PS1: Martes 8. Trasciende un diálogo en el Senado de los Estados Unidos. El acérrimo anticomunista cubano-norteamericano Marco Rubio le pregunta a la acérrima enemiga de Moscú Victoria Nuland, nombrada por el presidente Biden subsecretaria de Estado, si es verdad que en Ucrania hay laboratorios biológicos montados o auspiciados por los Estados Unidos y Nuland comete sinceridio y responde que si, y que el gran problema es que los rusos se apropien de ellos. Y agrega que de producirse un ataque con este tipo de armas, no habrá ninguna duda de que los responsables serán los rusos. A confesión de partes, relevo de pruebas.
PS2. Miércoles 9. Rusia da oficialmente la noticia. Aguzar los oídos:
https://twitter.com/i/status/1501406018651099138
El autor, un ruso que publica en un medio también ruso, postula que dentro del objetivo de desmilitarizar Ucrania se encuentra el de desmantelar “al menos 16 laboratorios” que prepararían virus y bacterias patógenas en cumplimiento de planes del Pentágono para ser utilizados como armas.
Rusia evita que Washington desencadene una guerra biológica
POR VLADIMIR PLATOV / NEW EASTERN OUTLOOK
En vista de los disturbios que los servicios de inteligencia estadounidenses han estado iniciando activamente en los últimos tiempos, ya sea en Asia Central, Transcaucasia u otras zonas limítrofes con Rusia y China, el riesgo de una catástrofe biológica procedente de múltiples laboratorios biológicos militares secretos desplegados por Estados Unidos en regiones potencialmente inestables desde el punto de vista político y social está aumentando objetivamente.
En este sentido, el hecho de que Estados Unidos esté preparando una bomba de relojería biológica en Kazajstán se ha planteado en numerosas ocasiones como el riesgo creciente de que el Pentágono inicie una guerra biológica utilizando más de 400 laboratorios biológicos estadounidenses situados en el extranjero en todo el mundo y la necesidad de una respuesta clara al riesgo de desastre biológico mundial procedente de estas instalaciones secretas estadounidenses en el extranjero. Después de todo, estos laboratorios biológicos tienen unos 13.000 “empleados” ocupados en la creación de cepas de patógenos asesinos (microbios y virus), resistentes a las vacunas.
Hoy ya no es un secreto que Estados Unidos ha instalado laboratorios biológicos en 25 países de todo el mundo: en Medio Oriente Medio, en África, en el sudeste asiático. Sólo en territorios de la antigua Unión Soviética hay laboratorios biológicos estadounidenses en Ucrania, Azerbaiyán, Armenia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia y Uzbekistán.
Los estadounidenses niegan el carácter militar de los estudios que hacen estos laboratorios. Sin embargo, el secretismo que los rodea sólo es comparable al de las instalaciones militares. No se rinde cuentas al público local y mundial sobre los “trabajos” que se realizan. Además, los biólogos estadounidenses no han demostrado públicamente ningún “logro” científico a lo largo de los muchos años de existencia de estos laboratorios en el extranjero, y los resultados de sus investigaciones no se publican en ninguna revista científica. Mientras, dichos laboratorios recopilan información sobre el acervo genético de las poblaciones de los países en donde operan. Todo indica que el Pentágono se está preparando para utilizar armas biológicas. Ya lleva gastados alrededor de 100.000 millones en este tipo de investigaciones. Por cierto, Estados Unidos es el único país que sigue bloqueando el establecimiento de un mecanismo de verificación como dispone la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Tóxicas y sobre su Destrucción, de 1972.
Al igual que las exigencias de Rusia a Occidente acerca de la necesidad de un acuerdo claro que establezca medidas de seguridad universales y la no proliferación de la OTAN hacia el este, las advertencias sobre la disposición de Estados Unidos a desencadenar una guerra biológicas nunca han sido atendidas por Washington.
La operación militar de Moscú para desnazificar y desmilitarizar a Ucrania en los últimos días también persigue inutilizar numerosos laboratorios biológicos militares estadounidenses en territorio de ese país.
El 24 de febrero, la publicación conservadora británica The Exposé publicó un artículo titulado “¿Hay más en el conflicto entre Ucrania y Rusia de lo que parece?” que reconoce que Rusia confirmó que hace mucho y de manera creciente hay una grave amenaza para la vida y la salud de la población de la Federación Rusa desde el territorio de Ucrania. Se refiere a ,al menos, 16 laboratorios biológicos militares estadounidenses situados en Odessa, Vinnitsa, Uzhgorod, Lviv (tres), Kharkiv, Kiev (también tres), Kherson, Ternopil, Dnepropetrovsk, así como cerca de Luhansk y en la frontera con Crimea.
La “cooperación” entre el Pentágono y el Ministerio de Sanidad ucraniano se remonta a 2005. En 2013 una ley de la Rada Suprema dispuso que se pusiera fin a esta “cooperación”, pero el golpe de Estado liderado por Estados Unidos en Kiev en febrero de 2014 impidió que se aplicara, lo que dio lugar a que recrudeciera.
