No acostumbro publicar materiales sin firma, pero se de buena fuente que quien redactó éste pertenece a Carta Abierta-La Plata. Y me parece muy enriquecedor para el debate que estamos teniendo o deberíamos estar teniendo en estos momentos. ¿Se entiende ahora por qué para «el Círculo Rojo» era tan importante desbancar al general Milani de la jefatura del Ejército? El mismo círculo que ahora intenta que Cristina haga lo mismo que hizo Rodríguez Zapatero en España: dar la media vuelta e iniciar el ajuste sin fin que le piden. Y si se resiste -y Cristina, qué duda cabe, se resiste y se resistirá a tamaña felonía- echarla. Está en marcha un golpe y de nada nos servirá hacernos los distraídos.
En “Pagina 12” del sábado pasado hay un artículo, “Pliego de Condiciones desde las silobolsas”, de Sebastián Premici, que me parece ejemplar para graficar la arista quizás más aguda de la crisis política que estamos viviendo.
Porque esto, es una crisis política. Si hay encumbrados dirigentes (Antonio Caló, secretario general de la CGT, Ricardo Pignanelli, secretario general del SMATA), que salen a decir “hay que calmar las aguas” (Caló) ó “Quieren elecciones anticipadas” (Pignanelli)–sin contar con que Daniel Haddad dice lo mismo que Pignanelli, pero atribuyéndoselo al “Círculo Rojo”, es que hay una crisis política: es evidente que hay quienes están desafiando la gobernabilidad, se proponen hacer todo lo posible para lograr que el Gobierno y el Congreso no puedan hacer ejercicio de las facultades que la Constitución les otorga. Que tratan de que no se cumplan las leyes, y que el Gobierno se vea impedido de hacerlas cumplir.
En ese escenario, lo que relata Prémici ejemplifica. Escribe que La Mesa de Enlace señaló que «Es evidente que el Gobierno está buscando, como lo hizo siempre, culpables de sus propios errores en vez de implementar un plan integral para combatir la inflación, reducir el gasto público, mejorar la competitividad real de la economía e incentivar la producción, el empleo genuino y el desarrollo. Que quede claro, los productores agropecuarios no tenemos hoy capacidad de ahorro y poseemos escasa capacidad para mantener la empresa en marcha; pero queremos seguir invirtiendo. Para esto necesitamos reglas claras y estables”.
La Mesa de Enlace va así mas allá de lo que ya hacía (retener cosecha, acaparar, privando al país de ingreso de divisas). Y encuadra su conducta ilícita en un plan orgánico que hace conocer, como anticipo de lo que harán, si llegan al gobierno…
En este país rige una ley, lleva el número 20.680, la conocemos como “Ley de Abastecimiento”. Esa ley le da al Poder Ejecutivo Nacional, y también a los poderes ejecutivos provinciales, amplísimos poderes. Los faculta a “Obligar a continuar con la producción, industrialización, comercialización, distribución o prestación de servicios” de lo que considere necesario (Art. 2º inc. “d”); establece penas para los que “Acapararen materias primas o productos, o formaren existencias superiores a las necesarias” (art. 4º inc. “c”), y entre las penas que prevé hay una que merece especial atención, el “Comiso de las mercaderías y productos objeto de la infracción” (Art. 5º inc. “e”). Más aún, establece en su art. 27 que “En caso de urgente necesidad pública, el Poder Ejecutivo podrá intervenir y disponer la venta de productos y mercaderías, cualesquiera sea su propietario, debiendo consignar con posterioridad judicialmente su precio de venta neto”.
Esta Ley fue elaborada por José Ber Gelbard cuando era ministro de economía de la Nación, siendo Presidente el general Perón, y sancionada por el Congreso el 20 de junio de 1974. Y está vigente, ya que el Congreso no la ha derogado.[1]
Obsérvese: Menem asumió la presidencia como ejecutor del programa de … los mismos sectores que ahora quieren desplazar a Cristina (“elecciones anticipadas”).
