Kollmann y la AMIA: Miente, miente, miente que algo queda.
La nota de Kollmann hoy en Página/12 sobre el muerto nº 85 de la AMIA es de un descaro total*. Hace muchos años que peritos de la Federal dijeron públicamente que no hay restos humanos periciables que puedan ser de un suicida. Kollmann escribe con el único objeto de apuntalar la temblequeante Historia Oficial de la Trafic-bomba. Y así termina con el mismo sonsonete, la misma letanía:
«…. he repetido esto cien veces en estos 19 años: no sabemos de dónde salieron los explosivos, dónde estuvo la camioneta en los días previos al atentado, cómo entró el suicida al país, quién armó el artefacto y quién más colaboró –en Brasil y la Argentina– con los terroristas.»
Pues bien: los explosivos eran amonal que se fabricaba en la Argentina y que los terroristas no tuvieron inconvenientes en comprar (los dueños del volquete colocado frente a la puerta de la AMIA habían comprado diez toneladas en los últimos meses), no hubo Trafic-bomba, sino sólo Trafic-señuelo, y por lo tanto tampoco chofer que haya embestido contra la puerta de la mutual ¡y muchísimo menos chofer suicida! Al menos uno de los dos artefactos explosivos se acondicionó dentro de un volquete en un terreno de la calle Constitución, tal como quien escribe denunció con todo tipo de detalles ante el juez Galeano (y Kollmann lo sabe perfectamente) y lo de Brasil, Salman El Reda y demás es una pura invención del fiscal Nisman, con quien Kollman comparte la condición de ser un Stiusso‘s boy.
Que en Página/12 nadie le pare la chata a este majadero, clama al cielo. Parece mentira que después de tantos años, el diario que leo todos los días de cobijo a quien sostiene contra viento y marea la existencia de una Trafic-bomba con los mismos argumentos con que la Iglesia Católica sostiene la existencia de un solo dios… en tres personas. Es decir, como dogma de fe, prexistente a todo.
Pero, bueno, no es la primera vez porque también le permitieron defender descaradamente «la inocencia» de Carrascosa en el caso García Belsunce…
Aguardo comentarios.
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* Otro sanatero increíble es Hernán Capiello. Así como Kollman procura salvar a Nisman del papelón universal echándole culpas a un libanés fantasma en el caso AMIA, Capiello procuró el viernes en La Nación salvar al secretario Canevari de que quede en evidencia que pasó los últimos 15 añós sin hacer nada útil, buscándole otro libanés fantasma al que echarle la culpa. Curiosamente, Capiello dice en esa nota que en la Embajada de Israel hubo 29 muertos, cuando solo están registrados 22 y hasta ahora nadie había hablado de más de 28.
La danza de números en ambos casos demuestra que las obras de refacción en ambos edificios habían relajado las medidas de seguridad hasta el punto de que nunca pudo establecerse cuantas personas estaban adentro. En cuanto a los obreros bolivianos, queda claro en ambos casos que ni siquiera pudo establecerse la identidad de todos, y ni siquiera de los que murieron.