Hoy, pasadas las 7:30, Horacio Embón se preguntaba en La Folclórica por qué no hay en toda la ciudad de Buenos Aires un monumento al general. Y yo me preguntaba porque no le erigimos un más que merecido monumento a Perón en lugar de embarcarnos en algo tan innecesario como voltear el de Colón. Reivindicar a Juana Azurduy, levantarle un monumento, necesita esa contrapartida tanto como mi perro un alerón.
Lo manda Roberto Bardini:
|
|
|
Los hijos de Perón fuimos duros y tiernos, serios y jodones, dialoguistas y «apretadores», enamoradizos y olvidadizos, cantores y gritones, apresurados y retardatarios, pobres y pobrísimos. Nosotros, pobres de solemnidad, pobres vinimos al Movimiento, pobres lo servimos aún cuando millones pasaron por nuestras manos, y pobres seguiremos hasta el día en que nos vayamos a jugar con el Viejo arriba en alguna nube. Pobre ejemplo le dejamos a quienes, por ser los «nietos de Perón», tendrían que saber que la política no es un medio para enriquecerse ni servirse, para trepar y trepar. …Los hijos de Perón seguimos creyendo que es realista pedir lo imposible; o que podemos alcanzar las estrellas aunque estén muy altas; o que «se puede y se debe» vivir como hermanos…
Envar El Kadri.
|
|
|
|
|
|