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LANATA, cariñosamente viviseccionado por Eduardo Blaustein

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Interesantísima entrevista (ver link abajo de todo) a Eduardo Blaustein cuyo libro sobre Lanata, «Las locuras del Rey Jorge», está a punto de salir. Le tengo mucho afecto a Blaustein. Lo conocí en Barcelona (ya conocía de bastante antes, de la militancia, a su hermano cineasta, David, alías Coco) y me lo volví a encontrar al regresar al país, a comienzos de 1984, en la redacción de El Porteño, revista de la que me había enamorado locamente en el exilio barcelonés y en cuya conversión en cooperativa ambos participamos. A finales de 1984 entré al comité de redacción de la revista, dónde él ya estaba, y a comienzos de 1985 él se plegó a la decisión de Lanata de eyectarme de allí (como ya expliqué muchas veces, fui el primero en hacerle frente). A partir de entonces nuestra relación fue agridulce. Siempre aprecié su sensiblidad (ambos somos furibundos spinettianos, si ello no fuera un oxímoron) y recelé de cierta tibieza suya (como le sucede a otras personas muy valiosas, pienso en Horacio González, Eduardo siempre busca ser ecuánime, no dejarse llevar por sus pasiones, aunque, claro, no siempre lo logra) que él mismo blanquea en el final de esta entrevista*. Blaustein es uno de los periodistas que mejor conoce a Lanata (otro seguramente es Ernesto Tiffemberg, el director de Página, pero no es previsible que hable ni escriba de él). El punto para mi central es que Eduardo parece seguir esperando que Lanata se rescate  («creo que el gordo, que tiene poder de fuego propio, además, en algún momento va a romper y algún escándalo va a hacer y que va a aprovechar ese escandalete para decir ‘yo siempre fui libre'», dice). Claro, Blaus puede alegar que se trata de un un vaticinio: que Lanata muy posiblemente rompa con Clarín… Algo que dudo que haga excepto si Magnetto lo considerara prescindible y lo destratara. Pero me parece mágico esperar que Lanata pueda volver atrás, recuperar alguna credibilidad entre sus antiguos colegas. A mi juicio está condenado a ser,  en el mejor de los casos, el Neustadt de estos tiempos.
Y es que de la abyección no se vuelve.

*) «Dos cosas: me incomodó un poco hacerlo (el libro) porque quedaba un afecto y porque siempre uno piensa ‘Puta, no me convertiré en un choto siendo que conviví tantos años con él’. Y soy totalmente franco: no tengo ganas de ligarme los previsibles sablazos que, calculo, me dirigirá.»

 http://gerardofernandez.net/eduardo-blaustein-habla-de-su-libro-sobre-jorge-lanata/


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