JÚBILO DE IMPORTADORES por la virtual estatización de sus deudas. Lo que viene: un enésimo blanqueo de fugadores seriales
Dos noticias encadenadas, la segunda más importante todavía que la primera. Plata hay, y la levantan en pala y la fugan (fíjense en el balance de grandes empresas, por ejemplo el de Techint-Tenaris). Primero Diego Cabot, el mismo que manipuló los cuadernos Fénix con los que se acusó en vano a Cristina Fernández de Kirchner y se encarceló a empresarios que no quisieron acusarla a pesar de los aprietes del fiscal Extornelli ¡que sigue en funciones! anuncia con eufemismos que los empresarios que deben entre 50 mil y 65 mil millones de dólares por importaciones, dejarán de estar endeudados por la graciosa voluntad de ministro Caputo y sus mandantes, deuda que pagaremos con la nuestra» todos los contribuyentes. Lean la crónica de Cabot «entrelíneas», separando la paja del trigo.
Iniciada por Domingo Cavallo cuando, en 1982, durante la dictadura, esta manganeta tuvo otros remakes. Pero este nuevo enésimo blanqueo de capitales por parte de Toto Caputo, un fugador serial, indignó a periodistas tan ligados al establishment como Marcelo Longobardi.
Los empresarios esperan los bonos para febrero mientras disfrutan la vuelta a la “normalidad” del comercio exterior
No son muchos los invitados a las recepciones que ofrece el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley. Pero la cantidad es lo de menos cuando los presentes representan gran parte del mundo empresario argentino. El jueves, en los salones del Palacio Bosh no había otro tema que la configuración del nuevo Gobierno. Y dentro de ese asunto general, había uno que sobresalía, entre choripán y choripán, en las conversaciones de los hombres de negocios. El pago de la deuda comercial que las empresas tienen con proveedores en el exterior y la normalización de las operaciones de comercio exterior, que ya empezaron a fluir distinto, se destacaban del resto.
Era el saludo de fin de año de la Embajada y de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (Amcham). La gran mayoría de los que llegaron ya habían tenido alguna reunión con el Gobierno, sea directamente con algún funcionario o a través de alguna de las cámaras que los representan.
La gran comidilla fue, sin dudas, además del alcance y la viabilidad del ajuste, la promesa de pagar la deuda comercial. “Si los proveedores externos de cada quisiera ejecutar sus créditos, muchas empresa argentinas, alguna de primerísima línea, estarían en quiebra”, dijo el número uno de una compañía industrial que contó su caso. “Hicimos una inversión de una línea de producción para poder exportar. Y logramos vender a varios mercados tremendamente competitivos. Pero no pudimos cumplir con los proveedores que nos vendieron las máquina para producir. Hablé decenas de veces con [Matías] Tombolini y [Sergio ] Massa para que nos autoricen esos. Está bien que no hayan dejado importar producto terminado pero líneas de producción no se entiende”, dijo el industrial.
Su caso es el de miles de empresas argentinas que quedaron con deuda pendiente de pago. “Según el Gobierno son 65.000 millones de dólares de deuda comercial que quedó vencida al 10 de diciembre”, comentó uno de los ejecutivos que había pasado por los despachos más importantes del Ministerio de Economía que maneja Luis Caputo.
La famosa “deuda comercial”, que para resumir es la que quedó pendiente de pago después de que la anterior administración autorice la importación, tendrá como mojón para la consolidación el primer día de la gestión del presidente Javier Milei. Para que se entienda: las importaciones se solicitaban a través de las célebres y discrecionales SIRA. Ese instrumento tenía una fecha de pago cuando el importador debería entregar los pesos suficientes en el Banco Central (BCRA) para que la entidad desembolse los dólares suficientes como para cancelar la operación en el exterior. El punto que las autorizaciones que se dieron no tenían los dólares necesarios en el Central para garantizarlas. Por más que los privados lleven los pesos a la entidad monetaria, la moneda dura no está. Esa es la famosa deuda comercial.
