LA CALLE ESTÁ LLENA DE NUESTRA PRESENCIA, por Aníbal Filippini
Este texto está circulando atribuido a Aníbal Fernández. Su autor es otro Aníbal, Filippini, un infrecuente abogado, filósofo del derecho, alguien que hace que a uno se le hinche el pecho del orgullo y satisfacción de tratarlo, todo un privilegio. Me lo informa, precisamente, el amigo que me lo presentó, César Litvin. Entiendo que expresa los sentimientos de muchos que ante la reiteración de provocaciones, sentimos el llamado a salirnos de la vaina, pero somos capaces de autocontrolarnos. Cuidémonos. Ya llegará la hora.
La calle está llena de nuestra presencia
Antonio Berni. «Manifestación» (1934)
Decía Macedonio Fernández: “faltaron tantos que si faltaba uno más no cabía”.
La ausencia llena.
La ausencia es presencia.
Que no se confundan los agitadores e incendiarios, los que se movilizan en cuatro ruedas.
Que no crean que no estamos.
Ahora estamos ocupados.
Estamos en los hospitales, estamos en los comedores barriales, estamos levantando lo derrumbado, estamos en los respiradores artificiales, en los hogares silenciosos, en las clases remotas, estamos en los laboratorios, estamos en el país profundo, intenso, ese que no quiere ser títere sino Patria.
Parece que no estamos, pero las calles están llenas de nuestra presencia.
Ahora estamos ocupados.
Militamos así, como podemos.
Y nos cuidamos por el otro.
Para respirar hay que estar vivo.
Nunca pensamos que se irían a cruzar de brazos. No vamos a caer en la trampa de la provocación:
hoy estamos ocupados.
Somos nosotros los que los que elegimos el amanecer y no la noche.