La corrupción italiana de los 90 y la mafia hispano-pepera

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El autor, periodista y director de Vilaweb, ha trabajado en Diari de Barcelona (yo también trabajé en "El Brusi" -apodo del diario fundado en 1792-, lo hice en 1982, cuando se llamaba Diario y era bilingüe) y en La Vanguardia, entre otros medios. Rajoy está para el cachetazo y también el inútil del rey Juan Carlos, cuya abdicación es más que previsible. Ni hablar de Rajoy, un De la Rúa gallego

El fraile Rajoy y  la mafia pepera

Las libretas de Bárcenas dan pavor porque el PP ha ido más lejos que nadie: a eso sólo se le puede llamar mafia.


por Vicente Partal / Vilaweb (traducción de Montserrat Mestre) 

En Italia la frase hizo fortuna contra Bettino Craxi. Le llamaban el 'fraile rico'. Y este mote, esta imagen, de hecho lo mató políticamente. Esto fue cuando se descubrió el escándalo de la 'tangetopolis', el enorme esquema de corrupción de la política italiana. Se suponía que el dinero de la 'tangente' servía para financiar los monasterios (los partidos) que decían ser pobres, pero en realidad terminaban en los bolsillos de los frailes (los dirigentes). Al cabo de más de veinte años, Rajoy, de repente, se ha convertido en el fraile de la política española, y con ello todo ha entrado en una deriva imposible de prever.

Lo de ayer, desde que se supo la publicación de las libretas de Bárcenas, es muy gordo. Mucho. No es que la corrupción para financiar los partidos sea más honorable ni más asumible, que no lo es tampoco. Pero esto que se va descubriendo del PP es mucho peor, mucho más grande, infinitamente más sucio. Porque el dinero corrupto, el dinero de las empresas favorecidas desde el BOE o desde el parlamento, han ido a parar directamente a las manos de los miembros de la cúpula del partido que gobierna España. Y no como una anécdota circunstancial, sino de una manera sistemática y organizada. Sobres siempre con el mismo dinero, pagados regularmente y siempre a la misma gente. El PP se presenta ante la sociedad convertido en una auténtica mafia que ha utilizado la política para el enriquecimiento personal. Y lo ha hecho eludiendo todas las leyes y procedimientos administrativos. Que algunos, muchos, lo sospecháramos no es igual que ver las cantidades y la regularidad y los cómputos y los nombres.

Al PP se le ha complicado mucho la cosa. Es cierto que bastaría responder dos preguntas, pero todos sabemos que ya no pueden hacerlo. Deberían responder primero si es verdad o no que han cobrado este dinero y al final, si este dinero cobrado ha sido declarado a Hacienda o no. Y, visto como se comportaron ayer y las respuestas que dieron, es fácil de deducir que lo que se explica en las libretas de Bárcenas es cierto y que no saben cómo salir de ello.

Y ahora menos que nunca. Porque eso sería un escándalo definitivo en cualquier momento, pero ahora mucho más. Porque todos lo pasamos muy mal. Porque nuestra sociedad está al límite de lo que puede tolerar, ahogada por los recortes y por las absurdas políticas de la austeridad – que no las quiere sólo el PP, también CiU y el PSOE las han aplicado, pero que el PP gestiona preferentemente y de manera implacable.

Por eso, que ahora justamente se demuestre que todos estos personajes indecentes se llenaban los bolsillos, no metafóricamente ni por el bien de la política, sino concretamente, individual y sistemáticamente, sobre a sobre y mes a mes, simplemente da miedo. Y una indignación infinita.


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