LIBROS. El de Ricardo Sarmiento sobre poesía y cultura huarpe (de cuya existencia recién me entero)

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En 1985, Ricardo Sarmiento, un self-made-man mendocino, a la sazón cronista parlamentario de Ámbito Financiero, fue elegido delegado general de su redacción, tras lo cual (junto con una compañera correctora, Ana Pepe, a la que perdí de vista hace rato) logró introducirme en ella, previa entrevista de admisión con Roberto García. Por entonces la redacción de Ámbito se encontraba en el Pasaje Carabelas, y la de El Porteño -mi segundo hogar- en la calle Cangallo, que acaba de ser rebautizada como Perón. Fui a la cita con García con la misma aprensión que podría tener un joven judio citado por un standartenführer de las SS, pero García repitió lo que había aprendido de Jacobo Timerman en La Opinión: «Los buenos diarios de derecha se hacen con periodistas de izquierda». Dijo que ya entraría por el aro, que todos lo hacían ya que el diario les daba la tarjeta Dinners (por entonces, la más utilizada sino la única) y dejaba hacer pequeños chivos para redondear el sueldo. Y puso como ejemplo de periodista zurda «a la ex montonera Sylvina Walger». Acto seguido me presentó al jefe de la sección Politica, Juan Bautista «El Tata» Yofre. Mientras, Sarmiento se iba con su esposa de entonces a un viaje por Europa. También el Pelado Ramos estaba afuera del país. Así fue que trabajé un mes a las órdenes de Yofre junto al procesista profesor de historia Barceló y -ingresó unos días después- el peronista-masserista Humberrto Toledo. Recuerdo que Yofre (que por entonces se decía radical unionista y antialfonsinista y -como lo sabría después- reportaba a la Jefatura II del Ejército) con muy buen humor, cuando estábamos juntos decía: «Agrupación 24 de marzo (y lo señalaba a Barceló); agrupaci{on 17 de octubre (y lo señalaba a Toledo), agrupación 11 de marzo (y me señalaba a mi; agrupación 10 de diciembre (y se señalaba a si  mismo). Y después decía, en tono castrense «Buenos días. A trabajar, señores».
Descontaba que me quedaría en el diario (Yofre y García estaban contentos con mi trabajo), pero al término del período de prueba (30 días), el Pelado Ramos me despidió (me enteré que dijo, no sin razón, que era «un infiltrado» de la Utpba) y eso no fue lo peor, lo peor fue que después de escribir una larga nota editorial diciendo que jamás toleraría que el cronista parlamentario del diario fuese un sindicalista, también echó a Sarmiento (al que después de un juicio, debió pagarle una indemnización especial por haber avasallado sus fueros gremiales).
El Negro Sarmiento, del que me había hecho amigo a poco de llegar del exilio (no recuerdo dónde, pero debió ser cuando se unificaron las agrupaciones de prensa  encabezadas por Eduardo Jozami -la Rodolfo Walsh, donde yo estaba- y la de Rodolfo Audi) era una persona de exquisito trato, y recuerdo muchas conversaciones en las que me hizo referencia a sus orígenes, muy humildes, y a lo rematadamente ultraconservadora y jodida que era la sociedad mendocina, y al mucho esfuerzo desplegado por su madre para que él y sus hermanos tuvieran un futuro.

Después la vida nos llevó por rumbos diferentes y solo nos vemos muy de cuando en cuando, pero me parece que la noticia que acabo de recibir de él, aunque vieja ,merece largamente ser destacada. Me pregunto por qué tardé tantísimo en enterarme. Al grano:
 



En rescate de culturas semi olvidadas en la historia social argentina.

LLAHUÉ HUARPE: LLEGA A LA FERIA DEL LIBRO LA MEMORIA POÉTICA Y EMOCIONAL DE UN ANTIGUO PUEBLO

Buenos Aires, 02 de mayo de 2013 (Agencia SRSur).- El periodista Ricardo Sarmiento presentará su libro “Llahué Huarpe, Memorias” en la Feria del Libro, el próximo 04 de mayo de 2013 a las 20:00 en el espacio de Editorial Dunken, en el stand Nº 823 del Pabellón Verde del Predio Ferial de la Rural, en la Ciudad de Buenos Aires.
“Llahué Huarpe” quiere decir “hijo del hombre del desierto” en lengua allentiak, una de las tres lenguas del pueblo huarpe que habitó actuales territorios de Mendoza, San Juan y San Luis desde antes del surgimiento de las culturas del inca y de los araucanos.
“Es una memoria poética y emocional de quien se reconoce con una identidad antigua que fue necesario recuperar después de más de 400 años de historia durante los cuales aquel antiguo pueblo, habitante del desierto y la pre cordillera cuyana, fue uno de los más dañados por la pérdida sistemática de vidas, de sus lenguas y su cultura”, dice Ricardo Sarmiento para sintetizar el origen de esta obra que bien puede considerarse el primer trabajo integral de poesía huarpe.
“Llahué Huarpe, Memorias” es la expresión de un hombre libre que entiende y refleja, desde su propia historia personal, el impacto social de la desaparición de lenguas y culturas antiguas del territorio argentino y del continente americano.
“Este trabajo no debe tomarse sin embargo como un simple lamento por la historia perdida. Pretende ser un eco de la dignidad de los antiguos. También se lo debe considerar un grito para llamar la atención de la sociedad contemporánea sobre un drama histórico: la desaparición, ya pasada, o en progreso, de decenas de pueblos originarios y el olvido o la pérdida de sus riquezas lingüísticas, culturales y sus sistemas productivos, además de sus creencias, sus mitos, sus costumbres”, define el autor.
La historia del Huarpe, el antiguo habitante del desierto en la región cuyana, dueño desposeído de un territorio recostado sobre la Cordillera de los Andes, es un caso típico de pérdida casi total del patrimonio social y de la identidad étnica y cultural de un pueblo. Lamentablemente, esa historia del Huarpe no es nada distinta de lo ocurrido con el pueblo Querandí, del que parece que nadie habla, pero que habitó el suelo del actual territorio de la Ciudad de Buenos Aires y la región metropolitana, que marca el centro de la vida social y económica de los argentinos. O del pueblo Charrúa, nombre que sólo queda como una forma agradable de llamar a los hermanos uruguayos, aunque su dominio territorial incluyó Uruguay y parte del territorio argentino.
“Hay que recordar también al pueblo Timbú, al Mocoretá, Quiloaza, Calchín, en tierras actualmente de Santa Fe, por citar algunos otros pueblos olvidados en otras geografías de nuestro país. En 1894, Bartolomé Mitre citaba que en territorio argentino hubo familias lingüísticas de otros pueblos como el de los Lules, el Pilagá, el Chané, el Abipón, Noctén, Gës, Tehuelche, Yaghan, Guaycurú, Tonocote, Ona, Alacaluf, Huemul, Chono y otros virtualmente aún hoy desconocidos” explica Ricardo Sarmiento.
Afirma también que “es una curiosa ironía de la comunicación que muchos de nuestros centros urbanos se presentan en los medios virtuales por su nombre, flora, fauna, economía o atractivos turísticos, pero son pocos los que recuerdan a estos pueblos nombrados así, en estas pocas líneas, como un leve homenaje de la frugal memoria contemporánea”.

Atención Editores: Por información adicional contactar a Ricardo Sarmiento Email: sarmiento@srsur.com.ar Cel.: +54911 50252959


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