Ahora bien, primero y principal: ¿qué pasará con lo que se importe desde el 10 de diciembre? Esa fue la primera de las certezas que el Gobierno les dio a los empresarios. Confían en que el flujo, como se le llama, lo podrán pagar. Por eso se diseñó un sistema de acceso al Mercado Único Libre de Cambio (MULC) por posición arancelaria.
El combustible y los fletes se pagarán en plazo más cortos, los servicios, a los 30 días y el resto de importaciones, donde entran la mayoría de las materias primas de la industria, las autopartes entre otras, a 120 días, con pagos de 25% por mes en cuatro cuotas cada treinta días cada una. Los autos terminados, una de las posiciones arancelarias más largas, se pagarán a los 180 días.
“Todo lo que se importó en el último año se debe. Piense n cada auto que se vendió, se debe todo”, graficó un poderoso industrial. Esa deuda suma, una cifra que aún no está consolidada, pero que se supone estará entre los 50.000 y 65.000 millones de dólares. Ahí estará el primero de los deberes: crear un registro para que cada una de las empresas presente la documentación que respalde la operación. Algo así como un proceso similar al que se sigue en un concurso preventivo donde cada uno verifica su crédito.
El lunes se pondrá en marcha el “Padrón de Reconocimiento de Deuda Comercial Pendiente”. El objetivo será permitir a cada empresa ingresar el monto pendiente de pago, validar con AFIP y BCRA. Sucede que, según confesó uno de los principales uncionarios del Palacio de Hacienda, los registros de uno y otro no coinciden. Seguramente se esconden en esas diferencias algunas de las sospechosas operaciones de comercio exterior que se autorizaron en la gestión Tombolini.
Será la manera de cuantificar los montos de la deuda para saber qué se deberá emitir para cancelarla. De acuerdo a la información que cerca de Caputo le comentaron a los empresarios, el plazo para ingresar la información y validar la operación será de entre 5 a 10 días. No más que eso. Con el detalle, el BCRA podrá bajar algunas operaciones ya que las compañías deberán informar las deudas que fueron canceladas mediante dólar contado con liquidación (CCL) o, directamente, desde cuentas del exterior. Esto permitirá “dar por cumplida la deuda sin penalidades ni contingencias y facilitará determinar el monto máximo sobre el cual licitar los futuros bonos”, sostuvo un ejecutivo que pasó por las oficinas de Santiago Bausili, a cargo del BCRA.
Luego, llegará la emisión del llamado Bono para la Recuperación de la Argentina Libre (Bopreal). En principio, habrá varios títulos con diferentes características. La idea del Gobierno es que los mas cortos, es decir los que se pagan antes, puedan ser suscriptos por las Pymes. Los más largos claro, serán para grandes compañías.
Claro que para que estos bonos tengan buena vida es necesario que coticen lo más cerca de la par posible. En su caso, la venta a precio muy por debajo será una clara pérdida que deberán anotar las empresas.
Aún no se sabe si pagarán intereses (y a qué tasa) y tampoco como será el sistema de amortización. Antes de firmar la letra chica, en el Gobierno prefirieron testear la recepción entre los ejecutivos de las firmar que tienen deuda comercial. Más allá de que la recepción de la idea marco fue buen, nadie se arriesga a ir más allá ya que las condiciones de emisión y suscripción aún no se conocen.
Hubo algunas ideas que quedaron sobre la mesa. Una de las que más les interesa a los ejecutivos es que estos bonos se puedan utilizar para pagar deudas tributarias. Nadie dijo si se podría incluir esta característica en el papel. Eso sí les adelantaron que sería por ley del Congreso y que, además, se espera la primer emisión sea del bono largo, con vencimiento a fines de 2027.
Para las empresas, regularizar aquel pasivo y tener previsibilidad con las actuales importaciones es de vital importancia. “El jueves arrancó en nuevo sistema de compras en el exterior, donde hay que pedir permiso a nadie ni esperar habilitaciones. Es impresionante la energía que se ahorra la estructura sin todos esos trámites engorrosos”, dijeron en una automotriz. El punto es que no son pocos los que retomaron las charlas con sus proveedores externos para comentarles las nuevas condiciones de todas las exportaciones nuevas. Pero claro, a poco de hablar surge la pregunta: ¿Cómo se normaliza la deuda? “Salvo con algunos proveedores, otros esperan resolver aquello para volver a la normalidad. Es necesario tener certezas para normalizar el comercio exterior”, comentó esa noche en la embajada un industrial dedicado al consumo masivo.
