La aerolínea Austral, de La Anónima al predominio femenino

Compartí

Lo publicó Jorge Devicenzi en su blog PATRIA O COLONIA. Me desasnó respecto a los orígenes de Austral.

Austral tiene nombre de mujer

La prensa nos informa que ayer voló el primer servicio de Austral Líneas Aéreas formado exclusivamente por personal femenino. La mujer avanza en todos los frentes mientras nosotros nos replegamos a los ponchazos en las trincheras del machismo. 
En este sentido, si alguna vez existió El Primer Trabajador, los argentinos tenemos hoy a nuestra Primera Mujer.
En abril de este año, el tramo Buenos Aires – Jujuy de Aerolíneas Argentinas también había sido servido por una tripulación femenina. 
Ha quedado atrás para siempre la época en que existían actividades exclusivas del sexo masculino. Carola Lorenzini debe sentirse orgullosa, mirando desde alguna de las nubes del purgatorio, que es donde vamos a parar el grueso de los mortales.
En Austral Líneas Aéreas, las tripulaciones no eran solo masculinas: los aviones sólo podían ser volados por oficiales de la Armada. 
En rigor, la empresa fue durante décadas un coto particular del Comando Naval como Aerolíneas Argentinas lo era de la Fuerza Aérea. Aunque no lo parezca, esto era síntoma del estrecho entrelazamiento de los servicios estatales con los grupos económicos concentrados. 
En efecto, Austral fue creada por la familia Braun Menéndez – Menéndez Behety, dueños indiscutidos de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, conocida hoy como La Anónima.
En "Los Dueños de la Tierra", David Viñas relata cómo unos miembros de la oligarquía, entrelazados familiarmente con sobrevivientes de alguno de los pogroms de Europa Central, se hicieron de millones de hectáreas en la Patagonia argentina y chilena pagando unos pesos a grupos de asesinos a caballo que volvian de la cacería con bolsas repletas de pares de sangrantes testículos originarios.
La exportación de lana sucia de la Patagonia fue parte, durante muchos años, de la división internacional del trabajo en los años del Imperio Británico. Como sabemos, se exportaba lana sucia que se convertía luego en manufacturas textiles en Birmingham, esas que las clases dirigentes argentinas importaban como muestra de buen gusto. Esta actividad generó estrechos lazos con el Comando de Transportes Navales, cuyos buques eran utilizados para traer la lana a Buenos Aires, desde donde salían para las islas británicas. Fue entonces cuando se incorporaron aviones, y una cosa llevó a la otra. Pero en los 70, el trasporte aéreo dejó de ser negocio para La Anónima, la que vendió el servicio a unos aventureros sin un peso provenientes de la oligarquía, los Reynal.
Según parece, los Reynal hicieron un doble negocio: pidieron un préstamo para comprar Austral, préstamo que nunca pagaron, y luego lograron que la dictadura cívicomilitar estatizara la compañía y los indemnizara por algo que no les pertenecía. Esa matriz también había sido usada para estatizar la Compañía Ítalo de Electricidad, capitalizada con un préstamo con avales del Banco Nacional de Desarrollo que el grupo propietario, Motor Columbus, tampoco pagó.
Todo esto recordaba, al parecer, un pasajero del Embraer que hacía ayer el servicio Buenos Aires – Salta, cuando pegó un repingo al escuchar por los altoparlantes de la máquina: "La comandante Ana Maluff le da la bienvenida al vuelo AU2454 de Austral Líneas Aéreas con destino Salta. Que tengan un buen viaje".


Compartí

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *