Emiliano se convirtió en el blanco de los prefectos. Ya reducido y boca abajo, fue arrastrado a la caseta que está en la esquina de avenida Brasil, en la subida de la Autopista a La Plata. Le aplicaron patadas a los testículos, golpes en el hígado, los riñones y la cabeza.
Emiliano sigue preso al día de hoy, tras haber pasado por la base de Prefectura en Aristóbulo del Valle y Caboto, la Comisaría 24ª y la Comisaría 30ª, de donde excedidos los plazos legales lo enviaron a la Alcaidía de Tribunales. Todo por una causa armada por la Prefectura para ocultar la paliza y su violento proceder, que la señala como una fuerza de INseguridad.
El Juzgado Nº 3 de Menores, a cargo de Julia Marona Sanchiz, Secretaría 9, a cargo de Syra Loyola, pese a tratarse evidentemente de una causa fraguada, no dictaron una excarcelación que debió ser automática e inmediata.
Emiliano Andrés Ulloa Aguirre tiene 26 años. Venía de su trabajo como ayudante de cocina con comida para compartir con sus amigos y sus primos. Iba en bicicleta. Paró al ver cómo golpeaban a una persona indefensa.
Estando preso, lo visitó una asistente social que le preguntó por qué se había metido. “Porque los principios no se negocian”, contestó.
Buscamos testigos de los hechos, en especial, a las chicas que filmaron desde el lejos el episodio.
Queremos justicia.
Buscamos testigos de un hecho de inseguridad