La irregularidad normativa y la discrecionalidad en la que se movieron las importaciones en los últimos tiempos, en el último año particularmente, dejaron consecuencias. No solo en la relación comercial de vendedores del exterior y compradores locales, sino también la reputación de estos. Las góndolas con poca variedad de productos que hay en la Argentina es otra de los efectos. Recién cuando se empiece a regularizar, habrá más oferta. Para hacerlo es necesario hacer una emisión de bonos millonaria. Aún más grande que el crédito que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le concedió al Estado en la administración de Mauricio Macri.
Marcelo Longobardi opinó sobre el nuevo blanqueo de capitales: “¿Por qué no se van un poco al demonio?”
El ministro de economía, Luis Caputo, anunció este miércoles que el gobierno de Javier Milei prepara el primer blanqueo de capitales de su gestión “para todo el mundo” que tenga dólares fuera del sistema bancario, y Marcelo Longobardi salió a criticar la medida en términos muy duros: “¿Hasta cuándo la Argentina va a perdonar a quien evadió impuestos?”, cuestionó el periodista.
Durante una entrevista televisiva realizada desde el Palacio de Hacienda en la que dio definiciones sobre las próximas medidas de gobierno, el flamante funcionario afirmó que el blanqueo de capitales “va a favorecer a aquel que ingrese sus dólares al sistema bancario argentino: el que ingrese sus dólares al sistema bancario argentino no va a pagar nada”.
“Queremos que los capitales vuelvan, es muy costoso que los capitales sigan fugando con esta política de combatir el capital con la que lo único que hemos logrado es que se vaya un producto bruto afuera. Si esa plata volviera, no tendríamos ningún problema de déficit porque generaría una recaudación que haría que las cuentas fiscales estén en orden”, detalló el funcionario.
En este sentido, Marcelo Longobardi se posicionó del lado de los contribuyentes que siempre han tributado, criticó la medida anunciada por Caputo, dijo que es “el décimo blanqueo” de los últimos años y lanzó un duro exabrupto: “¿Por qué no se van un poco al demonio?”.
“Caputo dijo que las personas que tengan dólares en el colchón, en las cajas de seguridad o tengan plata afuera, no van a pagar nada de impuestos si ingresan sus dólares al sistema bancario argentino; es decir, un blanqueo”, repasó el conductor de Esta mañana por radio Rivadavia (AM 630).
“O sea, la gente que tiene dólares en algún lugar va al banco, los deposita, hará una declaración, me imagino, y no va a pagar ningún impuesto con excepción de que saque la plata del banco y ahí pagará el 5 %. Quiere decir que ayer Caputo lanzó un blanqueo con una tasa de impuesto del orden del 5%, lo de siempre”, se ofuscó el periodista.
Y arremetió: “Yo puedo entender por supuesto que Argentina necesita dólares y los argentinos están llenos de dólares afuera del sistema, pero los contribuyentes decimos, ché flaco, ¿por qué no se van un poco al demonio, no es cierto?”.
“¿Hasta cuándo la Argentina va a perdonarle a la gente que evadió impuestos? Yo entiendo que hay necesidades de emergencia, pero también es cierto que llega un punto… Es el décimo blanqueo en los últimos años”, consideró el periodista y se permitió dudar sobre una afirmación de Caputo, según la cual “si esa plata volviera no tendríamos ningún problema de déficit porque generaría una recaudación que haría que las cuentas fiscales estén en orden”.
En este punto, el periodista finalizó: “Caputo dijo que es muy costoso que los capitales se sigan fugando y que si esa plata volviera no tendríamos ningún problema de déficit porque generaría una recaudación que haría que las cuentas fiscales estén en orden… Mmm… Relativo”.