Obviamente, el arma, el instrumento para lograr el objetivo sería, también el mismo de 1989: “golpe de mercado”, matizado con un escenario de enorme agitación social (recuérdense los saqueos de junio 1989…).
La otra “pata” de la operación, se encuentra en pleno desarrollo. En aquella oportunidad, junio de 1989, sólo un mes después de las presidenciales que ganó Menem, “punteros” movilizaron gente hacia los supermercados de las barriadas populares, policías provinciales (especialmente, la de Santa Fe y la bonaerense) actuaron como eficaces “organizadores del desorden” y … todo se calmó a partir de aquella noche de fines de junio en la que el presidente Alfonsín anunció por radio y televisión que, a efectos de facilitar las cosas al Presidente electo, y en vista de la situación que vivía el país, “resignaba” el cargo (no usó el verbo “renunciar”).
Los radicales no tuvieron fuerza política para hacer frente a la situación. Cayeron víctimas de lo que habían gestado. Lo digo así, porque el “Plan Austral” del ministro Juan Vital Sourrouille fue la antesala del menemismo. No podía conducir a otro lugar que no fuera al que finalmente condujo. Sería largo de explicar por qué (tengo un trabajo escrito al respecto), pero les dejo solo un par de citas extraídas del libro “Los años de Alfonsín” de Alfredo Pucciarelli (Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2006).
Según declaraciones de Sourrouille publicadas por Clarín el 3/9/1984 “resulta absolutamente conveniente alcanzar un acuerdo con el FMI”. En cuanto al contenido de ese acuerdo “absolutamente conveniente”, básicamente era el “control de la tasa inflacionaria y (la) corrección de los desajustes del sector externo. En ese marco, el país se comprometió (con el FMI, claro, como condición para que le prestaran dinero) a reducir la tasa inflacionaria al 300% entre Octubre de 1984 y septiembre de 1985 aceptando DISMINUIR EL GASTO PUBLICO EN UN 50%, INCREMENTANDO LAS TARIFAS EN TÉRMINOS REALES Y RESTRINGIENDO LA EXPANSIÓN DEL CRÉDITO” (las mayúsculas son mías).
Alfonsín le creyó a Sourrouille que con ese plan “saldrían”. Y salió, claro que salió. Salió anticipadamente de la Casa Rosada. Para lo único que sirvió el plan fue para que –montándose en el enorme descontento popular que el empobrecimiento generó- le armaran un “golpe de mercado” y lo eyectaran fe la Casa Rosada.
Como entonces, nos informa Prémici , ahora la “Mesa de Enlace” le exige al gobierno “implementar un plan integral para combatir la inflación, reducir el gasto público, mejorar la competitividad real de la economía e incentivar la producción” (aclaro, “mejorar la competitividad” quiere decir que ellos quieren un dólar todavía más alto, mas devaluación, porque con eso se “incentiva la producción”). Es decir: quieren que Cristina haga lo mismo que hizo Alfonsín hace exactamente treinta años (1984) y que Kicilloff actúe de la misma forma que Sourrouille. Esperan después reproducir el segundo acto de aquel drama: encontrar un “Menem redivivo” que no hace falta mucho para pensar quien podría ser: varios se candidatean para ese papel (…).
Nos queda por ver cómo termina esta historia.
Lamentablemente, el gobierno no dispone de toda la fuerza política que quisiéramos: faltan organizaciones de base, y las que hay, no tienen el nivel de inserción que sería necesario.
¿Qué sería necesario para qué? Para neutralizar en la calle a las bandas delictivas armadas desde los cuerpos policiales, que son los que estructuran los saqueos, como ocurrió en diciembre.
El Gobierno podría poner en marcha el dispositivo previsto por la Ley de Abastecimiento, entrar en los campos, decomisar el acaparamiento en los silobolsas y venderlo (aplicar Art. 27 de la ley, que he citado).
Podría intervenir las grandes cadenas de hipermercados, desplazar a sus directorios, y operarlos garantizando así que no se apliquen aumentos. Está expresamente facultado para ello por el inc. “g” del Art. 2º de la Ley de Abastecimiento, que lo faculta a “intervenir temporariamente, para su uso, explotaciones agropecuarias, forestales, mineras, pesqueras; establecimientos industriales, comerciales y empresas de transporte”.
