La política de Macri hacia las villamiserias

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Fue Manuel, el coronel, quien me apioló hoy desde Dorrego que si la Policía Federal le había entregado sus pistolas 9 mm. al juez Gallardo en lugar de las escopetas, era porque, obviamente, las habían llevado a la represión de los villeros que habían acampado en el pomposamente llamado Parque Interamericano. Y que si las habían llevado, era más que obvio que las habían llevado cargadas (¿para qué si no?), en abierto desafío a la prohición expresa por parte del Gobierno de portar armas con munición parabellum a la hora de acudir a reprimir cualquier protesta social (¿dónde está escrito, eh?). Porque hete aqui que la PFA no tiene balas de goma para esas pistolas…

A veces, las cosas se ven mejor desde lejos.

Es Manuel, el coronel, quien hace las siguientes, inteligentes reflexiones. Transcríbolas pues.

Antes, una disgresión: Manuel: «transa» viene de «transar» y se escribe con «s». La confusión deriva seguramente de que los lunfas modernos mezclaron la transa con la vieja «trenza», sinónimo de «rosca». Claro, ya sé: algunos me dirán que no conocen más rosca que las de los tornillos y afines. Son lo que no se comen un rosco, e’cir una masita.

Los entiendo: Massita es intragable… «Monstruo pervertido». Je, vas a tener que meterte la lengua dónde te quepa.

Macri y su necesidad de cuidar las villas

Sabemos, el votante de Macri es bien transversal, como el del proyecto nacional, salvo que no lo incluyen sectores «de la izquierda» (hasta ahora), osea, lo votan clases bajas, medias y altas. Tras la muerte de Néstor, muchos indecisos se decidieron ya, y en el caso de los votantes de Macri, puede que gran parte de esos decididos sean las clases más humildes. Por eso su equipo sabe (no él, que es incapaz) que no basta con tratar de recuperar esos votantes perdidos con la promesa de titularles las tierras, sino que deben impedir que la sangría de votos continúe. Por eso ahora caen en que todo el laburo que el Gobierno Nacional lleva a delante en las villas debe ser dificultado aún más, anulado. No es difícil entenderlo. Urbanizar una villa permite una presencia más efectiva de un estado que tiene real preocupación por sus habitantes. O sea, una villa, como la conocemos nosotros, deja de serlo. Por eso los proyectos como el Sueños Compartidos hoy son un obstáculo para las pretensiones electorales de Macri. Contrariamente a eso, no urbanizarla, dificulta la acción de ese Estado de Bienestar y ampara a ese estado oculto, el de la UCEP, el que tranza con la droga, el que se asegura el accionar clientelar y el que controla por miedo, osea, el que impide el desarrollo. Pues urbanizar es desarrollarse, y según ellos (seguramente estén acertados), como ese desarrollo viene desde la Nación, los votos se fugarán hacia allá. Porque es claro, la tierra te la titulan, pero la casa no te la hacen ni en pedo.

Y dos cosas para observar, la disminución de la migración interna hacia BA desde que nos gobiernan Néstor y Cristina y el desarrollo en la edificación de las villas en BA, esas que eran de pura chapa y cartón hasta ese entonces. Quien viaje asiduamente a la gran ciudad en bondi, desde hace décadas, no le costará darse cuenta de eso.


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