La zarpa peluda de la CIA y el FBI detrás del atentado de Boston

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Que fenómeno el de Goobar, mientras no escriba de Medio Oriente, suelo estar de acuerdo con su mirada y labor. Aquellos que hablaron de «conspiranoia» tan pronto dijimos que  atentado de Boston (y el de West-Waco, que no creo ni ahí que haya sido un accidente) tenía olor a «trabajo interno» o «de falsa bandera» deberían hacerse un mínima autocrítca por su flagarnte pereza mental. Y hacerse gárgaras de agua con lavandina por bocones.

Las huellas del FBI y la CIA

Testimonios de la inteligencia rusa, y de un ex traductor del FBI aseguran que uno de los hermanos chechenos acusado del atentado en Boston, era en realidad un agente de infiltración.

Por Walter Goobar / Miradas al Sur

A cerrar el pico. Checheno Tamerlan antes y después de su último encuentro con el FBI.

En la investigación del atentado con explosivos durante la maratón de Boston atribuidos a los dos hermanos chechenos, Tamerlan Y Dzhokhar Tsarnaev, aparecen cada vez más comprometidos el FBI y la CIA, porque el abatido Tamerlan figuraba desde hace más de 15 meses en las listas de sospechosos que debían ser vigilados, pero fue protegido por los servicios de inteligencia que lo usaban como agente de infiltración en las redes islamistas, e incluso lo llevaron a participar en un taller-seminario para el reclutamiento de terroristas chechenos organizado por la CIA en el Cáucaso.
 

Tras varias desmentidas que resultaron incriminatrorias, el FBI tuvo que admitir que llevaba al menos dos años investigando a Tamerlan Tsarnaev. Según el periodista Dave Lindorff, «habían interrogado ya a Tamerlan en su casa, le habían advertido de que estaban registrando cuanto comía, qué páginas visitaba en su computadora. Sabían que había ido a Rusia, Daguestán y Chechenia», escribe Lindorff, quien a renglón seguido se pregunta «si este horrendo atentado fue otra de la larga cadena de operaciones encubiertas del FBI que quizá salió mal». O peor aún, ¿fue esto, en realidad, como los padres de los Tsarnaev, ahora divorciados y viviendo por separado en Daguestán, están sugiriendo, un montaje de «bandera falsa» de las agencias de inteligencia estadounidenses?.
 

En este caso plagado de contradicciones, la primera incongruencia es la forma de vida de los hermanos chechenos.
 

Los dos presuntos terroristas usaban ropa cara y conducían un costoso Mercedes Benz, que es caro de mantener. Además, ¿de dónde provenía el dinero para financiar un viaje de seis meses al Cáucaso?
 

Evidentemente, Tamerlan no financiaba sus actividades a traves de su trabajo como repartidor de pizza. Se ha dicho que la mujer de Tamerlan, una artista, estaba manteniendo a la familia trabajando de «60 a 80 horas a la semana como auxiliar sanitaria a domicilio, uno de los trabajos peor pagos en los EE.UU., con lo que podría deducirse que el checheno estaba en la nómina de sueldos de alguna de las agencias de inteligencia estadounidenses.
 

Este miércoles, el periódico ruso Izvestia cita documentos de inteligencia que demuestran que Tamerlam asistió a un seminario patrocinado por una ONG estadounidense –vinculada a la CIA–, que se dedicaba a reclutar a residentes del norte del Cáucaso para trabajar en favor de los intereses de Estados Unidos y Georgia. Así como en su momento los EE.UU. apoyaron a Osama Bin Laden para luchar contra los soviéticos, ahora están apoyando a los terroristas chechenos con el fin de desestabilizar a Rusia.
 

De acuerdo con los informes del jefe de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior de Georgia, coronel Gregory Chanturia, el Fondo Europeo, en colaboración con la Fundación Jamestown, organizó en el verano de 2012 talleres y seminarios para jóvenes del Cáucaso. Uno de los asistentes fue Tamerlan Tsarnaev, quien se encontraba en Rusia, de enero a julio de 2012.
 

El Fondo Europeo, escribe el jefe de los espías georgianos, fue fundado en noviembre 2008, justo después del conflicto entre Georgia y Osetia del Sur, para el control de los procesos que tienen lugar en la región del Cáucaso Norte.
 

La Fundación Jamestown –patrocinadora del seminario– fue fundada con la ayuda del director de la CIA, William Casey, y tiene amplios vínculos con la inteligencia de EE.UU. y las agencias de defensa.
El diario Izvestia confirma que el gobierno ruso contactó varias veces a los Estados Unidos para advertirles acerca de Tamerlan Tsarnaev, que estaba buscando vincularse con los grupos armados en el Cáucaso del Norte.
 

Por su parte, el FBI argumenta que a pedido de los rusos investigó a Tsarnaev, pero no encontró pruebas incriminatorias.
 

Sin embargo, un ex-traductor del FBI, llamado Sibel Edmonds, aportó un testimonio clave para armar este extraño rompecabezas: en una extensa entrevista, Edmonds explicó que varias de las advertencias de los investigadores rusos al FBI fueron ignoradas por la CIA, porque –con toda probabilidad–, Tamerlan Tsarnaev era un agente de infiltración para viajar a la región del Cáucaso de Rusia y hacer contacto con insurgentes respaldados por Estados Unidos.
 

La secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, declaró este martes ante el Congreso que cuando Tsarnaev dejó los EE.UU. para un viaje de seis meses hasta el Cáucaso, en enero de 2012, su viaje activó una alerta, pero que cuando regresó nadie se dio cuenta debido a que la investigación sobre sus actividades había caducado.
 

La madre de los dos hermanos -que ahora fue incluida en la lista negra del FBI para impedirle ingresar a EE.UU-, contradice la versión de la agencia, y asegura que Tamerlan estuvo en contacto contínuo con el FBI durante un período que oscila entre tres y cinco años y que controlaban cada uno de sus pasos.
Lo cierto es que no hay muchas explicaciones posibles de cómo alguien sometido a una investigación del FBI como presunto militante islamista podría llevar a cabo un atentado en el corazón de una ciudad de EE.UU.. Tampoco está en claro el presunto móvil y la reivindicación del atentado, si es que éste realmente fue consumado por los chechenos.
 

La maratón de este año contaba con un inusual despliegue de seguridad que incluía a guardias privados de una empresa llamada Craft que usaban camperas y mochilas muy similares a la de los presuntos terroristas, pero lo más extraño es que los perros rastreadores de explosivos no hayan detectado a dos aficionados que supuestamente prepararon dos grandes ollas a presión de cocina llenas de pólvora negra y clavos, que colocaron en las mochilas y que iban caminando entre la multitud en la línea de llegada. La pólvora negra tiene un fuerte olor reconocible y es muy difícil manejarla de forma limpia.
 

Teniendo en cuenta el perverso historial del FBI a la hora de orquestar y financiar complots terroristas, para después explotarlos tanto para mejorar su propia imagen como para aterrorizar a la gente, la última organización que debería encargarse de interrogar a Dzhokhar Tsarnaev en el hospital, y de investigar todo lo relativo al atentado, es el FBI. La agencia de Quantico tiene mucho que explicar sobre sí misma en este extraño caso.


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