Podría nacionalizar el Comercio Exterior de granos, carnes y combustibles, enviando al Congreso un Proyecto de Ley que cree los organismos pertinentes y les establezca sus facultades, autoridades y fuentes de financiación.
Podría terminar de una vez por todas con los especuladores, grandes y chicos, poniendo en la cárcel a todo aquel que viole la legislación vigente en materia cambiaria (Ley 19359, Régimen Penal Cambiario), sin perjuicio de enviar al Congreso un proyecto de REFORMA de esa Ley.[2]
Claro que no se me escapa que si esto se hiciera, lanzaría a todos los poderes fácticos a acciones fortísimas de respuesta. Movilizarían a sectores de la clase media, intentarían tomar las sedes del Parlamento y la Casa Rosada, organizarían sucesivos y múltiples lock-out en todas las ramas que pudieran… y a eso, sólo se le puede hacer frente si hay hegemonía en las calles a través de la militancia y las organizaciones de base.
Es doloroso observar que en materia de fuerza política, no estamos en el mejor momento… Pero no lloremos sobre la leche derramada. Ojalá el pueblo pueda organizarse a tiempo para defender a su gobierno y parar a estos buitres que vienen decididos a hambrearlo. Ojalá evitemos que vuelva la violencia a la Argentina. Porque, si hambrean al pueblo, la violencia será inevitable.
1] Algunos invocan que el decreto 2284/91 de Menem-Cavallo la “suspendió”. Falso, ningún decreto presidencial puede suspender la vigencia de una Ley del Congreso (Si no fuera así… ¿se imaginan la cantidad de Leyes del Congreso que Cristina podría suspender con su sola y única firma estampada en un simple decreto? ¡Zaninni se haría una fiesta!). Insisten quienes dicen que la Ley de Abastecimiento no rige –que la “suspensión” decretada por Menem-Cavallo es operativa porque el Congreso sancionó leyes incongruentes con la Ley de Abastecimiento, leyes que regulan lo mismo por caminos distintos como la 23.696 (de emergencia administrativa), 23.697 (de emergencia económica, que suspende subsidios y subvenciones y reformó la Carta orgánica del Banco Central) y 23.928 (Ley de Convertibilidad). Las dos primeras integraron el paquete de leyes que el Congreso aprobó a pedido de Menem cuando asumió anticipadamente la presidencia. Lo de que la ley no rige porque las leyes que el Congreso sancionó a instancias de Menem la derogaron, también es falso porque lo que hay es una co-vigencia de leyes que regulan sobre lo mismo. Crean un problema, pero rigen ambas. No es el único caso, se plantea también en otras áreas (que personalmente he estudiado y sobre lo que he publicado, me refiero al conflicto entre las leyes de residuos 24051 y 25612). La ley de abastecimiento rige y puede ser usada por el Poder Ejecutivo.
2] Observen que un pobre pibe al que le encuentran (¡o le plantan!) un sobrecito con 6 gramos de cocaína en el bolsillo (célebre caso “Bazterrica”) va preso DE INMEDIATO, y se come varios años en la cárcel (porque la Corte dijo en un fallo que es inconstitucional penar a alguien por su consumo personal, pero la LEY SIGUE VIGENTE, por lo que el fallo de la Corte, en rigor, sólo se aplica al caso en el que fue pronunciado, Y LA POLICIA SIGUE ENCANANDO GENTE aprovechando que LA LEY SIGUE VIGENTE!). Un pibe que se jode él, pero no jode a nadie más… En cambio, especuladores que a la vista de la policía tienen sus empleados vociferando “dólar, cambio, cambio, cambio” todos los días en las calles de las grandes ciudades argentinas, tipos, que joden a 40 millones de argentinos (hablo de los patrones, no de los “arbolitos”) para meterlos en cana tienen que ser reincidentes reiterados (Art. 2º Ley 19359). Eso, hay que cambiarlo urgente.