Las pelotas de Cristina

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Dos post sobre las catastróficas inundaciones sufridas en La Plata y en la Capital Federal, también llamada CABA. El primero, insuperable, es de Lucas Carrasco y salió publicado en su blog República Unida de la Soja (ver blogroll) y el segundo nos lo envió un habitual colaborador, el Dr. Jorge Hugo Leiva.

Cristina

Cristina y el tamaño de la esperanza de un pueblo movilizado y solidario

En el partido Clarín difunden un video donde Cristina es insultada. Comprensiblemente. Es parte de su trabajo. Contra lo que yo creía, no se sorprende. Se la aguanta. Y más. No les da bola. Escucha. Trata de encontrar soluciones. Razona a mil por hora. Separa lo urgente, del mediano plazo, va a lo que importa, organiza. Y escucha. Y sabe de lo que habla. Cuenta historias, habla de entubado de arroyos, no es sólo Puerto Madero, como se la narra en twitter. Sabe lo que es tener agua en las patas. Y perder todo. Y que lo importante es la violencia que se desata cuando las tinieblas de una tragedia agreden los impulsos primarios de nuestro instinto y somos salvajes. Comprensiblemente. Trágicamente.
Dejó, no, suspendió diferencias ideológicas. Está la realidad. Nos tapa. Y se lleva puesto nuestros ahorros, recuerdos y promesas. Todas. Hay que hacer algo y ya. Se puso al mando. Es el comando.
Cristina salvó su gobierno, pero no parece estar pensando en eso. Sino en qué hacer ante el intenso drama humano de un fenómeno de la naturaleza, como es la muerte. Y el alma tajeada. Es una Cristina que yo ni conocía, pero que pensé, lo admito, que no existía. Es Cristina y es, en ese rato dramático y mágico, también Néstor Kirchner.
Como diría Ernesto Sanz, la Asignación Universal se va por la canaleta del juego y la droga. O sea, Scioli y Macri.
La derecha tiene el olor a podrido de las aguas servidas. Y se les nota.
En el Partido Clarín difunden ese video con desánimo destituyente. Gracias.
Me emocionó, mucho, ver esa Cristina.
La señora, cuando verdaderamente hace falta, tiene unas pelotas enormes, señores.

Las patas de la mentira

En la madrugada del martes 2 de abril, Día de los Derechos Soberanos sobre las Islas Malvinas, se abatió un fuerte temporal sobre los barrios del norte de la Ciudad de Buenos Aires. A la tarde una fuerte tormenta de mayores proporciones golpeó a la Ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires.
Aquí queremos a referirnos a algunas consecuencias que trajo aparejado el trágico suceso que se abatió sobre la Capital del país, destacándose en forma merecida las muestras espontáneas muestras de solidaridad entre los vecinos que emergieron en medio de la tragedia, que se reflejaron en los medios de comunicación.
Se vieron escenas de desinteresada colaboración para salvar vidas, auxilios para resguardar a personas afectadas, etc. En fin nada que no pueda esperarse de un pueblo que siempre a dado muestras de desinterés y fraternidad en momentos como éste.
Sin embargo, la nota del diario “Clarín” en su edición gráfica de hoy, refleja que en el Barrio Mitre, “algunas” vecinas, que se identifican, “hicieron pasar un mal rato al diputado Cabandié y a algunos militantes que lo acompañaban”, cuando los increparon y los expulsaron mandándolos “a tomar mate al localcito de La Cámpora” (http://www.clarin.com/ciudades/barrio-humilde-quedo-ahogo-mujer_0_894510557.html).
Ahora bien, la cuestión pasa por determinar si lo que se afirma en el artículo es posible, es decir que los vecinos rechacen la ayuda que se les ofrece por parte de un grupo de militantes que se identifican como integrantes de una agrupación política, en un evento de emergencia.
La repuesta es sencilla: nadie en su sano juicio en esos momentos tremendos de una inundación como la que dio, va a rechazar la ayuda que se le ofrece, venga de quien venga, para paliar la situación en que se encuentra. Esto entra dentro de la más elemental de la más primaria de las lógicas del comportamiento humano. Aún menos el rechazo va a provenir de vecinos que lamentablemente perdieron todo, y en el evento saben que a través de “La Cámpora”, o de quien fuere, podrán luego intentar recuperar algo de lo que perdieron.
Quizás cometa una infidencia, o sea que no debería decirlo, pero mi experiencia  personal me indica que en éstos casos toda colaboración es bien recibida, cuando aún no me conocían, en las ocasiones en que me acerqué a colaborar en barrios en emergencia fui bien recibido por la gente del barrio afectado, junto a los otros militantes que me acompañaban, y fuimos tratados con respeto, como si fuésemos unos vecinos más del barrio.
Con lo cual se concluye que la supuesta expulsión de los militantes de “La Cámpora” del Barrio Mitre, no es si no nada más que la construcción de una audaz metáfora en la cabeza de la firmante de nota, o una expresión de sus deseos que no guarda  sustento con la realidad.
La pregunta que surge es si Nora Sánchez, firmante de la nota en análisis, alguna vez se acercó a colaborar con los vecinos de un barrio en una situación de emergencia, en definitiva si alguna vez “metió las patas en el barro”.



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