Muchos de los secretos oficiales del Pentágono y de la Casa Blanca sobre los laboratorios biológicos clandestinos de Estados Unidos en el extranjero han sido revelados por Francis Boyle, profesor de derecho internacional de la Universidad de Illinois en Champaign (EEUU) y autor de la Ley Antiterrorista de Armas Biológicas de 1989 (BWATA). Este científico estadounidense señala que “ahora tenemos una industria de armas biológicas ofensivas en este país que viola la Convención de Armas Biológicas y mi Ley Antiterrorista de Armas Biológicas de 1989”. Según Boyle, “las universidades estadounidenses tienen una larga historia de permitir voluntariamente que su programa de investigación… sea cooptado, corrompido y pervertido por el Pentágono y la C.I.A. para convertirlo en ciencia de la muerte”. Citó como ejemplo el grupo del Dr. Yoshihiro Kawaoka, de la Universidad de Wisconsin, que consiguió multiplicar por 200 la toxicidad del virus de la gripe. Según Boyle, el Pentágono y la CIA están “listos, dispuestos y capaces de lanzar la guerra biológica cuando les conviene… Tienen una reserva de ese ántrax de grado de super-arma que ya utilizaron contra nosotros en octubre de 2001″.
N. del E.: Curiosamente, siete años después, en 2008, el FBI se aprestaba a acusar a un científico adscripto al Ejército en el laboratorio de Fort Dedrick (el más viejo de los laboratorios militares, inaugurado en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial), Bruce Irvins, cuando éste se habría suicidado tomando muchas pastillas de paracetamol. Las cartas con esporas muy sofisticadas de carbunco o ántrax iban acompañados de cartas manuscritas que clamaban por la muerte de los Estados Unidos e Israel en nombre de Alá. Pronto el asunto dejó de ser investigado por los medios, bajo presión del Pentágono. No fuera cosa de que fuera a postularse que, como en este caso, en los hechos inmediatamente anteriores, el derribo de las torres gemelas y el ataque al Pentágono, estuvieran involucrados militares o agentes de inteligencia de los propios Estados Unidos. Para muchos, Irvins era inocente, un auténtico chivo emisario o cabeza de turco. Ver https://www.losandes.com.ar/mundo/11-s-quien-era-bruce-ivins-y-por-que-lo-culparon-de-los-ataques-de-cartas-con-antrax/
La amenaza para las personas que viven incluso a distancia de esos laboratorios quedó patente en una investigación realizada por el periódico USA Today, que demostró que entre 2006 y 2013 se produjeron más de 1.500 accidentes y violaciones de seguridad en 200 laboratorios biológicos militares en el territorio de Estados Unidos. ¿Y qué hay de posibles incidentes similares en laboratorios biológicos instalados en Ucrania y otras antiguas repúblicas soviéticas?
En el verano de 2019, “el principal laboratorio de guerra biológica de Estados Unidos recibió la orden de detener toda la investigación sobre los virus y patógenos más mortíferos por temor a que los residuos contaminados se filtrara fuera de las instalaciones”, informó el diario inglés The Independent. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la autoridad de salud pública de Estados Unidos, revocóo la licencia del centro militar de bioinvestigación de Fort Detrick para manipular los virus del ébola y de la viruela, y el ántrax, luego de que los inspectores de los CDC encontraran “problemas con los procedimientos utilizados para descontaminar las aguas residuales”. Al respecto, es notable que la posibilidad de que “virus y patógenos mortales” se filtren en las aguas residuales de Fort Detrick se detectó poco antes del brote de Covid-19, del que los estadounidenses se apresuraron en culpar a China. También cabe destacar que el Pentágono ha intensificado significativamente las actividades de sus laboratorios biológicos en el extranjero desde 2019, deslocalizando el “trabajo” sobre cepas especialmente peligrosas y el desarrollo de armas biológicas.
Poner fin a las actividades de los laboratorios biológicos secretos estadounidenses es parte de la desmilitarización de Ucrania, objetivo que persigue la operación militar de Moscú en Ucrania.
Cabe destacar que la embajada de EE.UU. en Ucrania eliminó todos los documentos sobre los laboratorios biológicos de Kiev y Odesa que figuraran en su página web oficial cuando Moscú lanzó su operación militar (lo que parece guardar relación con) en el anuncio de la Agencia de Reducción de la Amenaza de Defensa (DTRA) en el sitio web de adquisiciones del gobierno estadounidense el pasado mes de octubre haya un apéndice sobre “lucha contra patógenos altamente peligrosos”. Este documento se refiere a las tareas valuadas en 3,6 millones de dólares destinados a poner en funcionamiento dos laboratorios biológicos en Ucrania –en Kiev y Odessa– donde ya se estaba preparando la maquinaria, el equipo y el personal para que Estados Unidos pudiera desatar una guerra biológica.