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ISRAEL-GAZA. Está en ejecución una carnicería largamente anunciada

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Acerca de la palabra «terrorismo». Quienes proponen el exterminio.

Escribo en vísperas de que nueve años después de que Israel arrasara la Franja de Gaza, aquella catastrófica masacre sea largamente superada largamente por la venganza insaciable de Israel, que en los últimos días ya mató a más de dos mil de sus habitantes. Y lo hago a sabiendas de que la matanza en ciernes (ver videos al final de esta nota) no provocará en la inmensa mayoría de nuestras figuras públicas más que unas pocas lágrimas de cocodrilo.

Solo la hipocresía de llamar, copiándolo del inglés, «retaliación» a esta venganza sin fin ni fondo. La Ley del Talión es ojo por ojo y diente por diente, Pero Israel deja muy atrás el «5×1» que propuso Perón en rapto de ira pero ejecutaron sus enemigos.

En el gobierno ultraderechista de Israel (que con el nuevo arrasamiento de Gaza procura silenciar  y desmovilizar a su creciente oposición) son mayoría quienes no se molestan siquiera en disimular su apetencia de que los palestinos sean borrados de la faz de la tierra.

De niño me fascinaba un chiste. Decía que en el Coliseo romano, el emperador le había tomado tirria a un gladiador invencible y quería verlo morir. Y que para eso había ordenado enterrarlo en la arena hasta el cuello y soltar a un león hambriento para que se lo merendase. Pero hete aquí que al felino no se le ocurrió mejor idea que pasar por sobre esa cabeza sin cuerpo. Y que fue entonces cuando, haciendo un esfuerzo supremo, el gladiador estiró el pescuezo y de una dentellada le arrancó los testículos. A lo que la plebe se puso a aullar “¡Asesino!¡Asesino!”.

No se trata solo de que me gustaría ver hocicar al supuesto león desenmascarado como gatito mimoso del poder económico, sino de que me impresiona que ya entonces hubiera quienes consideraban asesinos, terroristas, a quienes peleaban en notoria inferioridad de condiciones, y no a quienes los sojuzgaban.

Viene a cuento de que apenas me senté a la compu esta mañana quedé a atrapado por este documental, Killing Gaza, de los estadounidenses Dan Cohen y Max Blumenthal, a los que no me parece que se los pueda acusar de antisemitas, eufemismo para no decir judeófobos. Es endiabladamente bueno. Venía golpeado por la doble tontería del candidato que votaré con las dos manos, que para no ser menos que candidatos obscenamente chupaculos del gobierno racista de Israel, se despachó con que de ser Presidente declarará “terrorista” a Hamas y propondrá que se juzgue en ausencia a los acusados por la voladura de la DAIA-AMIA. Lo último es imposible si no se modifica la Constitución y pueden estar seguros de que, aunque se modificará, tal juicio nunca se haría por la sencilla razón de cualquier juicio, aun una parodia como  el mentado “juicio en ausencia”, dejaría claro que no hay ninguna prueba de que en los atentados haya intervenido siquiera algún ciudadano iraní.

Volviendo al debate, la paradoja más destacable es que el único candidato que se abstuvo de zalamerías hacia Israel, fue Miriam Bregman.

Pero a lo que queremos referirnos aquí es a la primera boutade de Sergio Massa, la calificación de “terrorista” a Hamas, como se hizo antes con el Hezbolá libanés, algo que tiene tanta efectividad como un saludo a la bandera, pero que sirvió en 2018 para que la ministra Bullshit metiera presos a unos pibes de familia musulmana en vísperas de la Cumbre del G-20, acusándolos de manera estentóreamente falsa de ser “terroristas”.    

Algo que me molesta más desde que cierto candidato, al parecer por influencia de su acompañante femenina de fórmula, se empeñan ambos en calificar de “terrorista”, no ya a los miembros de las organizaciones que resistieron a la dictadura armas en mano, sino también de sus simpatizantes (dijo, por ejemplo, que los pibes y pibas de “la noche de los lápices”, militantes de la UES, eran “combatientes montoneros”) sin que nadie le salga al cruce.

Terroristas fueron los que bombardearon la Plaza de Mayo en junio de 1956 y asesinaron a más de trescientas personas e hirieron a más de mil infundiendo el pánico en los sobrevivientes; terrorista fue la dictadura que segó y cegó la vida de decenas de miles de jóvenes, y terrorista –demuestra hasta la saciedad este documental irrefutable–, es el Estado de Israel.

Hamas

Los orígenes de Hamas no me son gratos. Auspiciado por los Hermanos Musulmanes de Egipto, financiado sin generosidad por los saudíes y auspiciado entre bambalinas por el Shin Bet para esmerilar a Al Fatah y la corrimpida –por ellos–  Autoridad Nacional Palestina venció en elecciones limpias hace ya 16 años a Al Fatah, y tras cruentos enfrentamientos entre ambas milicias se hizo con el gobierno de la Franja en 2007.

Desde entonces han pasado muchas cosas. Impulsado por sus bases, Hamas ha ido adoptando una posición nacionalista. Suele decirse que la Franja de Gaza es la mayor prisión del mundo, a cielo abierto, pero no se suele recordar que aunque con sus 360 km2 es muchísimo más grande de lo que fue el gueto de Varsovia, el trato recibido por los naturales e internados en ellos porsus sitiadores es prácticamente idéntico.

Tambien los nazis decían que Mordejai Anilevich y su joven estado mayor de la resistencia eran “terroristas”.

No voy a decir que antes de calificar a nadie de “terrorista” haya que lavarse la boca con lavandina, pero si que quienes lo hacen y rehúyen confrontarse con la terrible realidad que muestra y demuestra este documental, son cobardes.

……….

Sobre la palabra “terrorismo”

Hay distintas definiciones. Según la muy conservadora Real Academia de la Lengua Española (RAE), en su primera acepción es “una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Para la Wikipedia, se trata de “el uso sistemático del terror” independientemente de quien lo ejerza, aunque lo diferencia del Terrorismo de Estado, ejercido por entidades gubernamentales o paragubernamentales. Para las Naciones Unidas, es la “intimidación o coerción de poblaciones o gobiernos (se entiende que legítimos, no dictatoriales) mediante amenazas o violencias.

Como puede apreciarse, ni la guerrilla barbuda de Fidel Castro, ni los Tupamaros uruguayos, ni el ERP argentino. Cometieron actos de terrorismo. Para empezar, esas guerrillas no utilizaron nunca atentados explosivos contra objetivos civiles, y en el caso de las guerrillas peronistas, que si los utilizaban, casi nunca tuvieron el objetivo de matar, y cuando lo tuvieron, estuvieron específicamente dirigidos a quienes se consideraba enemigos mortales, cómplices sino autores directos, de torturas y asesinatos.

No cualquier crimen es terrorista. Se puede deplorar los ataques a unidades militares posteriores al 25 de Mayo de 1973, pero aunque hayan sido tremendos errores políticos, no trataban de crear pánico en la población sino que se dirigían al pecho de lo que se consideraba el enemigo.

En el imperdible, crucial film La batalla de Argel (¿cómo puede llamarse uno militante si no la vio, si jamás leyó a Fanon?) cuando el jefe del Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelina es atrapado por los franceses, se le reprocha la colocación de bombas en discotecas y él responde que si tuviera aviones para bombardear las posiciones de la potencia colonialista como hacen los franceses con la casbah (la ciudad árabe) no lo haría.


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